Columnistas
Colombia va hacia el caos – La Linterna Azul

Por: Jesús Vallejo Mejía
Simon Leys es el seudónimo de Pierre Rickmans, un sinólogo belga que hace algo más de medio siglo dio a conocer en Occidente los desvaríos de la Revolución Cultural que había emprendido Mao en China. Sus denuncias le valieron los improperios de los maoístas que, encabezados por Sartre, entonaban loas a lo que estaba haciendo el Gran Timonel en su país. Pero, según Leys, a quien el tiempo le dio toda la razón, China estaba en medio de un calamitoso desastre de enorme envergadura. (Vid. Les Habits neufs du président Mao de Simon Leys | Résumé sur Dygest)
Recuerdo que en uno de sus libros que leí por aquellas calendas Leys escribió que era tal la situación que los optimistas posaban su mirada sobre el pasado. El futuro se veía negro a más no poder.
Lo traigo a colación porque tal es la perspectiva que hoy nos ofrece el desquiciado que nos desgobierna. El futuro nos resulta hoy tan incierto que no queda otro remedio que refugiarnos en la contemplación del pasado, así éste sea tan brumoso.
En una amena charla que sostuve hace años en Popayán con el maestro Harold Martina, quien se aprestaba a ejecutar el Concierto Emperador de Beethoven en un festival de música sacra que a la sazón se realizaba en esa noble y sufrida ciudad que es cuna de mi muy bienamada esposa que ya disfruta de la gloria eterna, me decía él que, según Rossini, sólo hay dos clases de música, la buena y la mala.
Pues bien, lo mismo cabe predicar de la política: la hay buena, que genera orden, bienestar y prosperidad para los pueblos, y la hay mala, que trae consigo división, conflictos, desorden y, en general, malestar en la vida comunitaria.
Todos los indicadores muestran hoy que nuestro país se encamina hacia el caos. No otro puede ser el resultado de una gestión gubernamental presidida por alguien en cuya mente reina precisamente eso, el caos.
Si contáramos con un Senado responsable de la suerte del país, ya debería estar ocupándose de la atribución que le asigna el artículo 194 de la Constitución Política, en cuya virtud puede declarar la vacancia del cargo presidencial por abandono del mismo o por incapacidad física permanente.
Las reiteradas ausencias en que su titular ha incurrido bien podrían configurar abandono del cargo, lo mismo que su presencia en el extranjero sin dar aviso previo al Senado o, a falta de éste, a la Corte Suprema de Justicia. Así mismo, el desorden mental de que dan fe sus desatinados escritos en X, lo que antes se llamaba Twitter, podría configurar incapacidad para el ejercicio del gobierno. Puede que el cuerpo se mueva, salvo si hay algún rasguño en la rodilla, pero si el cerebro está trastornado la incapacidad física es ineluctable.
El inquilino de la sede presidencial ha dicho varias veces que suspende su agenda por motivos de salud. Ello significa que deja de ejercer sus funciones por causa de enfermedad, así sea transitoria. En tales casos, el citado art. 194 ordena que dé aviso al Senado o, en su defecto, a la Corte Suprema de Justicia. El no hacerlo configura, sin duda alguna, abandono del cargo.
No es necesario un golpe blando ni uno duro para ponerlo en cintura. Basta con que la autoridad competente cumpla con sus deberes.
Así lo está demandando el diligente abogado Abuchaibe al denunciar penalmente ante la Corte Suprema de Justicia a los integrantes de la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara de Representantes que, como se dice coloquialmente, han engavetado las denuncias contra ese mal servidor público.
Esas denuncias son de hondo calado y se hace menester que la opinión pública presione para que se las tramite y decida conforme al orden constitucional y legal, tal como lo está pidiendo reiteradamente Carlos Alonso Lucio. Dejarlas en el aire conlleva, ni más ni menos, la desaparición del Estado de Derecho.
El Plan que acaba de denunciar Francisco Lloreda en El País es tenebroso. (Vid. El Plan – elpais.com.co). Sea que se inspire en los postulados leninistas, como lo cree José Alvear Sanín en “Bienvenidos al narcoestado revolucionario”(vid. Bienvenidos al narcoestado revolucionario – La Linterna Azul), o quizá vaya más lejos y se guíe por las consignas de Pol Pot en Camboya, en todo caso no augura nada bueno para nuestra patria, que ha caído en muy malas manos.
Carlos Andrés Ríos Puerta
¡GRACIAS MEDELLÍN!

Por: Carlos Ríos Puerta
La fuerza de nuestra idiosincrasia como antioqueños y medellinenses nos ha llevado a tener un sentido de pertenencia que muchos tildan de regionalismo, no obstante, corresponde a la visión de que nuestro territorio es parte de nuestro ADN, prueba de ello es la llamada cultura Metro.
En este sentido, los funcionarios y servidores públicos, nos debemos con más ahínco a la ciudadanía para trabajar por las verdaderas necesidades que tenemos en el territorio, y seguir proyectándonos como una ciudad-región de oportunidades, visionaria y promotora de profundos cambios sociales.
En mi rol como concejal de Medellín, honor al que me he dedicado en el último año y medio, he contribuido a esa visión conjunta que tenemos como sociedad, haciéndole control político a la Alcaldía, por medio de debates en temas de Salud, Seguridad, Gobernanza, Gobernabilidad y el último que realizamos fue al programa Parceros, que busca prevenir la vinculación de niños, jóvenes y adolescentes a las estructuras criminales, pero que lamentablemente la actual administración desnaturalizó.
También marcamos un hito en el control político de la ciudad, declarando insubsistente al secretario privado de la Alcaldía, Juan David Duque, quien se negó a darle la cara al Concejo de Medellín y a la ciudadanía por los gastos injustificados de los fondos fijos reembolsables.
Dimos nuestro voto positivo al reconocimiento de Defensores de Derechos Humanos, la política Distrital de Ciencia, Tecnología, Innovación y Sostenibilidad, y finalmente participamos en las comisiones accidentales de seguridad del barrio Conquistadores y Poblado.
Asimismo, desde nuestra curul, defendimos a nuestras Fuerzas Armadas, la institucionalidad, el día sin IVA; manifestamos la inconveniencia con el alza desmedida de la gasolina, la aprobación del cannabis como uso recreativo y rechazamos los malos manejos a los que se vio expuesta Buen Comienzo en estos últimos 4 años.
De igual forma, acompañé los procesos electorales a la gobernación de Antioquia y Alcaldía de Medellín, en las que salieron electos Andrés Julián Rendón y Federico Gutiérrez. De esta forma iniciamos la recuperación de nuestra ciudad y nuestro departamento, marcando un liderazgo desde las regiones para ser artífices de los cambios sociales que necesita el país.
Finalmente quiero agradecerle a toda la ciudadanía que ha acompañado los momentos trascendentales del Concejo con sus voces de aliento y cariño por llevar en el corazón ese sentido de pertenencia tan nuestro, por permitirme cumplir el sueño de trabajar por mi ciudad, y en este mismo sentido, quiero decirles a todos los medellinenses y antioqueños, que, desde cualquier escenario futuro, seguiremos trabajando para cuidar lo que es de todos.
No quisiera terminar esta columna sin augurarles gran éxito a los próximos gobiernos de Antioquia y Medellín, así como a la Asamblea Departamental y al Concejo de la ciudad. Durante estos próximos cuatro años, la unión será fundamental para estar conectados con las comunidades y liderar las transformaciones que demanda la ciudadanía.
Carlos Ríos Puerta
Concejal de Medellín, Exviceministro de Defensa
@CarlosARiosP
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Como verdolaga en playa

Por: Jesús Vallejo Mejía
El que nos desgobierna se la pasa tildando a sus antecesores de asesinos. Repite a troche y moche que bombardeaban niños, fusilaban a jóvenes inocentes, les disparaban a los ojos a los manifestantes de la Primera Línea y no contentos con ello esquilmaban el erario.
Se abstiene de recordar que hizo parte de una de las organizaciones criminales más crueles y sanguinarias de nuestra historia, el tristemente célebre M-19.
Lo que se cuenta de sus andanzas por ahí es tenebroso, aunque sus turiferarios insisten en que se trata de “fake news”, pues sus tareas no estaban en los frentes de batalla, sino en la labor proselitista. Olvidan sus actuaciones en Zipaquirá, Santander, Tolima y Cauca, y que pese a su juventud rápidamente escaló en la jerarquía hasta llegar a ser uno de sus dirigentes nacionales.
Dado que fue un conspicuo delincuente juvenil y sus años de formación transcurrieron en la ilegalidad, es probable que se sienta solidario hoy con los delincuentes de todos los plumajes y por ello les ofrece una “paz total” de contornos difusos, tal vez irrealizable y socavadora de la autoridad soberana del Estado.
A ello conduce, a no dudarlo, su desdén por la fuerza pública, que últimamente ha sufrido más bajas por la acción gubernamental que por sus enfrentamientos con la delincuencia. Como lo ha afirmado Juan Lozano Ramírez, parece que aquélla es la única que se ha desmovilizado, pues los grupos criminales más bien se han venido fortaleciendo aceleradamente en todo el territorio nacional.
Todos ellos crecen hoy como verdolaga en playa. Su influencia es tan notoria que no resulta osado sostener que ya lo que reina es la anarquía, el peor de los males que puede afectar a una sociedad.
Hace poco afirmó el gobernador electo de Antioquia que a su juicio la paz resulta del imperio de la ley en todos los rincones de la patria. Pero lo que se obstina en predicar el gobierno central es lo contrario, vale decir, el desmoronamiento de la legalidad que debe sostenerse gracias al monopolio de la fuerza por parte del Estado.
Este es un principio capital de la filosofía política y el derecho público. Pero el inquilino de la Casa de Nariño se obstina en desconocerlo porque el ejercicio coactivo de la autoridad podría generar efectos colaterales como los que tan acerbamente les ha censurado a quienes lo han precedido en el cargo.
Recuerdo un libro humorístico que leí hace muchos años: “Memorias del Padre Eterno”, de Pierre Henri Cami (vid. Memorias del padre eterno – Cami – Google Libros). En su relato sobre la rebelión de Luzbel y los ángeles que lo secundaron, para no desdecir de su carácter amoroso, el Padre Eterno los confronta con una legión de ángeles besadores comandada por san Miguel Arcángel. A los fuegos de los futuros habitantes del infierno ellos respondían con besos, tal vez los que describe un tangazo que cantaba Gardel: “Besos que matan”.
Sólo le falta al delirio del que nos desgobierna que organice batallones de soldados besadores que convenzan a los amos del delito para que se ajusten buenamente al orden legal y cesen en sus depredaciones. Los 100.000 jóvenes a quienes se les pagará para que no delincan podrían iniciarse en tan benigno programa.
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Petro también acierta – Crónicas de Gardeazábal

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Aunque el leído Dr. Caballero Argáez nos explicará en su columna de los sábados las razones para no mirar con buenos ojos la posible Unión de Ecopetrol y PDVSA, la entidad estatal venezolana Petróleos, y muy seguramente más de un colombiano sapiente en estas lides deberá estar pensando lo contrario.
Creo que la idea de Petro de aprovechar la situación decrépita de la otrora poderosa empresa veneca es oportuna y puede resultar muy productiva para Colombia. No se trata solamente de hacer negocios para comprarle a Venezuela el gas y la gasolina que ahora importamos, lo que nos puede resultar más barato y rentable.
La propuesta del negocio que vienen cocinando desde antes de la posesión y de la que el canciller Leiva no ha estado lejano se fundamenta más en aprovechar la situación de flexibilidad que el gobierno norteamericano ha dado para poder negociar hasta abril del 2024 con una empresa que está en la lista Clinton como Venezuela y que si bien no autoriza la licencia expresa a Ecopetrol sí puede hacerlo y más aún si Maduro y sus generales permiten la candidatura de María Corina Machado en las elecciones del año entrante. Pueden renovar y aumentar la flexibilidad.
Entonces, el negocio podría buscar la licencia porque conviene a todos. Consistiría en usar los conocimientos y experiencias de Ecopetrol y la financiación que a través de ellos haría el gobierno de Washington para recuperar los fierros viejos y la estructura desbaratada de Pedevesa a cambio de una sociedad de negocios. En donde la empresa petrolera colombiana estaría entrando a ser socia de una de las reservas de petróleo más grandes del mundo.
Por supuesto, ese negocio tiene todavía mucho reñe y aunque contara con la recia oposición de la derecha colombiana que prefiere odiar que mirar, como es un negocio entre leninistas sin partidos comunistas fuertes detrás, puede cuajar y hasta ser un buen negocio futuro para Colombia.