El programa Medellín Cómo Vamos presentó hoy su informe anual, ofreciendo una cruda radiografía social de la ciudad. Este informe revela un aumento alarmante en hambre, desigualdad, pobreza y desconfianza en las instituciones durante los últimos cuatro años, identificando las decisiones políticas como factores clave en la pérdida de calidad de vida en Medellín.
Durante el evento de presentación, al que asistieron el alcalde Federico Gutiérrez y su gabinete, así como líderes sociales y empresariales, se destacaron los resultados más preocupantes del informe. El exalcalde Daniel Quintero, cuya administración es objeto de fuertes críticas en el documento, no estuvo presente para responder a las inquietudes ciudadanas.
El informe detalla que, en el último cuatrienio, aumentaron significativamente el hambre, la pobreza, la desnutrición, la percepción de inseguridad y la deserción escolar, mientras que la confianza en las instituciones y sus representantes se desplomó. Según el análisis, la pandemia de Covid-19 tuvo un impacto devastador, con Medellín registrando una tasa de muertes de 100,86 por cada 100.000 habitantes, superior a la de otras grandes ciudades como Cali y Bogotá.
A pesar de este panorama desolador, Medellín mostró una notable recuperación económica. La creación de empresas y generación de empleos superó el promedio nacional, con una tasa de desempleo del 9% en 2023, comparada con el 10,2% del resto del país. Este repunte económico fue impulsado principalmente por el sector privado, que creó más de 300.000 empleos en los últimos años, mientras que el empleo público disminuyó un 2%.
Sin embargo, el crecimiento del turismo no estuvo bien planificado para maximizar beneficios y mitigar efectos negativos. Aunque el número de turistas creció un 100% entre 2021 y 2022, las empresas formales del sector solo aumentaron un 15%.
A pesar de los avances económicos, la calidad de vida en Medellín empeoró. Según Mónica Ospina, directora de Medellín Cómo Vamos, el deterioro en la gestión pública y la ineficacia administrativa fueron factores determinantes. Durante el mandato de Quintero, se dispusieron de $32,1 billones, de los cuales el 82% se destinó a inversión. Sin embargo, estos recursos no se tradujeron en mejoras tangibles para los ciudadanos.
Las inversiones en educación, salud y transporte fueron prioritarias en administraciones anteriores, pero bajo Quintero, el enfoque cambió hacia «inclusión social y reconciliación». A pesar de la pandemia, la inversión en salud no fue extraordinaria, destinándose solo el 6,7% del presupuesto en 2020.
El resultado de esta gestión fue un aumento de la pobreza multidimensional, que pasó del 9,6% en 2022 al 12,0% en 2023. La pobreza extrema también creció del 5,1% en 2019 al 7,7% en 2022. Las comunas más afectadas fueron Popular, Santa Cruz, Manrique y Aranjuez, y el corregimiento de Altavista.
La educación en Medellín también sufrió. En 2022, la deserción escolar alcanzó niveles récord y la calidad educativa se deterioró. Solo el 40% de los jóvenes que terminaron la educación media en 2022 continuaron con estudios técnicos, tecnológicos o universitarios.
A pesar de una reducción del 34% en homicidios, la percepción de inseguridad aumentó. En 2023, solo el 67% de los ciudadanos se sentían seguros en sus barrios, comparado con el 73% en 2019. Además, aumentaron los hurtos, las riñas, la extorsión y la violencia intrafamiliar.
El informe concluye que los efectos negativos de la administración de Quintero perdurarán más de cuatro años. La crisis de confianza en las instituciones públicas y la deteriorada calidad de vida requieren una gestión pública efectiva y responsable.
La administración de Federico Gutiérrez tiene ahora el reto de restaurar la confianza y mejorar sustancialmente la calidad de vida en Medellín. El nuevo plan de desarrollo, con un énfasis en inversión social, salud y educación, es visto con optimismo, aunque persisten preocupaciones en temas de movilidad y medio ambiente.
