FUERA PETRO: NO; BLOQUEO A PETRO: SI

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Por: Federico Senior

Colombia no puede darse el lujo de “tumbar” a un Presidente, nos hemos caracterizado por tener una democracia, defectuosa pero al menos constante, solo si miramos las dos últimas elecciones, la presidencial del 2022 y las regionales de octubre pasado, queda mostrado, que así es, la democracia funciona, en las primeras, el triunfo fue de la oposición, en las segundas, igual, lo único es que hubo cambio de bando, la oposición ahora, era el antiguo oficialismo.

Salvo la dictadura de Rojas Pinilla de poco menos de cuatro años, a mediados del siglo pasado, el país ha conservado su democracia, mal que bien, nada de autoritarismos, ni dictaduras, tan frecuentes en nuestro vecindario de “Banana Republics”, o como lo fueron los oprobiosos casos del Cono Sur.

No es conveniente, no es bueno, es malo, pensar en que Gustavo Petro abandone el poder, ni a la fuerza, ni por voluntad propia; no somos Perú, o Ecuador que poseen sistemas que permiten prescindir de sus presidentes, sin que se resienta la Nación.

Somos Colombia, con un sistema de marcado presidencialismo, pero y, como se ha demostrado en las últimas calendas, con una institucionalidad fuerte, es más, es más fuerte de lo que todos pensábamos, en lo que atañe a lo Judicial, no podemos ni debemos quejarnos, se han parado en la raya; y es que es así como debe ser. Bien por las Cortes, gracias, Señores Magistrados, sigan así, a ver si algún día Petro recuerda a Montesquieu.

Ahora bien, si allegamos nuestros atisbos al Congreso, por esos lares el asunto parece ser menos claro de lo que suelen mostrar las Cortes, ahí hay contundencias, sí claro, el uribismo, los de cambio radical y algunos menos significativos como salvación nacional son de taxativa manera, opositores a ultranza, no importa que de repente haya algo bueno, nada, ¿viene del gobierno?, entonces túmbenlo, otros a los que les hemos identificado como los acomodaticios, verbo y gracia, Partido Liberal, esos se acomodan a cualquier butaco, aunque sea éste, el del Faquir, a ellos solo les importa que les llegue su tajada, sin importarles cuanta afectación produzca la venta de su voto. De igual manera los conservadores y ahora los de ese embeleco que se hacen llamar los “verdes”, esas Señoras que gritan como locas, otros que no se sabe de qué bando son, a veces con ira pregonan su supuesto origen “prístino”, a veces muestran los afilados garfios del clientelismo; en fin, por los lados del Capitolio es en donde las flacas voluntades de los voraces “honorables”, hacen que tambalee la institucionalidad, es en donde, el cinismo es silencioso pero eficaz, la compra venta es la diaria transacción, lo malo es que, lo que se compra no es solo la voluntad de cada congresista con la nauseabunda prebenda, sino que con esas “transacciones” se consiguen reformas peligrosas e incosteables, que generan temor entre la población y lo que es peor aún, una inquietante incertidumbre, en el ámbito internacional, ante todo en lo que tanto odia, pero que tanto necesita el gobierno: Los Mercados.

A ese grupo de “honorables” es al que debemos dirigir nuestras protestas, airadas, contundentes, y de ser necesario, amenazantes, hacerles ver, que los estamos vigilando, que los vamos a descubrir, que vamos a saber qué recibieron a cambio de su torcido, a ese grupo es al que hay que acudir, para exigirles que no dejen que el país se hunda, a esos, los del Legislativo, es a donde debemos dirigir nuestras preocupaciones, protestas, arengas y por, sobre todo, exigencias.

El presidente Petro, no ha hecho cosa distinta,  que cumplir a rajatabla, con todas y cada una de sus promesas de campaña, “clavar” más impuestos, a los cuatro mil más ricos y a los cuarenta millones restantes, menos ricos, mucho más pobres, acabar con la organización de la salud que tenemos hoy en día, que de hecho debe cambiarse, pero no entregándole el dinero de su funcionamiento a un organismo estatal, ¿se imaginan, como será, en el caso de que se apruebe la reforma, la pelea por la dirección del ADRES?, va éste a manejar ochenta y un billones al año, ¿se imaginan?, ¿cómo va a ser eso?, a Roy Barreras “lagarteándose” en aras del bien del pueblo el puestico para alguno de sus áulicos, el horror, el regreso a las aciagas épocas del Seguro Social.

Con el resto de las promesas ha sucedido lo mismo, el hombre no ha incumplido con nada, lo pensional, lo laboral, el tema del petróleo, todo, desde el 7 de agosto del 22, ha sido puesto sobre la mesa por el presidente Petro. Con respecto a esto último, a lo del petróleo y del gas, nadie cae en cuenta de algo gravísimo, de hecho y eso nadie discute, acabar con la industria de los hidrocarburos de un tajo, es una inmensa estupidez, sobre todo, que con ello consigue una cosa y por otro lado, no consigue nada, logra destruir la empresa más grande del país y la que mas le genera ingresos al Estado, con consecuencias terribles sobre la economía, sobre la población, amen de lo que le sucedería a los trabajadores de Ecopetrol, por donde se mire, sería un desastre, por otro lado, no conseguiría nada, ¿o es que la suspensión de la producción de crudo en Colombia, va a arreglar el problema del cambio climático?, claro que no, poco menos que hilaridad produjo el profundamente enredado y ridículo discurso de Petro en Dubái, en la sede de los grandes productores de petróleo, echar semejante diatriba, en la que en la misma sartén mezcló a Hitler, al fin del mundo, a los judíos, a los palestinos, al carbón al gas y al petróleo, le faltó añadirle al guiso, a los masones, los Iluminati y a los hinchas de los Yanquees de Nueva York; empero, lo más grave de lo que esta sucediendo con la Petrolera, es que el presidente esta haciendo con ella, lo que se le antoja, sin importar las consecuencias y ahí no hay nada que hacer, él, por su sacra voluntad, va a acabar con la Empresa, para según él, salvar  a la humanidad. ¿Se dan cuenta entonces, del peligro que representa un gobernante con es talante?, esto nos debe llevar a profundizar la presión que sobre el Congreso debe hacer la Sociedad Civil, debemos exigir que este organismo, no apoye y menos aun cohoneste la aprobación de todo ese popurrí de reformas, que reitero, nos llevarían a la debacle.

Gustavo Petro, era un excelente congresista, le salía muy bien la oratoria, su retórica, en esa época bien hablada, era poco efectiva, nadie “le paraba bolas”, resultaba eso sí positiva para su imagen, la de un líder que luchaba por su pueblo, que quería vencer las injusticias, que quería paliar el hambre, la pobreza, todo eso sonaba muy bien, lo malo y de paradójica manera de lo que la gente no guarda recuerdos, fue el llegar a un cargo administrativo, y mostrar entonces, la verdadera capacidad de gobierno del Señor Petro, resulto un desastre, la idea de gobernar, acabando de raíz lo que para él era malo en la ciudad de Bogotá, cambiarlo por un modelo público, ahí fue Troya, solo basta con poner el ejemplo de las basuras, creía Petro, que comprando cincuenta o cien camiones recogedores, con eso iba a solucionar el problema de haberle quitado a los privados el negocio, el hombre no se detuvo a pensar, a planear, nada (todo en él es así), acabemos con esto hoy, y lo reemplazamos con esto otro mañana, como por arte de magia, pues bien, casi nos asfixiamos en Bogotá con las miles de toneladas de desechos, mientras los camiones “nuevos” tenían hermosas materas con exuberante vegetación en sus baúles, en vez de motores, estaban oxidados, estaban inservibles, la “brillante” idea de Petro de acabar con el negocio de los privados de un solo zarpazo, se volvió el peor desastre administrativo del que se tenga memoria. Pues bien, ese es el esquema mental del presidente, el cree que, con algunos molinos de viento en la Alta Guajira, como se atrevió a decir en uno de sus discursos, se podría producir toda la energía que el país necesita; ese es el perfil mental del presidente, imagínense el día, en que no sople el viento, ese día de seguro la culpa será de Sarmiento, Santodomingo, Gilinski o de alguno de los demonios capitalistas, neoliberales, esclavistas, culpables de todos y cada uno de los males de los colombianos y de paso, del resto de la humanidad. En nuestras manos está el bloquear a Petro, que gobierne con lo que hay, evitar que lo desbarate todo, esperar a que pasen estos dos años y pico rápido, y buscar su reemplazo, buscar el Meili o al Bukele, buscar alguien nuevo, lejos del ridículo, de lo retórico y lo estúpido, nada de lo de hoy, nada de Cabal, ni Valencia, ni Rodolfos ni Ficos, ni Galanes, ni Quinteros, ni Caicedos, ninguno de esos, de derechas o de izquierdas, alguien nuevo, que crea en el progreso, en el desarrollo, en el capitalismo, en la justicia, en el Estado pequeño, pero eficaz, alguien que aplique lo que dijo Bukele, “Si no se la roban, la plata alcanza”…. Ojalá así sea, sino que nos agarren confesados….

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