Columnistas
El sagrado derecho

Por: Jaime Eduardo Botero Gómez
Llevo varios días buscando los “sagrados derechos” o los “derechos sagrados” y con sorpresa no los encuentro, quizás podría decir que si no aparecen en nuestra constitución de 1991 es porque no existen. Aquí vale la pena aclarar que todo es posible con nuestras Cortes y que quizás ellas podrían haber elevado algunos derechos a “sagrados” en alguna sentencia de aquellas que favorecen guerrilleros para ponerlos por encima de los derechos fundamentales que si vienen expresos en nuestra Carta Política.
Aunque aquellos (los Magistrados) nunca se han distinguido por religiosos, sobre todo cuando se hace tanto énfasis en que Colombia, según la Constitución, es un ”Estado Social de Derecho” y en muchos otras predicciones que se hacen lo definen como un estado “Laico” -aunque la palabra esta tampoco aparece en nuestra Carta Magna-.
Algunos dirán ¿y a este “man” que bicho le picó? Pues ya les cuento de donde vienen mis inquietudes:
Recientemente en una entrevista que hiciera Vicky Dávila al Senador Petro, en la que ella afirmó, con toda razón, que los integrantes del M-19 habían actuado como hampones, el mencionado Senador montó en cólera y le espetó a Vicky que ellos no eran hampones, que ellos siempre habían hecho uso del “sagrado derecho a la rebelión”. ¡Háganme el favor!, tampoco aparece en la Constitución colombiana ningún derecho a la rebelión (ni siquiera esa palabra rebelión esta incluida en ese texto), mucho menos que sea un derecho y muchísimo menos sagrado. Otra vez, la palabra “sagrado” tampoco aparece en nuestra Carta Magna. Que trabalenguas ¿no?
En aras de la verdad si existe en la Carta Magna el delito político, allí mencionado pero ni siquiera está definido. Buscando otras textos, encuentra uno que el delito político se entiende como “aquellos actos o acciones que atentan contra la Constitución y el orden constitucional establecido”. En el Código Penal Colombianos (Ley de la República 599 de 2000) se encuentran varios tipos de delitos políticos, voy a transcribir “el delito de rebelión” (nótese, que es un delito, no es ningún derecho y mucho menos sagrado)
“Artículo 467. Rebelión: Los que mediante el empleo de las armas pretendan derrocar al Gobierno Nacional, o suprimir o modificar el régimen constitucional o legal vigente, incurrirán en prisión de noventa y seis (96) a ciento sesenta y dos (162) meses y multa de ciento treinta y tres punto treinta y tres (133.33) a trescientos (300) salarios mínimos legales mensuales vigentes.”
En este mismo código penal tambien se encuentran, como delitos políticos, la sedición, la asonada, circunstancias de agravación punitiva, la conspiración, seducción usurpación y retención ilegal de mando, entre otros.
Pero como este no es un artículo júridico sino un análisis de esas afirmaciones absurdas que hemos escuchado en boca de Petro varias veces y con mucha frecuencia de boca de Timochenko y todos sus secuaces, hoy en el Congreso de la República: “El sagrado derecho a la Rebelión».
Pues como habrán entendido: no es un derecho, no es una prerrogativa, es un delito.
Afortunadamente para ellos, la constitución no los inhabilita para ser congresistas, jueces o funcionarios elegidos directamente o por mandato popular, a quienes hayan comtetido delitos políticos, si han pagado sus penas o si han sido indultados (que han sido perdonadas sus penas) o amnistiados (perdonados y eximidos de castigo por determinadas penas), tendrán derecho a una vida con plenos derechos.
Pero hasta ahí estos delitos normalmente son entendidos y hasta aceptados cuando se cometen en contra regímenes autoritarios, dictaduras, gobiernos esclavistas y violadores de los derechos humanos contra todo un pueblo, pero es difícil de entenderlos contra gobiernos democráticos como los que ha tenido Colombia en los últimos 60 años. Por esta razón, estos grupos guerrilleros han intentado por años vender al mundo, una imagen de Colombia que se asemeje o incluso sea peor que la imagen de las mas sangrientas dictaduras.
Por esta razón, han inflado los “falsos positivos” casi por 30 veces su número real, por esta razón muestran a nuestros presidentes, especialmente Alvaro Uribe, como vulgares asesinos y les adjudican todo tipo de delitos, así sean falsos y que precisamente nunca han podido probar.
La comunidad internacional es benévola con estos rebeldes, pero deja claro que no son amnistiables ni indultables cuando se cometen delitos contra la humanidad, los tambien llamados de lesa humanidad. Es decir, en medio de la rebelión no se pueden infringir los DDHH ni el DIH. Tampoco considera la comunidad internacional que delitos comunes puedan ser declarados como conexos con el delito político.
Como la mayoría ustedes, mis habituales lectores, saben, yo soy ingeniero y hasta aquí llego, no quiero meterme en honduras para no arriesgarme a cometer imprecisiones y mucho menos pienso enfrentarme a ciertas interpretaciones de abogados que pudieran ser afines al “sagrado derecho de la rebelión”. Mi objetivo con este escrito, para el cual debí leer varios documentos, es mostrar como estos señores que se autodenominan rebeldes, en Colombia, no son más que hampones como decía Vicky Dávila al señor Petro.
Dentro de lo leído, encontré una tesis (2014 no pongo el autor porque no quisiera tener este tipo de enemigos gratis) en la que hacen toda una reflexión que parece una gran disquisición, con la que pretenden demostrar que la rebelión es un derecho en Colombia, para lo cual parten del supuesto de que hemos tenido casi un siglo de gobiernos asesinos, terroristas, represivos, ladrones, usurpadores de tierras, discriminando a las minorías, a las etnias, etc.
La verdad uno se queda “boquiabierto” de la capacidad de argumentación, de la gran inteligencia de sus autores, de la gran capacidad dialéctica de estos señores. Si uno tuviera poca información sobre la historia, seguramente sería seducido completamente y definitivamente convencido de que esas tesis son verdad.
Uno de mis hijos, que escuchó a Gustavo Petro, en su salida de ropa con Vicky Dávila, me dijo que Petro había sido muy convincente en sus argumentos respecto a la rebelión, hecho que aún más me motivó a realizar este escrito, pero debía leer para estar seguro de lo que iba a afirmar y ser preciso en estos conceptos, que ya tenia pero debía confirmar.
Ni el derecho a la rebelión existe, ni existe el derecho a la protesta en la Constitucón colombiana, y en todo caso, el delito político deja de serlo cuando se cometen en su nombre delitos de lesa humanidad. ¿Recuerdan que todos los lideres de las protestas, que terminan en asonadas, en actos vandálicos, en muertes y en destrucción de propiedad publica y privada, hablan del “sagrado derecho a la protesta”? Pues ni es un derecho y menos es sagrado. No existe, vayamos a La Constitución de 1991:
“Artículo 37. Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Sólo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho.”
Asi que, señores periodistas y políticos, dejen de alimentar ese “derecho a la protesta” que no existe. Si existe la manifestación pacífica, pero cuando se sale de cauce, aparecen múltiples delitos. Hasta aquí este punto.
Pero volvamos al M19 y a las FARC, los mas aficionados a los derechos sagrados:
¿Creen ustedes que haber sucuestrado a José Raquel Mercado, un sindicalista, por parte del M19, haberlo torturado y posteriormente asesinado, esta tipificado como aceptable el alguna norma del derecho colombiano o el internacional? Allí hay varios delitos, pero el secuestro, la tortura y el “asesinato en persona protegida” (este último es como llaman a los falsos positivos), son delitos de lesa humanidad y no podrían ser ni indultados ni amnistiados según el Estatuto de Roma que dio origen a la Corte Penal Internacional.
¿Creen ustedes que haber incendiado un edificio (El Palacio de Justicia) con mas de 350 personas dentro, entre ellos la totalidad de magistrados de la Corte Suprema de Justicia, es aceptable como “derecho a la rebelión”? En aquel holocausto se salvaron mas de 270 personas porque el Ejército de Colombia y la Policía Nacional, los rescataron.
Lo más doloroso fue la muerte de mas de 80 personas, algunos calcinados, como se encontraron a los magistrados que estaban en el cuarto piso del Palacio. Para que se hagan una idea, encontraron montoncitos de cenizas en una de las escenas más dantescas que pueda imaginarse persona alguna. Ni en las películas más sanguinarias que presenta Netflix, puede uno imaginarse tal cosa.
No señor Petro, ese nunca fue su derecho ni el de sus socios, y si lo fuera, jamás estaría por encima del derecho a la vida de estas personas que vivieron semejante horror. Quizás les parezca licito a algunos el hecho de que fueron financiados por Pablo Escobar.
Pero ampliemos el espectro, veamos los crímenes que niegan haber cometido las Farc (un resumen para no alargarnos) pero que miles de víctimas lo atestiguan, para que ustedes me digan si esto esta dentro de algún derecho sagrado o más bien son delitos de lesa humanidad:
Haber reclutado a la fuerza miles de niños (la JEP y las FARC han tratado de desinflar las cifras), según datos suministrados hace unos meses por Herbin Hoyos Medina (QEPD) todos sustentados ante la JEP, el número de niños que sufrieron esta aberración de manos de los supuestos rebeldes supera los 50.000 niños, y es muchísimo más que lo publicado por la Comisión de la Verdad, la JEP y por el Centro de Memoria Histórica.
Pasa lo mismo con las niños y niñas fusilados (por las FARC) por algún acto de indisciplina. O las niñas violadas y obligadas a abortar en actos salvajes a los que no sobrevivían ni la mitad de ellas. O los secuestros de miles de personas al año, o los actos terroristas como haber atacado, con cilindros bomba y armas no convencionales, más de 450 poeblados solamente durante el periodo de conversaciones en el Caguan (los pueblos más pobres de Colombia ¿Alguien lo entiende?), ataques en los que morían tanto policías como los pobladores humildes de estos alejados pueblos. O la siembra de minas anti personas junto a escuelas o a veredas por la que transitaban campesinos y sus hijos.
Y pensar que, amparados en esta aberración mental, tratan de minimizar todas estas atrocidades para decir que tenían un derecho elevado a la categoría de sagrado.
No señores Petro, Tiochenko, Tornillo y sus socios en el delito. ¿Saben porque lo llamaban así a Alias Carlos Antonio Lozada o Alias Tornillo? Los niños hombres le corrían porque los violaba el muy pervertido. Así que las víctimas de este delito no era exclusivamente contra las niñas.
Claro que el mensaje no es para ustedes señores cínicos, que quieren que los llamen ex… ¿Exasesinos, exterroristas o ex violadores?
No, el mensaje es para la juventud colombiana, para que no crean en cantos de sirenas, para que se informen sobre las atrocidades de estos barbaros que quieren gobernarnos, estos terribles “seres humanos” (quízas ni merezcan ser llamados seres humanos) que de llegar a la presidencia acabaran con este país.
NOTA AL MARGEN:
¿Sabían ustedes que entre los militares, en este mal llamado conflicto, se han identificado más de 350.000 víctimas que tendrían derecho a la reparación como a cualquier colombiano y que la Ley de Víctimas de Santos, los reconoce como víctimas pero los excluye de la reparación económica? Esta es una fotografía del talante del Traidor.
Creo que sobre esta traición a las Fuerzas Armadas he escrito mas de 15 artículos que están en blog: http://jebotero.com los invito a leerlos.
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La Corte pone freno – Crónicas de Gardeazabal

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Cuando la procuradora le solicitó a la corte constitucional que se declarara en exigible el decreto por el cual el presidente Petro y su gobierno dictaron la emergencia en la Guajira, el edificio presuntuoso de saltarse la ley comenzó a derrumbarse. Por supuesto, los kalanchines que administran exclusivamente el aparataje que rodea el presidente no entendieron la advertencia.
Para la procuraduría, el gobierno estaba en mora de acatar las órdenes de la propia corte constitucional sobre cómo afrontar la problemática desde el 2017, que ya había sido reglamentada pero no aplicada durante tres años seguidos. Tampoco se mosquearon los caranchines de poco nivel jurídico y político que rodean al presidente.
Cuando el defensor del pueblo acudió el 11 de agosto a la corte y dijo que, si bien el fenómeno del niño agrava la situación climática en la Guajira, este problema es permanente y crónico, y lo sufre el pueblo ovalú por la negligencia estatal y la falta de planeación que permita la sostenibilidad, la vanidad y la soberbia que rodea al gobernante les impidió ver los resultados de la improvisación populista que montaron en la Guajira para lucirse.
La corte constitucional sí oyó y entendió esas voces y ha frenado de un tajo la manera de querer saltarse la ley que caracteriza muchos actos del actual gobierno. Lo mismo puede pasar con las pretendidas reformas redactadas, como la hacía la corcho por venganza o en desorden y sin previsión, como la laboral montada para reducir la agonizante fuerza del doctor a poderosos sindicalismo colombiano.
Tal vez le ha llegado la hora al gobernante de viajar menos, conseguir una esquiva imagen de líder mundial de la izquierda y ponerse a administrar el país como es debido, con sensatez y sapiencia. La improvisación y la ignorancia no son disculpas para equivocarse.
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No es lo mismo meter que sacar – Crónicas de Gardeazábal

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
No es lo mismo supervisar para aclarar o exigir cumplimiento que intervenir para impedir el curso normal de los acontecimientos. Tampoco es lo mismo respetar un fallo que negarse a cumplirlo, ni mucho menos resulta ser lo mismo actuar como juez y terminar como parte al emitir el veredicto.
Todo eso parece estar pasando por estos días electorales y el panorama, en vez de apaciguar ánimos y alejar la agresividad del debate, parecería que se estuviera agriando gracias a la estructura ambigua con que la carta del 91 dotó al consejo nacional electoral. Este organismo ha terminado convertido en una guillotina y no en un controlador de las diferencias electorales que puedan surgir en una democracia, asumiendo a veces papeles que le corresponden al consejo de estado o a los jueces.
Ha decidido intervenir para anular de un tajo las inscripciones de candidatos por protuberantes o discutibles que resulten las circunstancias de cumplimiento a las normas de garantías electorales. De manera contundente, con sus determinaciones, ha modificado en los últimos días el panorama electoral del Valle, Santander, Santa Marta y Maicao, entre otras.
Pero lo grave no es que haya fallado en derecho o en contra de ello, sino que ha precipitado que el primer mandatario intervenga a cuestionar sus fallos y que hasta la antigua presidenta del Senado y candidata a la gobernación de su departamento le exija al presidente que no genere esas revueltas. Porque además de dañar el clima electoral, lo presenta como un mandatario que se lleva las normas institucionales por los cachos, como cualquier vaca en las corralejas sucreñas.
El consejo electoral se puede equivocar, pero no la víspera de cerrar los plazos electorales. El presidente puede estar de acuerdo o no con las determinaciones de las Cortes, pero no debe parcializarse contra ellas sin generar la desobediencia civil. Y sobre todo, las elecciones no se pueden dañar por los irresponsables que aupan el desorden como fórmula victoriosa.
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1 de Octubre: ¿Cuál hizo la voluntad del padre? | Mensaje del Domingo

Por: Gabriel Jaime Pérez, SJ
XXVI Domingo del Tiempo Ordinario Ciclo A – octubre 1 de 2023
Mientras enseñaba en el Templo de Jerusalén, les preguntó Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué les parece? Un hombre tenía dos hijos. Al primero le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar en la viña”. Y él respondió: “No quiero”, pero después se arrepintió y fue. Lo mismo le dijo al segundo y éste respondió: “Voy, Señor”, pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» «El primero», le contestaron. Y Jesús les replicó: «En verdad les digo que los publicanos y las prostitutas llegarán antes que ustedes al Reino de los Cielos. Porque vino Juan a ustedes por caminos de justicia, y ustedes no creyeron en Él, mientras que los publicanos y las rameras sí le creyeron. Y ustedes, aunque vieron todo esto, no cambiaron de actitud para creerle (Mt 21, 28-32).
1.- La parábola de los dos hijos: dos actitudes opuestas
Jesús se dirige en esta ocasión a los jefes religiosos judíos (sumos sacerdotes y ancianos del pueblo), poco después de haber expulsado a los vendedores del Templo, lo cual había desatado la ira de aquellos y también de los letrados -escribas o doctores de la ley- (Mt 21, 12-17), que cuestionaban su autoridad (Mt 21, 23-27). En este contexto, la parábola de los dos hijos nos muestra dos actitudes opuestas en la relación con Dios: el que dice “voy” y no va representa a quienes se consideran buenos, pero dicen y no hacen, tal como los describe Jesús en su crítica a los escribas y fariseos (Mateo 23, 2-4); el otro, que dice al principio “no quiero ir”, pero luego recapacita y va, representa a los pecadores que, al reconocer su necesidad de salvación y disponerse a cambiar de conducta, son acogidos por la misericordia de Dios.
Dios acoge al que se reconoce pecador y se dispone a cambiar. Por eso dice Él en la primera lectura a través del profeta Ezequiel (18, 25-28): Cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, salva su vida. Si recapacita y se convierte, ciertamente vivirá. Así ocurriría en tiempo de Jesús, cuando los publicanos -recaudadores de impuestos públicos que en general ejercían su oficio robándole al pueblo- se convirtieron y lo siguieron, como el propio Mateo (9, 9-13) y Zaqueo (Lc 19, 1-10). Y la parábola que nos trae hoy el Evangelio de Mateo podemos relacionarla con aquella otra del de Lucas (15, 11-32) en la que también hay dos hijos: el menor llamado “pródigo” que se arrepiente de su conducta y es perdonado por el padre, y el mayor que rechaza su misericordia.
Por otra parte, en cuanto a la referencia de Jesús a las rameras, vale mencionar un monólogo titulado Las prostitutas os precederán en el reino de los cielos, escrito como obra de teatro por el sacerdote y periodista español José Luis Martín Descalzo (1930-1991). Es el drama de una meretriz que se dirige a Aquél que con sus palabras y sus hechos manifestó el amor misericordioso de Dios a las mujeres rechazadas por una sociedad hipócrita que las relega al rincón del menosprecio y les niega la posibilidad de redención.
2.- Decir y no hacer es lo mismo que mentir
La hipocresía, ligada a la soberbia de quienes se creen santos y desprecian a quienes consideran inferiores, es la actitud que más reprende Jesús. Era en general la de los jefes religiosos judíos: los saduceos integrantes de la casta sacerdotal del Templo descendientes de Sadoc (el “justo”), que había sido sumo sacerdote en tiempos de los reyes David y Salomón, y los doctores de la Ley que pertenecían al grupo de los fariseos, apelativo que significa “separados” y que se daban ellos a sí mismos presumiendo de ser incontaminados, y por eso apartándose de quienes consideraban pecadores. Ya Juan el Bautista los había exhortado a que cambiaran esa actitud, pero ellos lo rechazaron, como también rechazaban ahora a Jesús precisamente porque la soberbia los hacía sordos al llamado de Dios a la conversión.
Tal actitud sigue existiendo también entre nosotros. El hipócrita es un mentiroso. Se la pasa murmurando, moralizando, juzgando y condenando. Cumple con unos ritos externos, pero sin hacer la voluntad de Dios, que es voluntad de amor. Los que se creen perfectos y menosprecian a los demás, especialmente a quienes no son de su raza, religión, cultura, condición o clase social, y consideran pecadores a quienes no realizan los ritos que ellos sí cumplen a la letra, esconden una conciencia torcida, llena de intenciones malévolas. Y suelen ser ellos los mismos que a menudo manifiestan de palabra sus adhesiones a Dios, a la patria, a las instituciones, a la moral, y a la hora de la verdad pelan el cobre: su vida es toda una mentira: dicen y no hacen (Mateo 23, 3), como el hijo de la parábola que dijo “voy” y no fue.
San Ignacio de Loyola (1491-1556) escribió en sus Ejercicios Espirituales [230]: El amor se debe poner más en las obras que en las palabras. Esto corresponde al refrán popular obras son amores, no buenas razones. Jesús dice en otro pasaje del Evangelio de san Mateo (7, 21-23): No todo el que me diga “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre. Y por eso mismo dice la Carta de Santiago (2,21): si la fe que uno tiene no va acompañada de hechos, es una fe inútil.
3.- Andar en la humildad es andar en la verdad
San Pablo presenta en la segunda lectura (Filipenses 2, 1-11) una sublime descripción de la Encarnación de Dios en Jesús: Él, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de servidor, pasando por uno de tantos. Por eso, al invitar a los cristianos de la ciudad de Filipos a que piensen, sientan y obren como Jesús -una invitación también dirigida hoy a cada uno y cada una de nosotros-, lo hace en el marco de su exhortación a que se dejen guiar por la humildad: No hagan nada por rivalidad o por orgullo, sino con humildad, y cada uno considere a los demás como mejores que él mismo. Santa Teresa de Jesús (1515-1582) escribió: “andar en la humildad es andar en la verdad”. Y esto es así porque, precisamente al reconocer con humildad nuestra condición humana necesitada de salvación, nos ajustamos a la verdad de nuestra existencia.
Dispongámonos pues, desde el reconocimiento sincero de lo que somos e implorando la gracia que sólo Dios nos puede dar, a ser coherentes y realizar en la práctica de nuestra vida cotidiana lo que expresamos al proclamar nuestra fe. E imitemos la actitud del mismo Dios, de quien dice el Salmo 25, recitado hoy como salmo responsorial, que su ternura y su misericordia son eternas, y que se nos reveló en Jesús, acogiendo con misericordia a las personas rechazadas y excluidas que muestran y reconocen su necesidad de ser liberadas de cuanto las oprime. Finalmente, pidámosle a María, la que por excelencia practicó la virtud de la humildad, que nos ayude con su intercesión a reconocer nuestra propia necesidad de salvación y a mostrar con hechos nuestro amor a Dios, siendo misericordiosos como Él es misericordioso.
Preguntas para la reflexión
- ¿Qué mociones o sentimientos suscita en mí lo que dice Jesús con la parábola de los dos hijos?
- ¿A qué siento que me llama Jesús con su frase referente a los publicanos y las prostitutas?
- ¿Cómo pienso que debo aplicar esta enseñanza del Evangelio en el contexto social de hoy?
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