EL PACTO DE BUENAVENTURA Y LA OPORTUNIDAD DEL PERDEDOR

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Por: Federico Senior

De todos es sabido lo que Juan Camilo Restrepo viceministro de desarrollo rural (nombrado comisionado de paz) y Juan Pablo Diaz Granados viceministro de relaciones políticas, lograron acordar anoche con el Comité del Paro de Buenaventura y que de hecho firmaron documento y todo, en el que quedaba consignada la liberación de los cargamentos con mercaderías indispensables, a saber, alimentos para humanos y animales, insumos médicos, combustibles y algunos otros más.

El Puerto está a lo UCI, lleno a reventar, los animales se mueren, no hay gasolina, en resumen la vía por donde circulan más del sesenta por ciento de las mercaderías que se importan y exportan, está sitiada de total manera, ese es el hecho, incontrovertible, el gobierno no tiene en este momento, ni la credibilidad, ni el apoyo, ni el poder, ni el criterio, para por los medios que consigna la Constitución destapar el tapón, el gobierno ha perdido de lamentable manera el real manejo del Estado, no lo tiene, no puede recuperarlo, esa es una verdad de a puño, la que es necesario que los funcionarios del Ejecutivo entiendan y acepten de dientes para adentro, en silencio se traguen el sapo, y con base en ello, actúen, intenten mostrar hacia afuera algo de gobierno, e inicien los diálogos con quienes hoy, en razón de la verdad y mostrada ésta en hechos tozudos e insoslayables, tienen el control del país, éste está en otras manos (muchas, desconocido cuantas) asidas las riendas tienen, lo saben y son de facto las que determinan hoy día cual es el estado de las cosas y, cual debe ser el cauce de las aguas, todo está dependiendo de ellos (un etéreo pero muy real “ellos”), son, a lo Hidra de Lema, un monstruo de cincuenta cabezas, que cada vez que le cortan una, le nacen dos, cada que en fuerte tono el presidente proclama decisiones contundentes “he ordenado a la fuerza pública, desbloquear las vías”, declaración que nadie le cree, ni él mismo, el asunto es el daño que ésta causa, pues corta una cabeza a la Hidra, y las dos que brotan viene cada una con exigencia nueva, así que toca aceptar los hechos, de no hacerlo, de no admitir que a merced estamos de fuerzas ocultas pero efectivas, y sino negociamos, vamos a seguir sitiados, ad portas de una crisis alimentaria, social y económica de insospechadas consecuencias.

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Seré breve: todo esto se debe a la magna estupidez, a la arrogancia y prepotencia, a la indiscutible inexperiencia de un pobre gobierno de deplorable laya, orquestado por la batuta de un aciago director abrumado por los resultados de su absoluta incapacidad de liderar a la nación, es innegable, somos las víctimas de la egoísta porfía de un gobernante que nunca supo gobernar, al menos no para el pueblo, para el país, porque para sus áulicos, vasallos y favorecidos, ha sido el mejor, el salvador como vociferan por ahí, los pocos que aún lamben sus botas (léase “crocs”).


Del otro lado del espectro un hombrecillo de aspecto casi que ridículo, de incuestionable habilidad, ha sabido usar su red para en el río revuelto, lograr una inmensa pesca, de subienda, feliz ve como se le sale el control del estado al medroso gobierno, propiciando la revuelta, azuzando el fuego de la ira, de un pueblo que se hartó de su clase dirigente y de manera hábil, casi que ladina, aparentar que es él quien lo controla todo, a sabiendas de que no es así, ojala y lo fuera, sabríamos al menos quien es el enemigo, nada peor que no saber contra quien peleamos, esa es hoy la situación, y no es una, son centenas de Hidras las que retan y con mucha facilidad están venciendo al establecimiento, a ese, que no representa el peor gobierno de nuestra convulsionada historia.


Si de estrategia supieran los del Ejecutivo, no se habría cometido el colosal error de hoy, cuando el cuasi púber ministro del Interior, Daniel Palacios (de muy dudosa reputación entre los contratistas del Distrito Capital cuando ejerció la Presidencia del Consejo), al en entrevista con Blu Radio, de muy clara manera desautorizar lo pactado por su subordinado Diaz Granados, increíble que un ministro y en este caso el que maneja la política, el puente entre los dos principales poderes del Estado, el Ejecutivo y el Legislativo, caiga en tamaña estupidez, lo coloquial reza “los trapos sucios se lavan en casa”, por favor, mil maneras tuvo para deshacerse del incesante bombardeo de los periodistas y, sino tenía idea que era lo que había firmado su pupilo, pues llámelo, pregúntele, insúltelo, bótelo, pero no le diga al mundo entero que desautorizaba a quien lo había estado representando. ¿Estrategia?, de eso nadie sabe en el gobierno, ha quedado como un cretino, como alguien que no controla a sus empleados, en una situación tan crítica, en algo tan delicado como la supervivencia de la economía de la nación, este bobalicón, sale con semejante desafuero.

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Pero el sainete no llega ahí a su último acto, no pasaron sino segundos, para que el ex presidente Uribe saliera lanza en ristre a devorar lo que de cadáver quedaba de Diaz Granados y de Restrepo, aduciendo que con ese documento se estaba cediendo el control del Estado, que se estaba “sustituyendo la autoridad legítima” como si ésta no hubiera perdido todo poder hace mucho, por su lado, el obcecado Vargas Lleras, cacareaba algo parecido, “El gobierno entrego el control y la soberanía del país”, en verdad no se en que mundo vive el “hombrecito del coscorrón”, pero bien parece que habita lejos, el control y la soberanía están perdidos hace mucho tiempo, mucho tiempo mi querido German.


La oportunidad del perdedor esta servida a la mesa, no se pueden seguir cortando cabezas, antes por el contrario, es necesario hacer acopio de humildad, sentarse a manteles con las hidras, apaciguarlas, ceder, si, ceder, no por cobardía sino por simple sentido práctico de las cosas, procurar que al menos el país recupere su movilidad, que la economía siga funcionando, es necesario que la situación llegue a estar en una especie de “statu quo” que las cosas sigan funcionando, igual es necesario que el gobierno se comprometa a cumplir con los pactos, a implementar las mejoras que aunque sean logros de los manifestantes, sean las justas, las que acerquen las orillas de la inequidad a distancias franqueables por la tolerancia y la concordia, el gobierno debe quedarse quieto, debe dejar de inventarse reformas criminales como las que se le hundieron, el gobierno debe dejar de acercarse al fuego, es más, debe apagar la antorcha, ojala le quede la experiencia que tuvo y que hoy todos sufrimos, de haberla acercado (la antorcha) al barril de pólvora seca del estado de inconformidad social y, que de inevitable manera, le explotó en la cara.

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La oportunidad del perdedor esta servida a la mesa, haciendo honor a la verdad, no creo que la aprovechen, seguirán echando leña al fuego, seguirán mostrando, aparte de su incapacidad de gobernar, las gruesas fisuras gobierno adentro, que evidencian una anarquía interna, mucho peor que la que reina en el país hoy en día, en donde solo tenemos en claro, que no tenemos gobierno y por ende, carecemos de orden y justicia.


Entretanto, nosotros los de la Sociedad civil tenemos ahí sí una gran oportunidad, la de encontrar un líder, alguien que represente al pueblo, alguien que pueda gobernar para todos, alguien que reordene el Estado, alguien que, por favor, no sea ni “el que diga Uribe” ni Gustavo Petro, ambos fatídicos para el país.

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