“Mi Blanquita: un adiós lleno de amor y gratitud”

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Por: Aldrin García Balvin

Hoy amaneció un día más brillante, pero mi mundo se volvió inexplicablemente más oscuro. Hoy, mi amada madre y abuela, Blanca Ligia Gutiérrez Gallego, a quien yo llamaba cariñosamente «Blanquita», cruzó el umbral del cielo y se reunió con mi padre. Aunque mi corazón está lleno de angustia y lamento, hoy deseo honrarla y agradecerle por ser el faro de luz y amor en mi vida.

Blanquita era mucho más que una madre para mí; era mi guía, mi confidente y mi modelo a seguir. Ella me enseñó todo lo que sé y me dio el regalo más preciado de todos: su sabiduría. Las enseñanzas que compartió conmigo han moldeado mi carácter y mi vida, y siempre me quedarán grabadas en el corazón.

Era una mujer fuerte, valiente y decidida, cuyo espíritu batallador siempre resplandeció. La adversidad y los obstáculos no eran más que desafíos para ella, y los enfrentaba con una determinación y valentía que me asombraba. Blanquita fue una guerrera en cada sentido de la palabra, y su fortaleza ha sido mi inspiración durante toda mi vida.

Hoy, al despedirme de Blanquita, siento como si una parte de mí también se hubiera ido con ella. Pero también sé que una parte de ella vive dentro de mí, en las lecciones que aprendí, en las memorias que compartimos, en el amor que siempre me brindó.

Hoy, le digo adiós a la mujer más importante de mi vida. Pero aunque ya no esté en este plano terrenal, sé que sigue conmigo. Desde el cielo, ella y mi padre me protegerán, me guiarán y me cuidarán, tal y como lo hicieron durante toda su vida.

Blanquita, mi querida madre y abuela, a ti dedico estas palabras llenas de amor y gratitud. Te extrañaré con todo mi ser, pero también celebraré tu vida, tu fuerza y tus enseñanzas. Seguiré adelante con tu valentía en mi corazón, tu sabiduría en mi mente, y tu amor envolviéndome siempre.

Gracias, Blanquita, por todo lo que me has dado, por todas las lecciones que me has enseñado, y por el amor incondicional que siempre me mostraste. Aunque hoy mi corazón está roto, también está lleno de agradecimiento y amor por ti. Descansa en paz, mi amada Blanquita. Siempre vivirás en mi corazón.

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