Un cónclave de seis meses 

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Por: Guillermo Mejía Mejía

En el año de 1.268 falleció en Viterbo, Italia, el Papa Clemente IV y 19 cardenales se dispusieron a elegir a su sucesor en la misma sede papal que era entonces esa ciudad italiana. Las reuniones no tenían la misma seriedad y connotación histórica que tienen hoy en día pues el proceso para elegir al sumo Pontífice está perfectamente reglado y los cardenales electores, menores de 80 años, tienen prohibido, bajo juramento, comentar o dar entrevistas sobre lo sucedido durante el desarrollo de tan magna asamblea.  

En ese año, comienzos de la Edad Media, los cardenales electores podían salir del recinto donde se analizaba el perfil de los candidatos a suceder al pontífice fallecido e inclusive recibían intrigas de reyes y nobleza de los países que se disputaban el trono de Pedro. La Iglesia, lamentablemente en esa época era, además de su poder espiritual, un poder temporal pues, por la llamada donación de Constantino, era la autoridad en lo que se conocía como los Estados pontificios, hasta la reunificación de Italia por Garibaldi en el año 1.870. 

Pues bien, los cardenales que trataban de elegir al sucesor de Clemente IV, estaban divididos en dos facciones: una que seguía las órdenes del rey de Nápoles y Sicilia, Carlos de Anjou que, a su vez, lo dirigía el rey de Francia Felipe III. Y otra que representaba la nobleza italiana.  

Ya llevaban 34 meses en este tire y afloje hasta que el pueblo de Viterbo, cansado, tomó la decisión de encerrarlos en el lugar de las reuniones y disminuirles la dieta a solo pan y agua. Y como si fuera poco, destechó el recinto para que las inclemencias del tiempo los obligaran a tomar una decisión. La medida dio resultado y fue elegido Tebaldo Visconti, quien era delegado papal en Acre, Palestina, pero no era sacerdote sino diácono y fue necesario entonces ordenarlo como presbítero y luego como obispo. Tomó el nombre de Gregorio X y su primera medida fue reglamentar el sistema de elección papal y desde allí las sesiones son bajo llave, cum clavis, cónclave 

Esta historia que no deja de ser entretenida, es muy similar al espectáculo que ha dado la Corte Suprema de Justicia, en distintas oportunidades, cuando desde 1.991, el constituyente la invistió de la competencia para elegir fiscal general de la nación.  

Basta recordar que en año 2011, gobierno de Juan Manuel Santos, hubo una situación parecida pues de la terna integrada por Vivián Morales, Juan Carlos Esguerra y Carlos Gustavo Arrieta, ninguno alcanzó los votos suficientes durante más de 20 votaciones y, en una maniobra jurídica discutible, la máxima autoridad judicial de cierre, modificó su propio reglamento y eligió a Morales con solo 14 votos. La consecuencia de esa imaginativa solución jurídica tuvo como resultado la anulación del nombramiento de Morales por la Sala Plena del Consejo de Estado en marzo de 2.012. 

El presidente de la Corte Suprema de Justicia en ese momento era el doctor Jaime Arrubla Paucar quien, en una desafortunada entrevista en un canal televisivo de Caracol, ha defendido la actuación de la actual Corte Suprema con el argumento bastante detestable de ningunear a las ternadas por el presidente Petro. 

“Sobre todo frente a una terna pues son personas muy diligentes, muy profesionales pero que no eran personas muy notorias en el manejo de los asuntos del Estado. Yo mismo no conocí a algunas, entonces realmente no es de esperar que la Corte elija un fiscal en estas condiciones.” 

Más adelante en la entrevista el expresidente de la Corte, Arrubla, se refiere a la terna de la cual se escogió a Vivian Morales, que después anuló el Consejo de Estado, la compara con la integrada por las juristas actuales y nuevamente rebaja la condición social, jurídica y competitiva de las ternadas cuando sin reato afirma: 

“Miren que cosa tan distinta”. 

La terna para la elección de Fiscal General de la Nación fue presentada por el presidente Petro el 2 de agosto de 2.023, o sea hace 6 meses. No es disculpa para no elegir, el argumento del expresidente de la Corte Arrubla porque las integrantes de la terna no tienen los oropeles de la terna que a él le tocó manejar. Cualquiera de ellas tiene, de sobra, mucha más experiencia jurídica en materia penal que Vivian Morales, política de profesión, que se cayó por las maniobras non sanctas de la Corte Suprema de ese entonces que dirigía el doctor Arrubla, un blanco de alta alcurnia criolla. 

No se trata de encerrar a la Corte a pan y agua como en la asamblea del año 1268 para elegir Papa, ni tampoco de tomarse violentamente sus instalaciones como algunos manifestantes pretendieron, pero el espectáculo que están dando esos magistrados no se compadece con la majestad y altura de sus cargos. Ya se sabe que algunos de ellos tienen familiares trabajando en la Fiscalía, un descarado abuso de nepotismo. 

P.D. El actual presidente de la Corte Suprema de Justicia, Gerson Chaverra Castro, es un afrodescendiente hijo de una maestra y un mecánico. No creo que el doctor Arrubla Paucar esté muy contento con este sucesor suyo. “Miren que cosa tan distinta”.

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