Imprudentes en el poder

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Por: Raúl E. Tamayo Gaviria.

En uno de nuestros pueblos del Oriente antioqueño, región de donde salieron los colonizadores del Suroeste del Departamento y los que fundaron y poblaron los departamentos de Caldas, Quindío, Risaralda y el norte del Valle y el Tolima, nació también un señor cuyo nombre no quiero decir, porque salió mal librado, pues, viendo que los gallinazos y muchos otros pájaros más pequeños volaban, sin tener en cuenta que esas aves estaban dotadas de sus respectivas alas, dijo un día:

“Si un gallinazo vuela, yo por qué no volo.”

Y diciendo esto, se lanzó del segundo piso de su casa oriental.

Al caer, el hombre quedó con piernas y costillas rotas, pues no voló.

Pero hay quienes, con mucha preparación y formación académicas, llegan a ocupar altas posiciones de mando y gobierno, pero una vez en el poder, creen que las obligaciones que la ley estipula, no les pueden impedir sus decisiones, y firman o aprueban proyectos millonarios, que causan traumas en las finanzas públicas.

En el Congreso Nacional, por muy desacreditado que hoy aparezca por las conductas de algunos de sus miembros, se crean las leyes de la República con el objeto de que todo funcione bien.

Los parlamentarios de las dos cámaras, estudian y discuten las propuestas de ley que el Ejecutivo o los mismos parlamentarios lleven para llegar a ser leyes de la República, pero un vez aprobadas y sancionadas por el presidente de la República, si las Cortes no las objetan, son de obligatorio cumplimiento por todos los ciudadanos, incluidos los gobernantes.

Hoy tenemos dos exalcaldes de Medellín y exgobernadores de Antioquia, investigados por la Fiscalía y la Procuraduría, precisamente por no cumplir esas leyes, que obligan a todos los ciudadanos y a quienes están en el poder, con mayor razón.

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En estos días, nos recordaba el jurista y exprocurador José León Jaramillo aquella sentencia: “La mujer del César no solo tiene que ser honesta, sino aparentarlo”, refiriéndose a las conductas de altos mandatarios y magistrados que hoy tenemos condenados por corrupción en Colombia.

No es persecución política, la detención de Aníbal Gaviria Correa ni la investigación iniciada a Sergio Fajardo Valderrama. La Fiscalía General de la Nación y la Procuraduría encontraron comportamientos contra la ley, en actos de estos gobernantes en sus períodos de gobierno.

Firmar un contrato de miles de millones para construir un puente, que está prestando buen servicio, pero que se aprobó sin cumplir los requisitos de ley, adelantar millonadas de dinero, sin pólizas de garantías. Firmar un empréstito en millones de dólares, corriendo riesgos que se pudieron cubrir con pólizas de seguros disponibles en el mercado y de obligatorio requisito, fuera de un impedimento de su subalterna, secretaria de Hacienda, por ser accionista del Banco escogido sin licitación.

No es política, ni persecución, es que si no se castigan los delitos, nunca se cumplirá la ley. Gracias a Dios, que estos gobernadores tampoco vuelan. Y que tenemos fiscalizadores.

ÑAPA: Que el Señor resucitado nos ampare contra el virus y la impunidad

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