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METRO DE LA 80: MORADORES DESPROTEGIDOS

Por: Orlando Arenas Tamayo
Las cosas que se mueven detrás de los mega proyectos en Medellín son inimaginables y el dolor humano que se esconde en ellos es también para poner el grito en el cielo por las injusticias que se cometen, al amparo de una llamada “Política Pública de Protección a Moradores”, elaborada por la Universidad Nacional a un costo alto, bajo la cual, la Empresa de Desarrollo Urbano EDU pretende adquirir los terrenos en los cuales se construirá la obra “Metro de la 80”, con la cual Medellín sueña, pero desvela a miles de habitantes dueños de los predios a enajenar.
San Germán no es un barrio de casas viejas porque sus moradores no quieran remodelar sino porque la política urbana para el sector, en los últimos años, no ha permitido la expedición de licencias de construcción, con el propósito de mantener un bajo costo a sus predios y facilitar la tarea de adquisición de los mismos a la hora de iniciar las obras. En la Curaduría N.º 2 devolvían a los vecinos de la zona que pedían licencia de construcción para remodelar sus casas y la razón que daban es que había un plan parcial en proceso.
A las gentes las ilusionaron con la expedición de dicha Política de Protección, pero cuando vieron las primeras solicitudes de compra a precios irrisorios, según los avalúos realizados, elevaron sus protestas pues tales valores no alcanzan para pagar una solución de vivienda digna y tendrían que resignarse a financiar durante años los saldos restantes.
Para acabar de ajustar, al avalúo de los predios se le descuenta la llamada plusvalía, que dizque se genera con el solo anuncio de la ejecución del proyecto, de manera que el propietario sale perdiendo por punta y punta pues debe vender sí o sí su casa o su predio y al avalúo “comercial” ordenado por la EDU, le restan dicho concepto, que no lo beneficia, pues debe desalojar su predio. Es como decretar la contribución de valorización por la construcción del Metro, pero cobrarla solamente a quienes deben vender su tierra y salir de la zona, es decir son víctimas de la obra. Lo más grave es que dicha plusvalía vale más de 50 millones por predio de 100 metros cuadrados, en una aplicación anti técnica del Decreto 1189/2016, que además, no determina que la plusvalía equivalga a un cobro y que la misma según la ley, debe ser regulada por el Concejo para cobrar hasta el 50% de su valor. No son beneficiarios, son víctimas de esa tal política de protección.
El avalúo que se debe realizar, según esa norma protectora, debe realizarse con el método más favorable a los moradores, pero los abogados y avaluadores aseguran que esta normativa no se está siguiendo y en consecuencia se des legitima la norma aludida.
¿La EDU estará cuantificando el detrimento patrimonial que asumirá un vecino que debe entregar su casa, cualquiera sea su estado material, ubicada en la hermosa avenida 80 de Medellín para tener que irse a comprar o medio comprar una solución de vivienda o su negocio en una zona diferente en cuanto a ubicación, calidades del entorno e importancia económica a la que tenía?
¿Salir de la calle 65 o la carrera 80 y tenerse que ir a trabajar o a vivir en un barrio en las partes altas de Robledo, significa mejorar o vivir mejor?
La EDU cree ingenuos o bobos a los moradores, y por ello, los ciudadanos resolvieron oponerse a las propuestas de compra que comenzaron a llegarles y que los condenan a vivir lejos, en peores condiciones, pagando cuotas en sus nuevas viviendas y sin entender cuál fue el beneficio recibido.
Los habitantes de la Avenida 80 y calle 65 viven cerca a los mejores hospitales, los almacenes de grandes superficies, las rutas de los buses normales y eléctricos, las mejores universidades, cerca al centro de la ciudad y con las vías de acceso o de salida hacia los 4 puntos cardinales de la ciudad.
¿En qué otra parte de la ciudad van a encontrar zonas comerciales o de vivienda de igual condición?
Los vecinos piden que las autoridades reconozcan el daño que se les causará con la ejecución de la mega obra y que no los engañen más. Respaldan la obra y el progreso de la ciudad y aceptan que deben abandonar sus predios, pero no al costo de que ello signifique su ruina moral y material.
La advertencia de la expropiación, que asoma en los labios de algún funcionario, cuando ven la reticencia de los moradores ante las ofertas humillantes de compra de sus predios, es un arma de doble filo pues los ciudadanos reaccionan contra el abuso de autoridad y ello podría constituir un
polvorín que nadie debiera encender. Eso explica la actitud de la Asamblea en la Biblioteca de San Germán la pasada semana.
Los residentes que vendan en estas condiciones no recibirán ni para poder adquirir un apartamento en las lomas de Robledo, San Antonio de Prado, Calasanz, Estadio, Los Colores, Robledo, o en Bello, pues según un catálogo de vivienda entregado en la Feria Inmobiliaria, con áreas promedio de 50 a 60 m², los precios en millones, son del orden de 200, 250, 220, 250, 200 y 170 , por apartamentos modestos, inalcanzables para una gran mayoría de vivientes de la carrera 80, advirtiendo que muchas de esas soluciones no son de entrega inmediata y los moradores desalojados deberán pagar arriendos a la espera de su entrega.
En conclusión, los valores ofrecidos no satisfacen las expectativas de los propietarios. Si la Política de Protección a Moradores los deja en circunstancias económicas desfavorables, no tiene fundamento político, técnico y mucho menos social su expedición.
Tierra no se consigue en Medellín, sobre una vía de igual importancia económica y social, llamadas Zonas Geo económicas Homogéneas ZGH, en un radio de 100 metros a lado y lado de dicha vía, a menos de cuatro millones de pesos, mientras que las ofertas de compra van en aproximadamente tres millones de pesos por metro cuadrado, de lo cual sale el drama y la conclusión de los moradores: “Sin precio justo, no hay negociación
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¿De qué cambio se trata?

Por: Jesús Vallejo Mejía
Conviene preguntarse por el cambio que proyecta un gobierno controlado por comunistas.
Para entenderlo, hay que volver sobre su catecismo, el “Manifiesto Comunista”, de Marx y Engels. Vid. Manifiesto del Partido Comunista (ataun.eus).
Si bien es cierto que las ideas de los comunistas han experimentado distintas evoluciones a lo largo de los años, de suerte que hoy parece adecuado hablar de un neocomunismo enriquecido por diversos aportes ideológicos, tales como los atinentes al género, el esquema conceptual del Manifiesto mantiene su vigencia entre ellos.
Su punto de partida es el materialismo dialéctico, que conlleva la negación del factor espiritual en la historia y la vida de las sociedades. De ahí se sigue la denuncia de la religión como coadyuvante de la explotación del hombre por el hombre, en la que reside la injusticia capital que reina en las sociedades. La denuncia de esa explotación se extiende al sistema de clases sociales que da lugar a que unas opriman a otras, lo que suscita un estado constante de lucha entre ellas que constituye por así decirlo el motor de la historia. Ésta se explica precisamente por la lucha de clases, las cuáles se configuran a partir de la propiedad de los medios de producción. Hay clases propietarias y clases desposeídas que sólo cuentan con su fuerza de trabajo cuyo producto es despojado por quienes las oprimen. La meta de la historia es la desaparición de las clases y, por consiguiente, de la propiedad privada de los medios de producción. La sociedad justa será aquella en que dichos medios pertenezcan a la colectividad, estadio en el que cada uno dará de sí lo que esté dentro de sus capacidades y recibirá de la comunidad lo que requiera según sus necesidades. Entonces se pasará del Reino de la Necesidad al Reino de la Libertad.
La idea de la democracia, según estos postulados, versa sobre la desaparición de las clases, a partir de la cual podrá entonces hablarse de una sociedad igualitaria en la que no haya poseedores ni desposeídos, como tampoco opresores y oprimidos. Y la libertad se concibe como emancipación de todo límite impuesto tanto por la sociedad como por la naturaleza. La libertad deja de ser un medio para que el ser humano trascienda hacia estados espirituales superiores y se la concibe como un fin en sí misma, esto es, como un estado de arbitrariedad que justifica que cada uno haga de su capa un sayo.
La búsqueda de esta utopía exige cambios radicales, esto es, revolucionarios, en las sociedades y, en el fondo, en los seres humanos. Hay entre los que las promueven la idea de la total plasticidad del hombre que permite modelarlo según los designios de los agentes de la transformación. La gestación del Nuevo Hombre es un leitmotiv de sus empresas políticas. La ingeniería social llamada a introducir mediante el poder una supuesta racionalidad en todos los aspectos de la estructura y el funcionamiento de las colectividades es su gran aspiración.
“Todo nos llega tarde, ¡hasta la muerte!” exclama un poema de Julio Flórez. Vid. Poema Todo nos llega tarde de Julio Flórez – Análisis del poema (buscapalabra.com).
Lo mismo podemos decir de estas ideas que trataron de ponerse en práctica en la URSS y Europa oriental en el siglo pasado, así como en Cuba desde 1959, por no hablar de China, Corea del Norte, Vietnam y algunos países africanos. El propósito de realizarlas es uno de los sueños del siglo XX que terminó convirtiéndose en pesadilla. Así lo expone con envidiable lucidez Furet en “El pasado de una Ilusión”: Vid. Queue PDF – Furet, Francois – El Pasado De Una Ilusion, Fce, 1995. [546gq66p8xn8] (idoc.pub). Y lo reitera Vladimir Tismaneanu en “El Diablo en la Historia”. Vid. El diablo en la historia: comunismo y fascismo | C L I O N A U T A: Blog de Historia (hypotheses.org).
Los comunistas que hoy detentan el poder entre nosotros procuran ocultar su identidad negando que se proponen someternos a los delirios del socialismo. Pero, como suele decirse por ahí, a menudo el subconsciente los traiciona. Si el uno descalifica el régimen en que hemos vivido señalándolo como algo similar al de los nazis y la otra no sólo le niega su carácter democrático, sino que ensalza a la dictadura cubana como una verdadera democracia, ya sabemos por dónde va el agua al molino. Cuando se atribuye a un supuesto neoliberalismo que rige entre nosotros el poner en peligro la supervivencia de la especie humana, se resta toda justificación a la economía de mercado, a la libre iniciativa particular y, en suma, a la propiedad privada. Y si se proclama que hay que decrecer para que sólo se produzca lo estrictamente necesario, el camino hacia la planificación central y la estatización totalitaria de la economía queda despejado.
Tismaneanu insiste en la índole antiliberal del programa comunista. Como lo he reiterado aquí muchas veces, la extrema izquierda que anida hoy en el Pacto Histórico está animada por propósitos totalitarios y liberticidas. So pretexto de liberarnos de unas cadenas, aspira a subyugarnos bajo el peso de otras que serían más opresivas. El talante, más que autoritario, despótico de quien nos gobierna nos hace pensar en el dictum de la que lo secunda: “¡De malas!”. Así estamos.
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GLORIETAS DE MEDELLIN ESTAN VETUSTAS

Por: Luis Pérez Gutiérrez
La infraestructura vial para movilidad de Medellín se envejeció. La ciudad no se mueve. Medellín no ha vuelto a hacer obras viales grandes. Cada día se extiende más el pico y placa en detrimento de la comodidad y paciencia de los ciudadanos. El tiempo que la gente pasa en los trancones aumentó entre 2021 a 2022 en 72%, según INOX. Y entre 1000 ciudades del mundo medidas, Medellín ocupa el puesto 18; en el mundo, Medellín es de las ciudades en las que más tiempo pierde el ciudadano en trancones vehiculares. Sin duda, un puesto muy indigno. Se está desmejorando aceleradamente la calidad de vida en la ciudad.
Aunque una glorieta pareciera un elemento simple y sin mucha importancia, la vejez de la movilidad en Medellín se refleja en sus vetustas glorietas. El tráfico creció y la ciudad no hizo infraestructura. La imagen progresista de una ciudad se observa en las infraestructuras de movilidad de las personas y de los vehículos. La capacidad de movilidad de las glorietas ha sido superada hace muchos años por el alto tráfico. En todas las glorietas hay largas colas, están colapsadas.
Medellín, como casi todas las ciudades de Colombia, fundamentó su desarrollo vial en la Glorietas, o, rotondas. Y era razonable, eran ciudades pequeñas o medianas en crecimiento. Con los años, todas las glorietas perdieron la capacidad de absorber el tráfico cada vez más pesado. Llevamos muchos años sin soluciones; los gobernantes pasivos, interesados en otras discusiones distintas a las obras.
Toda glorieta tiene una capacidad determinada para absorber el volumen del tráfico. Esas “intersecciones giratorias” nacieron en Francia en 1903 con el arquitecto urbanista Eugene Hernad, y así, el concepto de rotonda se extendió a toda Europa y luego a EEUU. Las glorietas, o círculos de tráfico, trabajan bien en ciudades pequeñas o medianas; pero son inútiles en ciudades de alto tráfico.
Las Glorietas se crearon para evitar los semáforos. Ante la incapacidad de liderar la construcción de nuevas obras, Medellín optó por semaforizar las glorietas, lo cual es lo más barato y contradictorio, y también lo más ineficiente y odioso. Así, las glorietas se convirtieron en los puntos de mayor accidentalidad tanto para vehículos como para personas, y los de mayor trancón. Con el alto tráfico, las Glorietas son hostiles al peatón, a la bicicleta y a la movilidad alternativa.
Las glorietas no nacieron para ser semaforizadas. Con el alto tráfico deben evolucionar a intercambios viales a subniveles y niveles elevados. Eso no lo ha hecho la ciudad. Los alcaldes se fueron por el camino más fácil y el más odioso: Semaforizar las rotondas y decretar pico y placa, en lugar de evolucionar a intercambios viales turbos.
La ciudad no ha vuelto a pensar en grande en obras de infraestructura. Con un presupuesto tan billonario de la ciudad, las obras grandes no se ven desde hace muchos años. Ya la ciudad se empieza a ver vetusta en infraestructura; pierde competitividad y está viviendo del pasado sin pensar en el futuro.
Hay que volver a las grandes obras que le han dado distinción internacional a Medellín. El Metrocable; El Metro, Plaza Mayor; La Macarena; La Plaza Botero y su Museo; La Plaza de la Luz; Las Bibliotecas de EPM de las Comunas; el Túnel de Oriente; El Tranvía; la Avenida Oriental; la Avenida 33; la Doble Calzada a las Palmas; y muchos otras del pasado. Con tanto presupuesto, la Ciudad, y los últimos alcaldes, no muestran obras recientes de categoría internacional.
Es urgente que las viejas Glorietas del siglo 20 se conviertan en Turbo Glorietas del siglo 21 con complejos viales de diferentes pisos o niveles que permitan quitar el pico y placa; dar tranquilidad y comodidad al transeúnte y al ciclista; y erradicar la alta accidentalidad.