Decisión equivocada

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Por: RAÚL E. TAMAYO GAVIRIA.

Una familia muy cristiana tomó la decisión de mantener a su hijo único resguardado de los tres enemigos del hombre, como nos enseñaba el padre Gaspar Astete, en el Catecismo de la Iglesia Católica.

Pensaba su madre que el niño, estando bajo su cuidado y el de su padre, no estaría expuesto al demonio, el mundo y la carne.

Pero el niño fue creciendo y al llegar a los diez y ocho años, sus padres lo sacaron por primera vez a dar un paseo y conocer el pueblo.

Cuando pasaron por el balcón de una casa vecina, el niño vio unas niñas mirando hacia la calle.

–¿Qué es eso mamá? – Eso es el demonio, hijo. El diablo. No las mires.

–Mamá, cómprame un diablito de esos, dijo el muchacho.

Aquellos padres, puritanos y celosos no lograron eliminar los instintos normales del adolescente por las mujeres.

Pretender educar a un hijo alejado de toda la realidad es mucho más complicado que si el mismo educando va recibiendo información a medida que va creciendo.

En los aforismos de Churton Collins, leemos: “La mitad de nuestras equivocaciones en esta vida, nacen de que cuando debemos pensar, sentimos, y cuando debemos sentir, pensamos”.

Cuando resultó elegido alcalde de Medellín Daniel Quintero, sentí temor, por lo que se decía de su conexión y dependencia política con el exguerrillero y senador Gustavo Petro, después de haber pasado por varios partidos y movimientos políticos, incluyendo el Partido Conservador.

Yo, que empecé siguiendo la candidatura de Juan Carlos Vélez, acabé votando por el senador Alfredo Ramos Maya, ante la invitación de mi jefe, el exalcalde y exministro, Luis Alfredo Ramos Botero.

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El temor inicial se desvaneció cuando lo vi tomando posesión ante la Iglesia y el nombramiento de su gabinete, en el que había personas valiosísimas y competentes, empezando por el gerente de EPM, Álvaro Guillermo Rendón, exauditor nacional y exgerente de Coomunicipios.

Daniel viene de una familia por la que siento admiración y aprecio. La familia Calle, del norte de Antioquia, merece todo mi respeto: Don Chicho Calle, el arzobispo Flavio Calle y los sacerdotes Antonio Calle provincial jesuita y el rector franciscano fray Arturo Calle; el exalcalde Román Calle, que ha sido invitado en esta columna muchas veces, por sus cuentos y su carácter.

Defendí muchas actitudes del alcalde Daniel, pero hoy me siento equivocado. En un magistral sermón decía W.C. Magee: “El que no se equivoca nunca, es porque nunca hace nada”.

Mirando lo que está arriesgando en su manejo como alcalde, con el doctor Rendón en EPM, con sus enviados, los dos vicepresidentes de EPM y su cucuteña secretaria privada, que son como “el demonio, el mundo y la carne”. El amiguismo y las conexiones familiares entre su gabinete. La persecución al Jardín Botánico y sus jardineros.

Alcalde, todavía puede corregir, antes de que llegue la revocatoria.

Ñapa: Leí dos cartas dirigidas al alcalde Daniel Quintero, como para enmarcar: La que le dirigió la directora de la Cámara de Comercio, Lina Vélez de Nicholls y la de Alicia Mejía, exdirectora de Inexmoda

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