Se me ha escapado del alma la cercanía de Dios…

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Por: Jesús Vallejo Mejía

Así reza un verso de ese tangazo de Torre Ríos y Schiamarella que titula “Sin embargo no estoy triste”. (Vid. Sin embargo no estoy triste. Tango (1945) (todotango.com); (352) FRANCISCO CANARO – ALBERTO ARENAS – SIN EMBARGO NO ESTOY TRISTE – TANGO – YouTube).

Es lo que ha sucedido entre nosotros, al tenor de la entrevista que le hizo Yamid Amat hace poco a Mgr. José Luis Rueda a raíz de su nombramiento como nuevo cardenal (Vid. Monseñor José Luis Rueda, nuevo cardenal de Colombia: “Volvamos a la ley de Dios espiritual” – Canal 1).

Es un hecho deplorable. El nuestro, que antaño se preciaba de ser un país católico, se ha descristianizado a punto tal que hoy por hoy se le ha escapado del alma la cercanía de Dios.

El repaso del Decálogo que efectuó Mgr. Rueda en dicha entrevista muestra hasta qué extremo ignoramos y hasta rechazamos la presencia de Dios en nuestras vidas.

Ese ateísmo se manifiesta de distintas maneras. Está el ateísmo práctico, que no ignora a Dios, pero lo considera intrascendente, como una entelequia remota que poco o nada tiene que ver con nuestras vidas. Es lo que resta del deísmo de los siglos XVII y XVIII, tal como lo profesaban Voltaire y sus seguidores. Pero hay otros ateísmos más radicales, que no sólo lo niegan, dándole la espalda, sino que lo combaten. Lo han erradicado del ordenamiento jurídico y, no contentos con ello, aspiran a expulsarlo del ideario colectivo. Pretenden eliminarlo del ámbito cultural.

Recuerdo un escrito de uno de nuestros más preclaros pensadores, René Uribe Ferrer, en el que observaba que el ateísmo más extremo y quizá más consistente es el de Sartre, quien consideraba que la idea de Dios entraña un imposible metafísico (un En sí que a la vez es un Para sí), a la vez que una incompatibilidad insalvable con la libertad humana. Al tenor de estas consideraciones, se ha impuesto un humanismo que proclama la divisa Homo Homini Deus (“El hombre es un dios para el hombre”).

Es una divinización del ser humano del todo contraria a la que predica la mística cristiana, tal como puede verse en la admirable obra de Claude Tresmontant. Vid Citas de Autores Cristianos (citasautorescristianos.blogspot.com).

Como bien lo dijo Chesterton, «Cuando los hombres ya no creen en Dios, no es que no crean en nada, es que se lo creen todo».

Ya lo han dicho otros: el hombre se define por aquello en que cree. Y si Dios desaparece de su horizonte espiritual, otras cosas de suyo contingentes entran a sustituirlo y tratar de darle sentido a su existencia.

El primer mandamiento del Decálogo es profundo: “Amar a Dios sobre todas las cosas”. Si prescindimos de Él, otros objetos intentarán reemplazarlo, aunque sin éxito, como bien lo vio San Agustín. Nuestra codicia nos domina y se desparrama sobre toda clase de objetos que no alcanzan a saciarla: gloria terrenal, sexo, dinero, poder, placeres, etc. Según lo recuerda Mgr. Rueda citando la Biblia, ella está en la raíz de todos los males. Vid. 14 versículos bíblicos sobre la codicia | Coalición por el Evangelio (coalicionporelevangelio.org)

En una tertulia reciente con varios amigos muy apreciados llegamos a la conclusión, después de examinar a vuelo de pájaro el ambiente espiritual de nuestra patria, de que nos rodea un clima moral enrarecido. Ya lo recordé hace poco en un escrito titulado “La Caldera del Diablo”: el hedor en las más altas esferas del poder es insoportable. A quien manda en la Casa de Nariño lo acusan de alcohólico y cocainómano; su consorte dice que los masajes le sientan mejor si los acompaña la marihuana. Y nadie sale a desmentirlos.

Estuvimos a punto de elevar a la categoría de derecho fundamental el supuesto consumo recreativo de la yerba maldita. Y la Revolución Sexual, destructora de la familia y las buenas costumbres que cimentan el orden social, marcha a pasos agigantados. Basta con observar que un medio que antes era conservador, como El Colombiano, se ha convertido últimamente en adalid de la causa abortista y promotor de las consignas LGTBIQ+.

Si bien la caridad cristiana nos aconseja comprensión y prudencia al tratar sobre las orientaciones sexuales que se alejan de las pautas fijadas por la propia naturaleza, no podemos dejar de señalar que están obrando unas tendencias verdaderamente disolventes, impulsadas por el orgullo que caracteriza al Príncipe de las Tinieblas. ¡Cómo gozará viendo las calles repletas de quienes se jactan a voz en cuello de su sodomía!

“Camino de Guanajuato” es una preciosa canción ranchera que se duele de que por allá no vale nada la vida (Vid. Camino de Guanajuato LETRA – José Alfredo Jiménez – Musica.com). Ello sí que resulta bien cierto en nuestra adolorida patria colombiana, que está plagada de bandas criminales a las que ahora por resolución presidencial hay que tratar muy delicadamente como respetables organizaciones armadas que ejercen la rebeldía, que es también rasgo distintivo del Ángel Caído.

Insisto en que, tal como lo escribí hace algún tiempo, estamos bajo el sol de Satán.

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