VIVES VS GABO, O LA SENCILLEZ VS LA PETULANCIA

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Por: Federico Senior

Chales Bukowski, El poeta maldito, estadounidense, nacido en Alemania, famoso por sus directas y francas frases, una de ellas “Nacimos aquí, donde las masas idolatran a los idiotas y los convierten en héroes ricos”, cuanta certidumbre tiene, aplicable a decenas y a centenas y a decenas de miles de personas que creen ser superiores, que creen que la fama y la fortuna son “per se” patentes de corso para menospreciar al resto de la humanidad.

En el mundo, sobran los prepotentes, gente asquerosa y repulsiva, en Colombia, de igual manera, los hay, los hubo y al parecer los habrá, larga es la lista, pero entre los más “notables”, mencionemos por ejemplo a: Shakira, Juan Pablo Montoya, Jota Mario Valencia, German Vargas Lleras, Claudia López, Francisco Barbosa (El ex fiscal), entre los menos “notables”, pero igual de repugnantes, por ejemplo: los “dizque” periodistas Héctor Riberos, Alberto Linero (ex cura, ex escritor, ex todo y hoy “dizque” periodista), Gustavo Gómez, Luis Carlos Vélez (él y su pedante padre); en fin, lo dije, larga es la lista, pero quien se lleva todos los premios y honores, sin duda alguna, es el más insigne apátrida de nuestra historia: Gabriel García Márquez.

Alias “Gabo”, un personaje oscuro, antipático, mentiroso, y sin duda, el campeón del plagio. Lo he dicho muchas veces, mi tío Ignacio Goenaga Diago Q.E.P.D, cuando era linotipista de El Heraldo en Barranquilla, y siendo sin duda un gran escritor, escribió un sin número de “La Jirafa”, la columna del Aracataqueño, se iba Gabo, a “mamar ron” con su cuerda de amigotes, y le encargaba, le ordenaba más bien, a mi tío, a la sazón un mozalbete, a redactar la epístola; esto, nunca lo reconoció “Gabo”. Decía mi tío, que entre la élite culta de Barranquilla y de la Costa, se sostenía que muchos de los libros que llevan la autoría de García, en realidad no eran de él, argumentaban por ejemplo, que Gabo nunca escribió un libro en Colombia, nadie nunca lo vio en tal tarea, nadie, El Coronel lo escribió en París, igual los Cien años, decían igual, que al menos El Coronel lo había escrito Mercedes, su mujer, de nada de eso, nadie tiene certeza, pero desde que el río suena, es porque piedras trae, y si lo hizo con “La Jirafa” pues igual pudo haberlo hecho con toda su “obra”; así que en muchas, muchísimas ocasiones, “Séptimus” se llamaba Ignacio y no Gabriel.

“Gabo” detestaba su origen, vivió un eterno conflicto de amor – odio por ser quien era, por haber nacido en un miserable pueblo, pobre y ardiente, como Aracataca, él no podía alejarse de ese hecho, porque en teoría su obra, al menos en sus inicios, se basaba en los fantasiosos relatos de su Macondo, pero en el fondo (ni tanto, más bien muy en la superficie) el odiaba ese pueblo, y todo lo que tenía que ver con él, él amaba Barranquilla, una tierra a la que nunca perteneció, a Barranquilla por cosmopolita, por mundana, por libre, por descreída, por alegre, él, Gabo, nunca fue una persona alegre, él no se gustaba, el detestaba ser un “corroncho” cualquiera, por eso, nunca dudó en ocultar el menosprecio por su pueblo natal, al cual volvió casi al final de su vida, se “encaramó” en un tren, llegó allá, no recuerdo que fue a hacer, y se devolvió enseguida; le olió a feo, a pobreza, y a él eso no le gustaba; ahora, lo peor de todo, es que ese odio de “Gabo” a su pueblo natal, lo hizo siempre extensivo al país entero, lo dijo una y mil veces refiriéndose a Colombia “país de mierda”, él era feliz en México, en La Habana hartándose de ron con el sátrapa de su amigo Fidel, el dictador sanguinario por excelencia, quien despertaba en “Gabito” los más insospechados arrebatos, vaya uno a saber.

No había entrevista en la que no mostrara su abyecta actitud, de entrada debía quedar sentado, que él era superior y punto, qué persona tan detestable eras “Gabito”, detestable, lejos de tu gente, de tu pueblo, lejos de todo lo que naciste siendo y que odiaste viviendo, odiabas que tu fama se la debieras a un caserío depositado de prosaica manera en una ardiente llanura de la Costa Caribe de tu odiada Colombia.

Que diferencia con el Gran Carlos Vives, a quien ahora por ahí, los más fervientes Gabistas, Costeños a morir, le sacan lo que tiene de Cachaco, ahora lo tildan de poca cosa, de mediocre, de mal cantante, de marihuanero (como si Gabito no lo hubiera sido), Carlos Vives, es grande entre los grandes, en la Costa, entre Escalona, Oñate, Estercita, Juancho Piña, el Joe, Carlos es el personaje más sencillo que yo haya conocido en mi vida; igual antes lo he contado; aprovecho ahora y lo repito, mi novia vivía en Riohacha, se venía los fines de semana a Bogotá, en uno de esos viajes, la dejo el avión de Riohacha, se fue para Santa Marta, y ya muy tarde tomo el vuelo a Bogotá; llego casi a las doce de la noche. Cuando la veo salir del muelle nacional del Viejo Eldorado, la vi agotada, claro, llevaba diez horas viajando, la abracé y cuando miro hacia atrás, veo que venía Carlos Vives, la cara igual de ahajada que la de mi novia, se le notaba el cansancio; en esas, un grupo de muchachas, lo reconoció, claro, el consabido alboroto, le dije a mi novia, mira quien venía contigo en el avión, ella no se había dado cuenta, bien, nos quedamos viendo como Carlos atendía a sus fans, en un principio pensé que se iba a negar a hablarles, aduciendo su evidente cansancio, todo lo contrario, de pronto, una muchacha le dijo “Carlos, tengo un CD tuyo en mi carro, puedo ir por él y me lo autografías?”, sin pensarlo un segundo Carlos le dijo, claro que sí, yo no podía creer lo que veía, en esa época ya era un Super famoso, estoy seguro que ninguno otro hubiera hecho, lo que veía que él estaba haciendo, pues llego la niña con su CD, se lo firmó, se tomo la consabida foto, se despidió de cada una de sus fans con todo el cariño del mundo; eso es ser grande, eso es ser sencillo, eso es ser un enorme ser humano, eso, no el tal Gabo con su arrogancia repulsiva, su estúpida manera de hablar, de sentarse (cuando lo entrevistaban, se sentaba al revés en la silla, con las piernas abiertas hacia el respaldar de la misma), Gabo, tu odiabas Colombia, y aquí conmigo, hay muchos que no te admiramos, que no creemos que merezcas la fama que alcanzaste, que no te respetamos como escritor y que dudamos mucho de que tu talento haya existido y que creemos que son varios los reales autores de esos libros que llevan tu nombre en la carátula.

Así que mi querido Carlos, canta, grita, revienta los parlantes con esa canción de Zabaleta, reclamándole a “Gabito” y con sobrada razón, su desprecio por el pueblo que lo vio nacer; pobre diablo……

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