La Barca de Calderón – Jorge Arango Mejía

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Por: William Calderón

La maravillosa epopeya

Hijo de Félix Arango Arango y Sofía Mejía Villegas, nieto de los Arango que participaron en la fundación de Manizales. Una placa de bronce esculpida con sus nombres y colocada en las paredes de la catedral da cuenta de la maravillosa epopeya. Huérfano de padre antes de los cuatro y de madre a los catorce años, quedó librado a su propia suerte, razón por la cual hubo de aprender a leer, escribir, sumar y restar, por sí mismo, como lo relata bellamente en sus memorias. El colegio San José de los Hermanos Maristas de Armenia le otorgó el título de Bachiller en los años cincuenta.

Disciplina

Después de cumplir el servicio militar en el Batallón Miguel Antonio Caro de Bogotá y salir avante del intento de aniquilar la capacidad de pensar y actuar como persona libre e independiente que allí se practicaba en esos tiempos como disciplina, ingresó a la carrera de derecho en la universidad Externado de Colombia, una casa de estudios donde se enseñan, además, los principios de la tolerancia, la formación para la libertad, las virtudes ciudadanas y la convivencia social. En el último año de su carrera le correspondió padecer los sucesos sangrientos de mayo de 1957 que fue el precio pagado por sus compañeros de todo el país para dar al traste con la dictadura del General Rojas Pinilla.

Su carrera

Terminados sus estudios universitarios fue designado por el Tribunal Superior de Manizales, juez del Circuito Civil de La Dorada. Pero a poco andar fue designado alcalde de Armenia por el Gobernador de Caldas, César Gómez Estrada, sin apenas cumplir 25 años. Posteriormente, una vez creado el departamento del Quindío, el Gobernador Ancízar López lo nombró Secretario de Fomento, Desarrollo y Obras Públicas y luego, fue el segundo Gobernador del departamento por designación del Presidente Carlos Lleras Restrepo.

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Ya en Bogotá

En 1983 el Gobierno de Belisario Betancur lo envió como embajador a la República de Checoslovaquia. A su regreso, desempeñó altos cargos directivos, con lujo de competencia, en la Federación Nacional de Cafeteros, hasta cuando la Asamblea Nacional Constituyente creó la Corte Constitucional, como máximo organismo guardián de la integridad y supremacía de la Constitución y Jorge fue elegido por el Senado de la República para integrarla como uno de sus nueve magistrados. Allí ejerció como juez justo e integérrimo sus importantes funciones y dejó brillante estela de sapiencia, profundidad y originalidad en la jurisprudencia, como indeleble contribución a la actualización y modernización de nuestro Estado Social de derecho; en reconocimiento a su labor, sus colegas lo eligieron Presidente de la Corporación, en tanto prodigaba sus saberes en la cátedra universitaria.

Ejercicio de su profesión

Años después volvería al ejercicio de su profesión, siempre con el mismo decoro, rectitud y éxito observados desde su iniciación como litigante. En ese campo impidió, gracias al profundo estudio de investigación sobre el derecho comparado que vertió en memorable demanda, que los congresistas colombianos fueran juzgados por su opinión y los votos emitidos en ejercicio de su labor legislativa, defendiendo así el derecho constitucional y universal a la inviolabilidad parlamentaria cuando la Sala Penal de la Corte Suprema pretendía pasar por encima de tan caros principios de la democracia liberal.

Vena de escritor

Su vena de escritor castizo deviene de parte de su primo Rafael Arango Villegas, el más alto exponente del género costumbrista en el Gran Caldas y de su pariente Silvio Villegas, el notable escritor y periodista manizaleño que, en asocio de Augusto Ramírez Moreno, José Camacho Carreño, Eliseo Arango y Gilberto Alzate Avendaño, conformaron el grupo de “Los Leopardos” que tanta resonancia tuvo en el Congreso de la República y en las plazas de Colombia.

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Humanista

Infatigable lector que pudo adueñarse por esa vía de una gran cultura humanística que lo hacía inmejorable conferencista sobre temas de la historia o de la literatura y sobre todo un inteligente contertulio que matizaba con anécdotas pertinentes su dialéctica impecable que lo colocaban en el centro de la atención de toda conversación. Su prolífica obra jurídica y literaria corre publicada en columnas en el Eje 21 de Manizales, la Crónica de Armenia, El Mundo de Medellín, La Nueva Frontera y El Tiempo de Bogotá.

Fuente nutricia

En primer lugar, “Derecho Civil, Personas.” Un tratado sobre la materia, producto de las lecciones dictadas en la Facultad de Derecho de la Universidad del Rosario, sirve de fuente nutricia para conocimiento de estudiantes, abogados y legisladores. “Las Palabras Maravillosas del Quijote”. Una extraordinaria enciclopedia que tras el modesto nombre de índice, destinado a invitar a los jóvenes a leer la magna obra, nos desvela las mejores virtudes, debilidades y miserias de la condición humana, para resaltarlas, a manera de parábolas, como enseñanzas para el buen vivir en sociedad.

Retazos de Historia Patria

Y su más reciente obra: “Retazos de Historia Patria”, donde destaca las nobles virtudes de sus antepasados, la estricta educación recibida en todos sus niveles, las vicisitudes padecidas en los importantes cargos desempeñados, una semblanza de los personajes que conoció o con quienes estuvo relacionado profesionalmente. En una palabra, una hermosa evocación de su entorno familiar y de su fecunda trayectoria vital que se convierte, aunados a otras de su autoría, en fuentes de consulta para quienes pretendan escribir sobre la historia contemporánea de Armenia, el Quindío y de la Colombia de ahora y de siempre.

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Talante

Para esbozar el talante y la personalidad del ilustre jurista y hombre de Estado que inició el viaje sin retorno, me valgo de lo expresado por el ex presidente Carlos Lleras Restrepo, su amigo, quien en una ocasión apuntó:…

“Fue un ejemplar Gobernador del Quindío y he tenido siempre su actuación como modelo de pulcritud, de eficiencia y de energía.” Y en otra, al expresarle agradecimiento por su amistad, el mismo ex presidente acotó: “Pero especialmente deseo expresarle mi admiración por las virtudes de su carácter, por su desinterés y su lealtad. Ya no es común encontrar en la vida, y sobre todo en el mundo político, gentes como usted.”

Volvió a su Manizales

A su inteligente, fiel y noble compañera de todas las horas, de quien dijo Jorge alguna vez: “Cuando quise formar una familia, volví a Manizales, tierra de mis mayores, y de sus jardines tomé la más bella de sus flores: María Lucía Isaza Londoño.” A sus hijos, Mauricio, Jorge y José Miguel Arango Isaza, a sus nueras y nietos, quienes prolongan con su conducta las virtudes de su estirpe, va el abrazo solidario de quien, lleno de admiración, se honró con la amistad de tan grande hombre.

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