Científicos chinos han sido objeto de controversia debido a experimentos realizados con una cepa mutante del coronavirus, según un estudio divulgado a principios de este año. El informe sugiere que esta variante podría ser casi 100 por ciento letal, aunque las críticas no se han hecho esperar respecto a la validez y la ética de estos procedimientos.
El estudio preliminar, publicado en el repositorio bioRxiv y difundido por medios internacionales como La Vanguardia, New York Post y Daily Mail, se basa en la infección de ratones modificados genéticamente para reaccionar de manera similar a los humanos frente a ciertos estímulos. Estos roedores fueron infectados con una molécula denominada GX_P2V, un aislado de la variante pangolín GX/2017.
El resultado del experimento fue alarmante: los ratones humanizados mostraron una mortalidad del 100%, con órganos vitales como pulmones, huesos, ojos, tráqueas y cerebros totalmente infectados. El virus GX_P2V provocó la muerte de los animales en cuestión de días.
El informe destaca que este es el primer caso documentado donde un coronavirus de pangolín relacionado con el SARS-CoV-2 causa una mortalidad total en ratones humanizados. Sin embargo, es crucial señalar que el estudio aún se encuentra en fase de preimpresión y no ha sido verificado por terceros.
A pesar de las afirmaciones impactantes del informe, científicos y expertos han expresado críticas significativas. El profesor Richard Ebright, químico de la Universidad Rutgers en New Brunswick, ha señalado la falta de detalles sobre las medidas de bioseguridad empleadas, generando inquietudes sobre la posibilidad de que la investigación se haya realizado sin precauciones adecuadas.
Francois Balloux, experto en epidemiología del University College de Londres, ha calificado la investigación como «terrible» y «científicamente totalmente inútil». Su escepticismo se centra en la percepción de que la infección forzada de ratones humanizados con un virus aleatorio carece de relevancia y podría conllevar riesgos.
La controversia en torno a estos experimentos destaca la necesidad de un escrutinio riguroso de la metodología y la ética en la investigación científica, especialmente cuando se trata de patógenos potencialmente peligrosos.
