AMOR POR MEDELLÍN

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Por: Raúl E. Tamayo.

Conocí al doctor Carlos Raúl Yepes hace varios años, en la Base Aérea general Arturo Lema Posada, FAC, anexa al Aeropuerto José María Córdova de Rionegro.

Años más tarde, este dirigente renunció a la presidencia de Bancolombia y escribió un libro titulado “Por otro camino, de regreso a lo humano”.

Cuando me presentaron ante el importante banquero y dirigente del Grupo Empresarial de Antioquia, GEA, dijo:

–Yo conozco a Raúl y lo leo, solo que a veces no estoy de acuerdo con lo que escribe.

Yo le respondí:

–Para mí es un honor que me lea, tocayo. No se preocupe que muchos de mis lectores empiezan refunfuñando y acaban aplaudiendo.

En su libro “Por otro camino”, dice el doctor Yepes:

“Éramos 53 mil empleados. Por supuesto que no todos eran empleados perfectos, ni intachables. Tuvimos problemas a veces, y una de mis más grandes frustraciones, al salir de la empresa, fue que no siempre se aplicaron esos pilares de conversar, escuchar, controlar las emociones o dejar a un lado los juicios o los prejuicios”.

Tomo prestado el título de esta columna, “Amor por Medellín”, de una institución que quiero mucho, para felicitar al Honorable Concejo de Medellín, por haber estudiado con atención el proyecto de acuerdo presentado por la administración municipal para transformar el aeropuerto Olaya Herrera en una Empresa Industrial y Comercial del Estado, que después cambió para convertirse en un proyecto de trasladar el aeropuerto regional más importante del país, a tres municipios en los cuales ni el alcalde ni el Concejo tienen injerencia ni autoridad, con terrible perjuicio para Medellín y perjudicando a usuarios viajeros de muchas regiones.

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Admiramos a los H. concejales que “conversaron, escucharon y controlaron emociones” propias de una coalición política, antes de negar el perjudicial acuerdo. Eso es madurez política y “amor por Medellín”.

Los nombres de los concejales que trataron de aprobar el proyecto los recordaremos siempre, incluyendo a mis amigos Fabio Rivera, Carlos Alberto Zuluaga (conservador zurdo que votó por Aníbal Gaviria) y la esposa de mi amigo Néstor Hincapié, doña Marleny, no pensaron en Medellín, sino en sus recomendados. Estos concejales dieron mal ejemplo y los recordaremos negativamente en las próximas elecciones.

Los directivos del consorcio que tiene contrato vigente del aeropuerto, por diez años más, son conscientes de las limitaciones que este aeropuerto le causa al crecimiento en altura a Medellín y estarían dispuestos a estudiar reformas, pues su convenio incluye otros aeropuertos, como el José María Córdova, Los Cedros, pero ni el Concejo ni el alcalde de Medellín son los únicos voceros.

Aplausos para los doce H. concejales de Medellín que hicieron mayoría.

Ñapa: Estoy en contra de la reforma tributaria. Pero todos sabemos cómo terminan las “marchas pacíficas” en Colombia. Con destrozos, incendios, robos, heridos y muertos.

La marcha del 28 de abril fue prohibida por el Tribunal de Cundinamarca, por el peligro de la pandemia y los alcaldes la permitieron.

Las centrales obreras, Fecode, los políticos de izquierda que las impulsaron y los alcaldes que las permitieron, deberían ser judicializados. Imperdonables los ataques a la Policía Nacional

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