LOS GRANDES CÍNICOS

Columnistas
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Por: Federico Senior

Cada vez que me toca recorrer la Autopista Norte de Bogotá, confieso que se me revuelven los intestinos, pienso en el Señor Enrique Peñalosa, en su cinismo descomunal, en su desfachatez, en su prepotencia y en su inconmensurable suerte y, es que nada más con ver la calzada de la vía, una colcha de retazos de parches y remiendos que durante más de veinte años hemos tenido que pagar los capitalinos por el desastre que fue la construcción de la primera troncal de Transmilenio, no logro entender como es que este Señor no ha sido enjuiciado por su responsabilidad en este verdadero horror. No toco aquí el tema de Transmilenio, esa es harina de otro costal (que, de peor manera, sentenció a la Ciudad a padecer el peor sistema masivo de transporte), me limito aquí a la obra en sí; no ha habido una sola multa para el constructor, no ha habido ninguna sentencia, ningún castigo para el alcalde de la época, no ha habido nada, como si lo que pasó, pasa y seguirá pasando, hubiera sido un hecho menor. Cínico, es el más suave adjetivo con el que se puede calificar a Peñalosa, como es posible que este personajucho, paradigma de la mediocridad, siga saliendo a diario en los medios, a dictar cátedra, a calificar a sus enemigos de tramposos y ladrones, el horror, la fehaciente muestra de que es la nuestra, una sociedad podrida, en donde la impunidad campea y el cinismo de los pillos es evidente y repugnante.

Ni se diga del ultra nefasto Ernesto Samper, por pura dignidad y, ya que tuvo la suerte de tener la mayoría en el Congreso y que la ridícula Comisión de Acusaciones de la Cámara liderada por el títere de Heyne Mogollón, no permitieron que se le tocara un pelo al “Bojote”, por dignidad repito, debería irse a vivir en la clandestinidad, debería omitir cualquier aparición pública, debería evitar que su gangosa y repulsiva voz se oyera en los medios, ¿Cínico?, no encuentro una palabra mas fuerte para calificarlo, el Elefante más gordo del planeta le paso por detrás de la almohada y él sin remilgo alguno solo se atiene a decir “Todo fue a mis espaldas”, que bestia. Por dignidad repito, debería evitar aparecer en público, debería esconderse por allá en el Amazonas y no volver a aparecer jamás.

Y no sé si el tercero en mención, sea el más o, el menos, es que si los pusiéramos a concursar, creo que habría un triple empate en el primer lugar del cinismo descarado, me refiero al Ex Presidente Juan Manuel Santos, traidor, primero que todo, tránsfuga (muy a lo Roy), sanguijuela del Estado, mentiroso, ladino, lambón, repugnante (igual o más que los dos anteriores), se pasó por la faja a nada más ni nada menos que a la democracia, en un hecho fundamental para ella: una elección, el triunfo del “NO”, fue tan contundente como lo fue el de Petro, por pocos votos, si, pero triunfo en final de cuentas, pero tal hecho al gago Santos, bien poco le importó, impuso su voluntad, se compró barato su Nobel, se jactaba a sabiendas de que mentía de grosera manera de ser el autor, el mentor y el ejecutor de un tratado que traería para siempre la paz absoluta al país, que grande eres mintiendo Juanma, que cínico eres, miremos no más en como estamos hoy, en el medio de una guerra más que declarada por decenas de grupos al margen de la ley, a un estado cuyo gobierno se niega a aceptar la situación de conflicto, pretendiendo que a base de otorgar prerrogativas a toda esa criminalidad, obtendrá lo que ellos hoy llaman “paz total”

Tres cínicos que nunca han pagado por sus fechorías y que nuestra sociedad, caracterizada por una increíble falta de memoria, les permite a ellos seguir teniendo escenario en la vida pública.

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