Palabras del Presidente Gustavo Petro en el Acto de Conmemoración del Sexto Aniversario de la Firma del Acuerdo de Paz ‘Renace el Acuerdo para la Vida’

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Bueno, se conmemoran seis años de un Acuerdo de Paz, tiempo suficiente para hacer una evaluación con las discusiones que se suscitaron en el país, al comienzo, durante, esas negociaciones con la discusión que surgió en las campañas electorales durante estos seis años, una que hizo elegir al Presidente Duque, otra que me hizo elegir a mí, en seis años ha pasado eso, un cambio político, una especie de péndulo real.

El primer comportamiento de la sociedad colombiana fue contra el acuerdo, el segundo comportamiento ahora tiene que ver con implementarlo.

Quizás la sociedad colombiana descubrió al cabo de estos años la importancia real de la paz; descubrió al cabo de estos años la importancia real de una transformación tanto de la política como de la sociedad, como de la economía del país. En estos años por razones quizás diferentes a la de cualquier excombatiente de las Farc, la sociedad misma en su mayoría aprendió que no se puede seguir viviendo como estamos, que el país no va a buen puerto si continúan las estructuras de desigualdad que nos llevan a la violencia, las estructuras de la exclusión de la sociedad que nos llevan a la violencia, las estructuras de una economía que incluso es mundial, que nos llevan a nosotros a la violencia.

En la COP 27 se estaba discutiendo un tema que llaman allá de pago de daños y pérdidas por razones de una crisis climática provocada por los países más ricos de la tierra, que nosotros hoy estamos sufriendo, no es, sino que salgan de esta ciudad para cualquier punto cardinal que no sea el mar y encontraran los episodios de crisis, centenares de miles de personas que sufren hoy todos los días con el agua en sus casas, aguas contaminadas sin producir desde hace diez meses como en el caso de La Mojana, en sus propias tierras inundadas.

Si evaluáramos todos esos daños y perjuicios y saliera una cuenta y se la transfiriéramos a quienes han producido eso, que no somos nosotros, no es ningún colombiano, ninguna colombiana, que es ni más ni menos el nivel de vida y los estándares alcanzados por personas, sociedades, sectores de esas sociedades que habitan en Estados Unidos, en Europa occidental, en Japón, que viven mucho mejor que nosotros, pero que para lograr esos niveles de confort y del nivel de vida utilizan enormes cantidades per cápita de carbón, de petróleo y producen esta transformación atmosférica que hoy tiene a nuestros campesinos bajo el agua.

¿Dónde está la compensación?, Una de las mayores injusticias sociales del mundo en crecimiento, podría recordarnos la esclavitud, como la última, las conquistas colonizadoras quizás, cuando por ir por materias primas condenaban a los pueblos a no tener independencia, esta es una y va en crecimiento porque estuve en la COP 15 en el año 2015, en Paris, ¿Esa fue la COP cuál?, Ya no me acuerdo el número, y ahí se prometió un fondo de 100 mil millones de dólares al año, al año, y Colombia no ha recibido u dólar de esos y ya llevamos varias crisis climáticas. Y así es posible que suceda hacia adelante, solo que estas afectaciones de puntuales cada vez van a ser más generalizadas de evidentes y físicas como las que estamos observando, vamos a ver también invisibles que nos van matando más, por ejemplo, los virus, hubo una especie de comienzo de extinción de la vida humana sin que pareciera que hubiera un cambio real de la política mundial, al contrario, nos invitan a participar en una guerra, como si la guerra fuera el episodio que ayudaría a concentrar nuestra opinión y no este problema de la inmensa desigualdad que se está produciendo en el mundo a partir de la crisis climática; el hambre que ya lleva miles de millones de personas que se está produciendo por esta crisis climática, parte de el en Colombia.

Tenemos más hambre que nunca.

Que está produciendo la necesidad o de ser conscientes de que los pueblos del Tercer Mundo o del mundo en desarrollo como queramos llamarlo, estamos siendo mirados como pueblos desechables. No importamos.

Por tanto, la crisis climática y los daños producidos sobre nosotros no son pagables.

O hay que cambiar el sistema financiero mundial. O una de dos: o el mundo rico deja de consumir petróleo y carbón.

Ese es el problema de la coyuntura de hoy.

Y en medio de eso está nuestra violencia, nuestros problemas particulares.

Esa violencia también está articulada a problemas mundiales. No solamente ya se derivan del aumento de la pobreza y del hambre, producto de la crisis climática en Colombia, sino que se derivan de políticas específicas del orden internacional, que nos están haciendo matar entre nosotros: las drogas.

Naciones Unidas, las Convenciones, ¿qué han dicho? Que tales sustancias están prohibidas en el mundo y, que, es lógico y legítimo enfrentarlas incluso, desde el punto de vista militar.

La guerra contra las drogas ha dejado 1 millón de muertos en américa Latina, la mayoría colombianos.

La terquedad de no reconocer su fracaso, de mantener una prohibición hace que las mafias cada vez más poderosas se vayan quedando con territorios, con países, desestabilizando cualquier proyecto democrático, matando la producción real.

Porque la ´enfermedad holandesa’ de la que hablan los economistas no solo opera frente a un boom de exportación de petróleo sino también a un boom de exportación de cocaína.

Por eso nuestro aparato productivo cada vez más raquítico en la agricultura, en la industria.

Y el incentivo, la especialización del país tanto en combustibles fósiles, como en cocaína va generando unos mecanismos, sobre todo, por esta última, que nos va hundiendo en la barbarie y en la violencia.

Y que ya no es a escala colombiana, es a escala americana.

Y que aún tiene unas consecuencias aún todavía más perversas y terribles, y es que, si en el mismo lapso midiésemos este millón de muertos latinoamericanos aquí a 50 años, y lo proyectáramos con los muertos por sobredosis por Fentanilo que es una droga legal en los Estados Unidos, usada ‘ara anestesiar, para fuertes dolores, pero en los próximos 50 años estarían muriendo 5 millones de miembros de la sociedad estadounidense.

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Entonces, no se concentran en el Fentanilo, se concentran es en la cocaína; porque permite una dominación de Colombia y de América. Fentanilo no es de Colombia ni de América. Mata muchísimo más pero no es el producto de una política concentrada llamada guerra contra las drogas, que si es el objetivo sobre nosotros.

¿Hasta cuándo aguantamos nosotros eso?

¿Hasta cuándo Colombia renuncia a sus posibilidades de pacificación y de desarrollo nacional? Simplemente, por estar articulada a una política fracasada. Que no se reconoce que está fracasada.

¿Hasta cuándo seguimos metiendo a los campesinos a la cárcel, fumigándolos?

¿Hasta cuándo los jóvenes en la baja cadena de la mercantilización de narcóticos se siguen llevando a las cárceles?

¿Hasta cuándo vamos a ver una isla como San Andrés con 400 pilotos de barco, jóvenes, metidos en las cárceles de los Estados Unidos?

¿Hasta cuándo van a llenar las cárceles de los Estados Unidos de negros?

¿Hasta cuándo vamos a mantener un tipo de política antidrogas que está llevando a toda América a una crisis democrática y a un colapso de la vida? ¿Hasta cuándo?

Pues esto, que es el contexto en el que nos desenvolvemos es si nosotros planteamos una idea de la paz. Una búsqueda nacional de sacarle el cuerpo a lo que el mundo quiere que siga siendo nuestro orden natural: la violencia.

Cuando recibimos delegaciones, ayudándonos a salir de la guerra, a veces dejamos por fuera los contextos de la guerra, si podemos financiar una serie de programas aquí puntuales, aquí están escritos, son parte de los Acuerdos de paz hace 6 años firmados.

Pero la evaluación de estos seis años del Acuerdo de Paz, es que la guerra continuó, es que no hubo una paz total. Es que si, una organización, la más antigua en términos de insurgencia armada dejó las armas, como insurgencia dejó de existir, pero la violencia sigue afuera. Entonces, cómo logramos realmente la paz, por qué se puede hacer un acuerdo de paz parcial y aún sigue la guerra perpetua, por qué se transforman las formas de la violencia sin darles un final.

Situación del Putumayo

Lo que observamos en el Putumayo, que dice ser, según las informaciones que hay un enfrentamiento entre las mal llamadas disidencias, es la utilización del ser humano como un ser desechable, es mercenarios pagos que, no importa en qué número se matan entre sí con tal de controlar un territorio. Es una transformación completa de ideas que estaban por allá hace décadas, pesadas en términos de una revolución armada, como en otras partes del mundo de había hecho. Es decir, una captura del poder para la transformación de la sociedad. Algunos dirán, con las armas no era, pero esa era la idea.

Ahora es simplemente el control de una ruta, la que va hacia el Ecuador. De controlar el poder, de luchar por el poder a luchar por una ruta.

Esa transformación mental que implica niveles de barbarie muy superiores en la violencia colombiana. Que no está en un lugar, que se ha venido expandiendo por donde haya rutas, cada vez hay más. Producto de qué, de un precio altísimo de la cocaína que es un producto de una prohibición por no llevar el dinero a la prevención, como hicimos nosotros con el cigarrillo. Cuántos de aquí fumamos cigarrillo y no está prohibido.

Por qué no se hace eso mismo con la cocaína. Se reduce su consumo casi a cero a partir de la educación y prevención, del cambio de la sociedad que permita que el ser humano pueda vivir más feliz. Porque ese es el verdadero antídoto contra la drogadicción, ser más feliz, tener más afecto. Los colombianos no somos culpables que esos vacíos se estén presentando en las sociedades más desarrolladas, que ya no generan afecto, que ya no generan felicidad en el ser humano por una sola razón, porque los pusieron a competir como caballos para producir más, ser más eficaces y eficientes y eso es lo que lleva a la drogadicción y la drogadicción a la prohibición y la prohibición a que nos matemos.

No es el camino, en mi opinión, el más pertinente. Pero tiene que ser evaluado porque Colombia sigue en conflicto armado y porque queremos hacer una paz total.

Desde el punto de vista colombiano indudablemente una paz total tiene que ver con el cumplimiento de lo ya firmado. Si un Estado incumple su palabra es un generador de violencia. Y se dedicó una fracción política del país a incumplir desde el gobierno lo pactado. Lo que yo he encontrado en realidad es la intención premeditada para no cumplir los acuerdos de paz firmados hace seis años.

Y eso genera violencia cuando el contexto internacional la permite. También el contexto internacional es un generador de violencia. Si ambas cosas se juntan pues lo que tenemos en el país es violencia.

Lo del Putumayo, la demostración de la transformación de esa violencia a formas cada vez más bárbaras, a formas que nada tienen que ver con la política como proyecto, sino que tienen que ver con la política mundial y con la política nacional respecto a toda una nación. Si la condenamos a la guerra perpetua, si la condenamos a la desigualdad perpetua, si la condenamos a especializarse en un producto que solo puede generar barbaries exclusivamente por prohibición política. Definitivamente nuestros esfuerzos de pacificación se pueden estrellar contra la barbarie si los tiempos de la barbarie son los que se van imponiendo por no hacer las correcciones adecuadas.

Primera corrección adecuada es cumplir este acuerdo de paz. Este acuerdo de paz vale un dinero. Aquí podemos Presentar unos hechos que me los han escrito pero que para mí son absolutamente marginales.

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Hicimos un crecimiento del presupuesto para el año que viene, que había presentado el anterior gobierno por normas legales. Sustancial, diríamos algunos, la Agencia de Tierras tiene un crecimiento del 261% del que presentó Duque al que finalmente se aprobó en octubre, uno diría estamos cumpliendo, quién puede presentar una cifra así de grande, si es en la Agencia de Tierras es porque queremos hacer una reforma agraria, no es por más.

Creció en la Agencia de desarrollo que es otra de las instituciones generadas por el proceso de paz, el presupuesto 176% de lo que iba a ser el año entrante a lo que va a ser, aún crecerán más con las adiciones presupuestales que se programan a raíz de la aprobación de la reforma tributaria.

Creció el presupuesto de la Unidad de Restitución de tierras un 65%, creció el presupuesto de la Unidad de víctimas un 19% y la JEP un 14%, en realidad nos estamos concentrando en cumplir dos aspectos fundamentales del acuerdo, la reforma agraria punto uno y la política de drogas de manera diferente a lo que el mundo nos impone.

Haremos más estadísticamente, pero yo tendría que decirles esto no es nada, esto no es un avance, no es un avance porque decir 261% depende de la base desde la que contamos, decir 176% depende de la base desde la que contamos, podría engañar periodistas y opinión pública, servirían estas estadísticas para engañar a la sociedad, porque el punto del que partimos es mínimo, no es nada, partimos de la decisión del presidente Duque de no cumplir el acuerdo de paz.

Y, por tanto, de niveles muy inferiores de los que se necesitaban para cumplir el acuerdo de paz.

De hecho, el que las instituciones del acuerdo de paz estén en su mayoría en un departamento administrativo que es el de la presidencia y no en el Gobierno que es el que maneja el presupuesto, ya era el indicador de que no se iba a cumplir el acuerdo de paz.

Una sola vía en un PDET, en una zona PDET puede costar más de lo que tiene el DAPRE en esa institución, muchísimo más, una sola vía. El punto uno de reforma agraria, tres millones de hectáreas compradas a precio comercial, si son fértiles que es de lo que se trata, porque si son desiertos no es de lo que se trata y sería un engaño o cambiar como hacían varios congresistas del anterior Gobierno titulación por reforma agraria.

Titular la selva amazónica, las reservas indígenas, las hacían equivaler como uno que fuera parte de la reforma agraria de Colombia, cuando allí no se pueden producir y dos, decir que los indígenas eran terratenientes porque tenían decenas de millones de hectáreas cuando lo único que estaban haciendo era cumplir un servicio a la humanidad cuidando la selva amazónica, sin que eso representase en sí mismo ningún tipo de ingreso, que tampoco el mundo con algunas excepciones ha querido reconocer.

Que salvar la selva amazónica significa hoy por hoy el segundo o el tercer punto en importancia de solucionar la crisis climática del país no, del mundo. Aquí partimos de nada, esos tres millones de hectáreas al precio comercial valen 30 a 60 billones de pesos, que en dólares a 5.000 la tasa de cambio todavía les regalamos ese, a 5.000 son 6.000 a 8.000 millones de dólares a la tasa de cambio actual.

6.000 a 8.000 millones de dólares, ¿cuánto hay en el presupuesto?, ¿cuánto ha existido en los presupuestos durante estos seis años para financiar la Reforma Agraria en Colombia?, nada, no ha influido nada, claro nosotros elevamos al 261% pero es que el punto de inicio es nada, no tenemos los 6.000 millones de dólares, no tenemos los 8.000 millones de dólares.

Ya cuando hable de este tema se me dijo, no es que rompe el marco fiscal y entonces si iban a poner un marco fiscal restrictivo para no cumplir el acuerdo de paz porque no dicen de frente que no quieren cumplir el acuerdo de paz, ya se nos dijo que si yo quería comprar estas tierras con títulos de deuda pública que es lo que ha hecho todo el mundo, para hacer sus propias reformar agrarias, entonces se iba a desplomar el mercado de los títulos e iba a condonar al país a un colapso económico, es decir lo que nos están diciendo aún hoy es que no se quiere cumplir el acuerdo de paz.

No se quiere hacer esta reforma agraria, les tocó a las agremiaciones de la derecha dar el primer paso, quizás bajo unos cálculos diferentes a los nuestros, fue Fedegán el que propuso que estaba dispuesto a vender a precio comercial, ese precio comercial tiene toda una historia, las tres millones de hectáreas de tierra fértiles que hoy bajo ganadería extensiva podrían ser el punto 1 del acuerdo de paz firmado con las FARC.

No fue la ANDI la que lo dijo, no fueron los industriales, no fue el empresariado más innovador del país, fue el de más atrás ideológicamente, el qué se atrevió a dar un paso.

Una paradoja en la historia en realidad, porque yo esperaba que fueran los industriales los que dieran ese paso, porque les interesaría una reforma agraria en Colombia, eso dice la teoría, pero no fueron los mismos terratenientes, los que dieron el paso y no los industriales.

Ese es un paso que, combinado con otro tipo de política, sobre las drogas, que yo trato de, digamos de navegar en medio de una tormenta, porque al final, lo cierto es que, si las drogas que se producen en América Latina, fuesen, dejasen de ser criminalizadas, y fuera de enfrentadas de una manera más eficaz en su consumo por la prevención y la educación, pues aquí había paz, aquí habría paz y sería rápida.

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Eso que yo llamo la Paz Total sería así, porque no habría razón de tener, no habría ni con qué tener ejércitos privados en las regiones, ni se convocaría y no tendrían como convocar a la juventud a la barbarie, ni se desarrollarían esas estructuras poderosas y armadas que están conquistando, incluso territorios en toda América.

Ni tendríamos los niveles de represión sobre el campesinado y una fórmula de una filósofa muy famosa, como Hannah Arendt, se podría volver realidad en Colombia.

Y es que las naciones sólo se crean cuando los campesinos levantan la bandera nacional, recordando la historia de Estados Unidos y de Europa occidental, pues el campesinado sería parte de nuestra sociedad y no objetivo y enemigo interno de la sociedad.

Porque podríamos decir democracia y equidades, y podríamos tener agricultura industrial, y por tanto necesidades de conocimiento si seríamos otra nación, sería tan fácil.

Pero se vuelve tan ilusorio, porque este tipo de política no se provoca a nivel mundial. La Paz Total en Colombia implica un cambio político mundial, compañero (Carlos Ruiz) Massieu. (Representante Especial del Secretario General y Jefe de Misión de la ONU.

Así de simple, igual que la solución de la crisis climática implica un cambio de política mundial, tanto del lado de la emisión como del lado de la adaptación, bajen la deuda para que podamos tener dinero para hacer las carreteras que se han destruido en Colombia por la crisis.

Si yo pago menos, puedo tener un dinero para arreglar el problema que ocasiona la crisis, claro, eso implica que todos los países tengan esa posibilidad, y eso implica un cambio del sistema financiero mundial.

¿No cambian tasa de interés, por estabilidad climática, no cambian prevención en las drogas por mantener una venta de productos químicos y de armas? Pues el resultado es violencia, colapso, el resultado es desigualdad, el resultado es falta de perspectivas.

Aún Colombia tiene una reserva económica para sustentar la financiación de su propia paz, no es suficiente, aún podemos dar unos pasos adelante en el cumplimiento del Acuerdo de Paz.

Aún podemos intentar que de los ingresos Corrientes de la nación, lo que pago que me parece un absurdo, tengamos que sacar un dinero para comprar tierras para entregarle a los campesinos, y no a partir de títulos de deuda pública, en donde el propietario de la tierra se convierte en deudor, en deudor, no en acreedor, pero se puede ir pagando esa tierra en la medida en que decidan volver efectivo sus títulos del Estado, los pueden vender en el mercado secundario, sería un mecanismo mucho más eficaz para desarrollar la reforma agraria en Colombia, que se quiere impedir a toda costa.

Aún podríamos lograr que el campesinado, productor de hoja de coca, dejaste de producir la hoja de coca, si fuésemos capaces de producir esta misma reforma agraria, y salvar la selva amazónica.

Aún con esas dos políticas, la Reforma Agraria y la revitalización de la selva amazónica, podríamos construir la caja para sacar al campesinado de las cadenas del narcotráfico, y ponerla en las cajas de la cadena de la producción de alimentos, que necesita el mundo. Aún podríamos.

Pero si las circunstancias de prohibición se mantienen, y de guerra contra las drogas, las mafias serán cada vez más poderosas, y las mafias podrán destruir nuestras conquistas y nuestros logros, podrán trasladarse a otras partes de la selva amazónica, quizás a otros países intentarán cooptar los poderes políticos, porque tienen el dinero para ello, los poderes militares.

Intentarán cooptar e incluso hasta el mismo proceso de paz, es decir si no hay un cambio de política de drogas en el mundo, en relación, a las que se producen en América Latina las posibilidades de paz no se pueden sostener.

Y este es un mensaje que debe ser claro en el mundo, si quieren la Paz de Colombia, y nosotros sí que la queremos, hay que cambiar políticas mundiales.

Y América Latina tiene que conjugar sus esfuerzos para cambiarlas porque la voz de Colombia puede que no se escuche, la voz de América Latina junta puede que se escuche mejor.

Pero la voz de América Latina junta que ha sufrido un millón de muertos, y que hoy está padeciendo cada vez más de violencias, la violencia colombiana está en el Ecuador, está en Venezuela, está en Brasil, está en Haití, está en Honduras, está en El Salvador, está en México, está en Baltimore, está en San Luis, está en Nueva Orleans, y esa no es colombiana es americana, para para lograr que esa violencia se detenga, ustedes tienen que cambiar su política.

Y este diálogo con la comunidad internacional, en mi opinión, debe ser en estos términos. Porque si no puede ser una hipocresía. Ayudamos en unos aspectos puntuales pero lo que determina la violencia sigue manteniéndose, y si sigue manteniéndose, entonces nosotros vamos sumando muertos, y Colombia no quiere sumar más muertos.

El compromiso de este Gobierno es cumplir el Acuerdo de Paz con las Farc, y llevar a negociaciones que también implicarán transformaciones de la estructura económica y política del país, hacia los otros actores de la violencia en Colombia.

El cambio se impone en Colombia si queremos paz, pero si queremos que esa paz perdure el cambio se impone en el mundo, el cambio es necesario en el mundo.

Bueno, gracias por haberme invitado a estos 6 años de conmemoración del Acuerdo de Paz con las Farc. El compromiso de la Paz sigue vigente, y el compromiso del Presidente de la República con este proceso de paz, se volverá no solamente vigente sino real, todos los días de nuestro gobierno.

Gracias, muy amables.

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