La familia del padre Alirio López confirmó el deceso del religioso quien atravesaba una delicada situación de salud por un cáncer. A sus 67 años murió dejando una huella en el fútbol, pues fue el creador del programa que buscaba resocializar a las barras bravas llamado ‘Goles en paz’.
El sacerdote era reconocido como fiel hincha de Millonarios, equipo que disputará la final de fútbol colombiano frente al Deportes Tolima.
Durante su iniciativa de ‘Goles en Paz’, recorrió varias partes del país para buscar la reconciliación entre las barras bravas de los diferentes equipos colombianos, en un tiempo en que la violencia en este aspecto estaba agudizada.
En la memoria de gran parte de los colombianos se mantendrá como el padre del seriado Pandillas, guerra y paz, pero su labor fue mucho más allá de las pantallas de televisión. En colaboración con la Policía y otras instituciones, adelantó esfuerzos para capacitar y resocializar a jóvenes pandilleros de Ciudad Bolívar.
Arquero de fútbol y fiel seguidor de Millonarios, entendió que desde esta afición también se podía impactar positivamente a las comunidades, como lo hizo desde ‘Goles en paz’, iniciativa con la que buscó reconciliar a las barras bravas de los diferentes equipos del país.
En 2009 fue nombrado capellán de su santidad Benedicto XVI, con el título de Monseñor, luego de haber trabajado durante años al frente de parroquias de la capital del país, como la del barrio Egipto o en el Country Sur, donde estuvo 15 años, y lideró campañas de desarme, así como diferentes obras sociales por las que es muy recordado por la comunidad.
La pasión por el fútbol del padre Alirio lo demostraba bajo los tres palos, pues era un buen arquero. Además, era un hincha fiel a Millonarios y el club albiazul le dejó un mensaje en su cuenta de Twitter.
“Millonarios FC lamenta profundamente el fallecimiento de Monseñor Alirio López, fiel hincha azul y gran gestor del fútbol en paz. Enviamos un mensaje de fortaleza a su familia y seres queridos. QEPD”, dice el equipo embajador.
Se consideraba a sí mismo como un padre revolucionario del amor y creía en que los sacerdotes debían ser evangelizadores de la política, pero respetando la consciencia, pues la Iglesia no es ajena a los problemas que atraviesa el país.
