Columnistas
Parece que la historia se repite

Por: Jaime Eduardo Botero Gómez
Ya es costumbre que, cuando las noticias se centran en algún hecho que no conviene a la izquierda radical o a quienes los favorecen, la arremetida contra las Fuerzas Militares no se hace esperar. Es el caso de las recientes noticias sobre testimonios en contra de Juan Manuel Santos, por parte de sus cómplices, en el caso Odebretch que enlodan sus campañas presidenciales y casi simultáneamente el destape del llamado “hacker Sepúlveda” quien ha declarado que fue presionado, amenazado y obligado a dar falsos testimonios contra Uribe y contra el candidato uribista, quien había ganado la primera vuelta y punteaba en las encuestas, lo que demuestra que SI hubo un montaje siniestro para robarle la presidencia a Óscar Iván Zuluaga en 2014.
A partir de estas noticias, rápidamente la JEP sacó un informe sobre el número de falsos positivos que se produjeron en el gobierno de Alvaro Uribe, cifra completamente inflada como ya es costumbre en los intentos por deslegitimar a las FFMM con un despliegue, sin precedentes, de medios a nivel nacional e internacional. Posteriormente vino el siguiente escándalo mediático a propósito del bombardeo en el Guaviare, contra las mal llamadas disidencias de las Farc, mas concretamente contra el grupo que comanda “Gentil Duarte”, en el cual murieron 13 guerrilleros entre los cuales, había una niña de 16 años. Todos estos ataques mediáticos llenos de falsedades son perfectamente coordinados.
Esta vez, un siniestro periodista, que un día utiliza su fachada de periodista y otro su mascara de político, Hollman Morris, quien nos ha demostrado desde hace años su estrecha amistad con las Farc, aliado con otro amigo de las Farc, Roy Barreras, conocido enemigo de las FFMM y del Gobierno, decidieron adelantarse a las noticias y armar un escándalo internacional, advirtiendo que habrían muerto, en este bombardeo, al menos 14 menores de edad entre los cuales habían dos (2) niños nueve (9) años. Por supuesto, los periódicos que sirven a la izquierda internacional, como El Pais de España, se apresuraron a publicar este brutal escenario sin contrastar los hechos y analizar si sus fuentes eran confiables. Imaginémonos las matemáticas de estos personajes, fueron dados de baja 13 guerrilleros pero murieron, según ellos, 14 menores de edad.
Recordemos la clase de periodista que es Hollman Morris, en una de las liberaciones de soldados en febrero de 2009, liberaciones coordinadas por otros amigos de las Farc (Piedad Córdoba y Hugo Chávez). A pesar de que en la misión de la Cruz Roja, que fue a recoger a los secuestrados que iban a ser liberdados, le negaran un cupo en el helicóptero, allá apareció. Contra toda advertencia y en contra de la ética de periodista procediió a entrevistar a los soldados, cuando estos aún se encontraban secuestrados y que se encontraban aún bajo la amenaza de los fusiles de las Farc, entrevistas estas encaminadas a tratar de mostrarle al mundo una falsa verdad (mentira) tan retorcida como las “primicias” que le dio en estos dias al diario El País.
Esta vez lo que pretendían Morris y Barreras, era hacer un debate en el Congreso que seguramente estaría seguido de una moción de censura contra el ministro Diego Molano, con el afán de desprestigiar al gobierno de Iván Duque y quizás lograr la renuncia del Ministro. Desafortunadamente para ellos, Medicina Legal pudo identificar a las bajas en el bombardeo y certificó que no existían, ni tal cantidad de menores y menos que hubieran niños de entre 9 y 13 años como se afirmaba por parte de los falsarios. Claro, si había una menor de edad, una muchacha de 16 años, pero claramente “enfusilada”, entrenada y vestida de guerrillera. Lamentable esta baja pero la operación de nuestras FFMM siguió todos los protocolos del Derecho Internacional Humanitario (DIH), lo que la hace completamente legítima. Es importante aclarar que ante el DIH, se consideran combatientes a partir de los 15 años, una triste realidad quisiéramos no ocurra más en Colombia.
Recordemos el bombardeo en el Caquetá (agosto de 2019) contra el campamento de “Gildardo Cucho”, operación también legítima pero mediáticamente satanizada por los mismos motivos. Esta generó un debate contra el ministro Guillermo Botero, quien para defender al Presidente decidió renunciar aunque la moción de censura no tuvo los votos para destituirlo.
Aquel bombardeo produjo 18 bajas (según informe de medicina legal) entre los cuales había 7 individuos menores de 18 años entre ellos uno de 12 años, uno de 15 años y el resto entre 16 y 17 años, pero el mismo Roy Barreras infló la cifra y redujo la edad de los menores que allí habían muerto. No solo Roy Barreras sino Iván Cepeda acompañados todos sus aliados en el Congreso han catalogado esta operación como una “masacre” adornada con la cereza de los “falsos positivos”, frase corta pero con alcance internacional, favorita en el lenguaje de estos señores de izquierda.
Esta situación no es nueva, desde hace muchos años hemos visto los recurrentes y cíclicos ataques contra nuestros militares, con el objetivo de desviar la atención de algún tema relevante y de paso mancillar su imagen. Pero casi todas estas acusaciones tienen algo en común, inflan las cifras, inflan las victimas, rebajan sus años y presentan un panorama aterrador.
No es difícil pensar que pronto aparecerán “familias desplazadas”, reclamando a sus “hijos desaparecidos” (en la operación reciente del Guaviare), representadas por alguna ONG del corte del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo (CAJAR) y demandando a las FFMM y al gobierno por otro número elevado de supuestos asesinados o desaparecidos, como pasara en el Caguán hace tantos años. La estrategia está servida, se sabe como funciona y que funciona muy bien, vendrán las condenas contra nuestra Fuerza Pública y contra La Nación en La Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Lo más decepcionante es el periodismo colombiano que con el afán de vender periódicos dan crédito a todo lo que dicen estos señores sin ninguna contrastación, a las noticias infladas y difamatorias, rayando en el activismo periodístico. Lo más paradójico en estos casos, es que jamás escucha uno a los políticos y muchísimo menos a los periodistas, al menos cuestionar el fenómeno del reclutamiento, no analizan si la culpa de esas muertes es realmente de quienes reclutan a los menores de edad, de aquellos que en cumplimiento de unos libretos “revolucionarios” (que de revolucionarios no tienen nada, mas bien libretos criminales) siguen reclutando niños y niñas para convertirlos en “maquinas de guerra”, escudos humanos y en carne de cañón.
Frase desafortunada en estos tiempos, la del ministro Molano, pero cierta, esos menores reclutados los convierten en “maquinas de guerra”, con ella titularon casi todos los diarios en Colombia y varios por todo el mundo. Pero noten que la noticia es la frase del Ministro y no el reclutamiento de menores.
Hoy corresponde a los colombianos apoyar al Presidente, al Ministro y a las FFMM en la lucha contra los grupos armados, especialmente contra las Farc (mal llamadas disidencias), que ahora cuentan nuevamente con un brazo político en el Congreso, un partido en la “legalidad” y paralelamente tienen su brazo armado, como sucediera hace tantos años después de que firmaran un acuerdo de paz con Belisario Betancur: el grupo creó la Unión Patriótica (UP) y paralelamente otros siguieron en el terrorismo. ¡Bonito así!
Parece que la historia se repite con asombrosa semejanza, pero cada vez los efectos mediáticos son más demoledores.
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La Corte pone freno – Crónicas de Gardeazabal

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Cuando la procuradora le solicitó a la corte constitucional que se declarara en exigible el decreto por el cual el presidente Petro y su gobierno dictaron la emergencia en la Guajira, el edificio presuntuoso de saltarse la ley comenzó a derrumbarse. Por supuesto, los kalanchines que administran exclusivamente el aparataje que rodea el presidente no entendieron la advertencia.
Para la procuraduría, el gobierno estaba en mora de acatar las órdenes de la propia corte constitucional sobre cómo afrontar la problemática desde el 2017, que ya había sido reglamentada pero no aplicada durante tres años seguidos. Tampoco se mosquearon los caranchines de poco nivel jurídico y político que rodean al presidente.
Cuando el defensor del pueblo acudió el 11 de agosto a la corte y dijo que, si bien el fenómeno del niño agrava la situación climática en la Guajira, este problema es permanente y crónico, y lo sufre el pueblo ovalú por la negligencia estatal y la falta de planeación que permita la sostenibilidad, la vanidad y la soberbia que rodea al gobernante les impidió ver los resultados de la improvisación populista que montaron en la Guajira para lucirse.
La corte constitucional sí oyó y entendió esas voces y ha frenado de un tajo la manera de querer saltarse la ley que caracteriza muchos actos del actual gobierno. Lo mismo puede pasar con las pretendidas reformas redactadas, como la hacía la corcho por venganza o en desorden y sin previsión, como la laboral montada para reducir la agonizante fuerza del doctor a poderosos sindicalismo colombiano.
Tal vez le ha llegado la hora al gobernante de viajar menos, conseguir una esquiva imagen de líder mundial de la izquierda y ponerse a administrar el país como es debido, con sensatez y sapiencia. La improvisación y la ignorancia no son disculpas para equivocarse.
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No es lo mismo meter que sacar – Crónicas de Gardeazábal

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
No es lo mismo supervisar para aclarar o exigir cumplimiento que intervenir para impedir el curso normal de los acontecimientos. Tampoco es lo mismo respetar un fallo que negarse a cumplirlo, ni mucho menos resulta ser lo mismo actuar como juez y terminar como parte al emitir el veredicto.
Todo eso parece estar pasando por estos días electorales y el panorama, en vez de apaciguar ánimos y alejar la agresividad del debate, parecería que se estuviera agriando gracias a la estructura ambigua con que la carta del 91 dotó al consejo nacional electoral. Este organismo ha terminado convertido en una guillotina y no en un controlador de las diferencias electorales que puedan surgir en una democracia, asumiendo a veces papeles que le corresponden al consejo de estado o a los jueces.
Ha decidido intervenir para anular de un tajo las inscripciones de candidatos por protuberantes o discutibles que resulten las circunstancias de cumplimiento a las normas de garantías electorales. De manera contundente, con sus determinaciones, ha modificado en los últimos días el panorama electoral del Valle, Santander, Santa Marta y Maicao, entre otras.
Pero lo grave no es que haya fallado en derecho o en contra de ello, sino que ha precipitado que el primer mandatario intervenga a cuestionar sus fallos y que hasta la antigua presidenta del Senado y candidata a la gobernación de su departamento le exija al presidente que no genere esas revueltas. Porque además de dañar el clima electoral, lo presenta como un mandatario que se lleva las normas institucionales por los cachos, como cualquier vaca en las corralejas sucreñas.
El consejo electoral se puede equivocar, pero no la víspera de cerrar los plazos electorales. El presidente puede estar de acuerdo o no con las determinaciones de las Cortes, pero no debe parcializarse contra ellas sin generar la desobediencia civil. Y sobre todo, las elecciones no se pueden dañar por los irresponsables que aupan el desorden como fórmula victoriosa.
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1 de Octubre: ¿Cuál hizo la voluntad del padre? | Mensaje del Domingo

Por: Gabriel Jaime Pérez, SJ
XXVI Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A – octubre 1 de 2023
Mientras enseñaba en el Templo de Jerusalén, les preguntó Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Al primero le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Y él respondió: “No quiero”, pero después se arrepintió y fue. Lo mismo le dijo al segundo y éste respondió: “Voy, Señor”, pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» «El primero», le contestaron. Y Jesús les replicó: «En verdad les digo que los publicanos y las prostitutas llegarán antes que ustedes al Reino de los Cielos. Porque vino Juan a ustedes por caminos de justicia, y ustedes no creyeron en Él, mientras que los publicanos y las rameras sí le creyeron. Y ustedes, aunque vieron todo esto, no cambiaron de actitud para creerle (Mt 21, 28-32).
1.- La parábola de los dos hijos: dos actitudes opuestas
Jesús se dirige en esta ocasión a los jefes religiosos judíos (sumos sacerdotes y ancianos del pueblo), poco después de haber expulsado a los vendedores del Templo, lo cual había desatado la ira de aquellos y también de los letrados -escribas o doctores de la ley- (Mt 21, 12-17), que cuestionaban su autoridad (Mt 21, 23-27). En este contexto, la parábola de los dos hijos nos muestra dos actitudes opuestas en la relación con Dios: el que dice “voy” y no va representa a quienes se consideran buenos, pero dicen y no hacen, tal como los describe Jesús en su crítica a los escribas y fariseos (Mateo 23, 2-4); el otro, que dice al principio “no quiero ir”, pero luego recapacita y va, representa a los pecadores que, al reconocer su necesidad de salvación y disponerse a cambiar de conducta, son acogidos por la misericordia de Dios.
Dios acoge al que se reconoce pecador y se dispone a cambiar. Por eso dice Él en la primera lectura a través del profeta Ezequiel (18, 25-28): Cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, salva su vida. Si recapacita y se convierte, ciertamente vivirá. Así ocurriría en tiempo de Jesús, cuando los publicanos -recaudadores de impuestos públicos que en general ejercían su oficio robándole al pueblo- se convirtieron y lo siguieron, como el propio Mateo (9, 9-13) y Zaqueo (Lc 19, 1-10). Y la parábola que nos trae hoy el Evangelio de Mateo podemos relacionarla con aquella otra del de Lucas (15, 11-32) en la que también hay dos hijos: el menor llamado “pródigo” que se arrepiente de su conducta y es perdonado por el padre, y el mayor que rechaza su misericordia.
Por otra parte, en cuanto a la referencia de Jesús a las rameras, vale mencionar un monólogo titulado Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos, escrito como obra de teatro por el sacerdote y periodista español José Luis Martín Descalzo (1930-1991). Es el drama de una meretriz que se dirige a Aquél que con sus palabras y sus hechos manifestó el amor misericordioso de Dios a las mujeres rechazadas por una sociedad hipócrita que las relega al rincón del menosprecio y les niega la posibilidad de redención.
2.- Decir y no hacer es lo mismo que mentir
La hipocresía, ligada a la soberbia de quienes se creen santos y desprecian a quienes consideran inferiores, es la actitud que más reprende Jesús. Era en general la de los jefes religiosos judíos: los saduceos integrantes de la casta sacerdotal del Templo descendientes de Sadoc (el “justo”), que había sido sumo sacerdote en tiempos de los reyes David y Salomón, y los doctores de la Ley que pertenecían al grupo de los fariseos, apelativo que significa “separados” y que se daban ellos a sí mismos presumiendo de ser incontaminados, y por eso apartándose de quienes consideraban pecadores. Ya Juan el Bautista los había exhortado a que cambiaran esa actitud, pero ellos lo rechazaron, como también rechazaban ahora a Jesús precisamente porque la soberbia los hacía sordos al llamado de Dios a la conversión.
Tal actitud sigue existiendo también entre nosotros. El hipócrita es un mentiroso. Se la pasa murmurando, moralizando, juzgando y condenando. Cumple con unos ritos externos, pero sin hacer la voluntad de Dios, que es voluntad de amor. Los que se creen perfectos y menosprecian a los demás, especialmente a quienes no son de su raza, religión, cultura, condición o clase social, y consideran pecadores a quienes no realizan los ritos que ellos sí cumplen a la letra, esconden una conciencia torcida, llena de intenciones malévolas. Y suelen ser ellos los mismos que a menudo manifiestan de palabra sus adhesiones a Dios, a la patria, a las instituciones, a la moral, y a la hora de la verdad pelan el cobre: su vida es toda una mentira: dicen y no hacen (Mateo 23, 3), como el hijo de la parábola que dijo “voy” y no fue.
San Ignacio de Loyola (1491-1556) escribió en sus Ejercicios Espirituales [230]: El amor se debe poner más en las obras que en las palabras. Esto corresponde al refrán popular obras son amores, no buenas razones. Jesús dice en otro pasaje del Evangelio de san Mateo (7, 21-23): No todo el que me diga “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre. Y por eso mismo dice la Carta de Santiago (2,21): si la fe que uno tiene no va acompañada de hechos, es una fe inútil.
3.- Andar en la humildad es andar en la verdad
San Pablo presenta en la segunda lectura (Filipenses 2, 1-11) una sublime descripción de la Encarnación de Dios en Jesús: Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de servidor, pasando por uno de tantos. Por eso, al invitar a los cristianos de la ciudad de Filipos a que piensen, sientan y obren como Jesús -una invitación también dirigida hoy a cada uno y cada una de nosotros-, lo hace en el marco de su exhortación a que se dejen guiar por la humildad: No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Santa Teresa de Jesús (1515-1582) escribió: “andar en la humildad es andar en la verdad”. Y esto es así porque, precisamente al reconocer con humildad nuestra condición humana necesitada de salvación, nos ajustamos a la verdad de nuestra existencia.
Dispongámonos pues, desde el reconocimiento sincero de lo que somos e implorando la gracia que sólo Dios nos puede dar, a ser coherentes y realizar en la práctica de nuestra vida cotidiana lo que expresamos al proclamar nuestra fe. E imitemos la actitud del mismo Dios, de quien dice el Salmo 25, recitado hoy como salmo responsorial, que su ternura y su misericordia son eternas, y que se nos reveló en Jesús, acogiendo con misericordia a las personas rechazadas y excluidas que muestran y reconocen su necesidad de ser liberadas de cuanto las oprime. Finalmente, pidámosle a María, la que por excelencia practicó la virtud de la humildad, que nos ayude con su intercesión a reconocer nuestra propia necesidad de salvación y a mostrar con hechos nuestro amor a Dios, siendo misericordiosos como Él es misericordioso.
Preguntas para la reflexión
- ¿Qué mociones o sentimientos suscita en mí lo que dice Jesús con la parábola de los dos hijos?
- ¿A qué siento que me llama Jesús con su frase referente a los publicanos y las prostitutas?
- ¿Cómo pienso que debo aplicar esta enseñanza del Evangelio en el contexto social de hoy?
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