Por: Rodrigo Villalba Mosquera
Hoy toma posesión Gustavo Petro como el primer presidente de izquierda en la vida republicana en nuestro país, quien después de una polarizante compaña fue elegido el pasado 19 de junio, y por consiguiente hay una gran expectativa por sus propuestas electorales, unas que clama a gritos el pueblo colombiano y otras con temores de algunos sectores políticos y gremiales.
Las reformas aplazadas que se abordan con mucho entusiasmo son las de tipo social, en búsqueda de acortar la brecha en un país tan desigual. Su gobierno enfrentará enormes retos, frente a la situación crítica de inequidad y vulnerabilidad, pues cuatro de cada diez habitantes del país viven en la pobreza y casi 20 millones viven sin poder cubrir sus necesidades básicas de alimentación.
Ávidos estamos de una reforma agraria integral, reforma política y electoral, reforma al sistema pensional, entre otras; y hay una mayor expectativa por las reformas polémicas frente al sistema de salud con la eliminación de las EPS, y la transición energética anunciada que afectaría los nuevos contratos de exploración petrolera.
El nuevo gobierno tendrá el reto de conformar unas mayorías en el Congreso para garantizar las reformas aplazadas de origen gubernamental. Creo, será tarea fácil, conozco al Congreso por dentro y por fuera, donde una de sus vulnerabilidades es hacer honor a la independencia, soberanía y autonomía del legislativo.
Hay una propuesta de gobierno que creo precisamente por ser de izquierda el presidente, se le puede facilitar, y es el proceso de paz con los que todavía están alzados en armas, para lograr la pacificación completa. Hay ya un largo camino andado en el Gobierno Santos, pero tenemos derecho a vivir en un país pacífico y seguro. Si Petro logra la paz con los que aún están por fuera de la legalidad, tendría un punto muy positivo en el balance que presentará al final de la jornada. La Paz es un bien superior que ninguna sociedad civilizada puede renunciar.
Lo que es claro, es que las propuestas de Petro ganaron y vale la pena apoyarlo, construyendo condiciones e instrumentos jurídicos dentro del marco institucional de un estado social derecho. Creo que los sectores independientes y de oposición deben darle al gobierno un compás de espera y antes de tomar una posición hostil deben actuar con actitud propositiva.
La primera prueba de fuego será la reforma tributaria que se avecina, impactará sectores que tienen que contribuir con el recaudo en un país donde no hay cultura tributaria, tocando callos al desmontar exenciones y seguramente ampliar la base gravable. Quiera Dios que este nuevo cuatrienio presidencial desterremos la polarización, y sea de reformas, de justicia social, de estabilidad política y económica.
