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POR: RAÚL E. TAMAYO

“Educar la mente sin educar el corazón, no es educar en absoluto”. Anónimo citado por Oscar Marín García.

Las “marchas pacíficas” organizadas por las centrales obreras en todo el país, para protestar por la horrorosa reforma tributaria, disfrazada con nombres eufemísticos, por el exministro Carrasquilla, fueron permeadas e invadidas por vándalos incendiarios, ladrones de almacenes, asesinos y perseguidores de policías y destructores de comercios y bienes públicos. Estas marchas continuaron a pesar de que la reforma fue retirada por el Gobierno y los organizadores del paro insisten en continuar a pesar de los daños que le están causando a la economía nacional, devastada por la pandemia del virus.

La injerencia de la minga indígena con sus escoltas, (algunos armados) con sus Toyotas todoterreno y por fuera de sus resguardos y territorios ancestrales, fungiendo como autoridades unas veces y otras bloqueando carreteras nacionales y municipales, ha dado mucho que pensar, pues los miembros de la Unidad Nacional de Protección, UNP que acompañan a los jefes de la Minga, son exguerrilleros desmovilizados de las Farc y ahora escoltas con uniforme y armas del Estado. Ni la Minga tiene autoridad en Cali, ni la UNP puede sumarse a una protesta, siendo parte del gobierno contra el cual se protesta.

En Colombia tenemos un gobierno constitucional y elegido democráticamente con sus tres poderes en ejercicio, ¿por qué los organismos internacionales les creen más a los derechos humanos de la ONU que al Jefe de Estado?

Escuchamos la maravillosa intervención del doctor Alejandro Ordóñez, embajador ante la OEA, sobre los sucesos de Colombia, quien explicó clara y objetivamente los hechos y resultados del paro y sin embargo renuncia la canciller y los periódicos internacionales y parte de la prensa nacional le creen más a quienes atacan a la policía y hablan de falta de libertades, cuando es lo contrario.

Definitivamente estamos viviendo un caos terrible en nuestra querida Colombia, los bandidos que roban almacenes, tumban cámaras, queman edificios y atacan a la Fuerza Pública están torpedeando unas marchas que tienen derecho a protestar y están perjudicando a los estudiantes haciéndose pasar por ellos.

Afortunadamente en Medellín y en Cali, los ciudadanos de bien, ya se están manifestando a favor del orden y en las calles hemos visto a la gente aplaudiendo a sus autoridades y protestando en contra de quienes obstruyen las carreteras y calles interrumpiendo el libre paso del transporte. Bien por el ministro de Defensa Molano. Bien por la Policía y bien por el Ejército.

Ñapa: Fui vecino por más de treinta años de la estatua de don Marco Fidel Suárez que estaba en el segundo parque de Laureles. Mis conciudadanos me preguntan qué hicieron con don Marco. ¿Por qué se lo llevaron del parque y no aparece? Le preguntamos al señor alcalde. Llamé a la vicepresidenta de Relaciones Públicas de EPM, mi amiga Mábel López y no respondió ni el saludo.
Los antioqueños queremos ver la estatua del ilustre expresidente y gran cultor del idioma en su pedestal de Laureles en Medellín.

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