En búsqueda del Cristo Vivo: Más allá de los Sepulcros Vacíos

Columnistas
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Por: Aldrin García Balvin

La resurrección de Jesús es un evento que desafía la lógica y trasciende las expectativas humanas. Sin embargo, ¿cómo podemos encontrar al Cristo Vivo en medio de nuestras propias incertidumbres y búsquedas personales?

En los relatos evangélicos, encontramos a María de Magdalena y a un grupo de mujeres buscando al Crucificado en medio de la oscuridad del amanecer. Su búsqueda los lleva al sepulcro vacío, dejándolos desconcertados y llenos de interrogantes. ¿Dónde está Jesús? ¿Qué ha sucedido realmente?

La respuesta llega de manera reveladora: «¿Por qué buscáis entre los muertos al que vive? No está aquí. Ha resucitado». Este mensaje resuena hoy en nuestras vidas, recordándonos que el Cristo Vivo no puede ser encontrado en los lugares de la muerte y la desesperanza, sino en aquellos donde hay vida, amor y esperanza.

Para encontrar al Cristo resucitado, debemos hacer nuestro propio recorrido espiritual. Es esencial amarlo con pasión y buscarlo con todas nuestras fuerzas, pero no en estructuras religiosas muertas o en comunidades divididas por disputas superficiales. Más bien, lo encontraremos en aquellos lugares donde se vive según el Espíritu de Jesús, donde se construyen comunidades centradas en su mensaje de amor y reconciliación.

No podemos conformarnos con una fe estancada y rutinaria, sino que debemos buscar una relación viva y transformadora con el Cristo Vivo. Un Jesús apagado e inerte no es el verdadero Cristo resucitado, aquel que da vida y esperanza a quienes lo encuentran.

En esta temporada de Pascua, permitámonos buscar al Cristo Vivo en nuestras propias vidas, en nuestras relaciones y en nuestras comunidades. Abramos nuestros corazones a la experiencia de su amor y su gracia redentora, y permitamos que su resurrección transforme nuestras vidas de manera profunda y significativa.

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