¿Se parece la reforma de la salud con el ISS?

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Por: Guillermo Mejia Mejia*

Digamos que en algunas cosas se parece y en otras no.

Veamos en que se parece:

En primer lugar, los aportes para la salud del ISS eran públicos y se manejaban en forma descentralizada a través de las regionales que coincidían con la organización del país por departamentos.

En segundo lugar, la atención a los usuarios se hacía a través de los CAB (centros de atención básica). Ahora el gobierno propone lo mismo mediante el sistema de los CAP (centros de atención primaria).

En tercer lugar, el ISS se ceñía a la lista de medicamentos de la OMS, que hoy se denomina Lista Modelo de Medicamentos Esenciales, que también se encuentra en la propuesta del actual gobierno. En la propuesta de reforma del gobierno seguramente habrá una norma que se refiera a esta lista y a la obligatoriedad para los médicos de ceñirse a ella. Con el perdón de los visitadores médicos, enviados por las farmacéuticas multinacionales, se les debe prohibir su ejercicio al interior de los CAP y que cumplan su tarea comercial solo en los consultorios particulares.

Colombia debe regresar a la producción de medicamentos a través del INS como lo hizo en el pasado con las vacunas para la viruela, la rabia, la fiebre amarilla, la difteria, el tétanos, la tos ferina y la aftosa y producir sueros fisiológicos baratos que han sido un cuasi monopolio de la Baxter. El INS era un aliado inconmensurable del ISS.

En cuarto lugar, la atención a los usuarios se hacía con personal vinculado con salario y prestaciones sociales completas, como se propone en la reforma, que inclusive tenían un régimen especial como era el de trabajadores de la salud.

Cuando no se tenía personal médico especializado vinculado, se contrataba mediante el sistema de tarifas por cada procedimiento.

En qué no se parece:

Lo primero es la cobertura. El ISS solamente atendía a trabajadores particulares formalizados cotizantes, a sus beneficiarios, a sus mismos empleados y sus beneficiarios y a los pensionados por el mismo seguro social. Se calcula que no pasaban estos beneficiarios de más de seis millones de trabajadores y sus familias.

Como segunda diferencia el ISS tenía una integración vertical con sus propias clínicas, laboratorios y centros de diagnóstico. En la reforma se propone que las IPS (instituciones prestadoras de salud) actuales, particulares y oficiales, sean las que efectivamente atiendan a los pacientes que remitan los CAP, pero a tarifas oficiales.

Una tercera diferencia es el sistema de recaudo de los aportes que se hará a través del ADRES (Administradora de los Recursos del Sistema General de Seguridad Social  en Salud) pues los recaudos solo se efectuarán a través de esta entidad, que no estará sometida al odioso control que ejercía el Ministerio de Hacienda sobre los recursos de la salud del ISS a través del mecanismo de la disponibilidad presupuestal, pues aunque el sistema tuviera fondos suficientes en bancos para pagar a los proveedores, esta entidad, para controlar la inflación, soltaba los recursos a cuenta gotas.

El desafío más grande de la reforma será la atención de la Colombia rural y profunda. Si se propone que los CAP atiendan 20.000 personas cada uno, se necesitan por lo menos 2.500 en el país que deberán contar con todo lo que requiere la atención básica en salud, con citas oportunas, de buena calidad y medicamentos baratos.

Por lo pronto, creo que la filosofía de la reforma, como la propuso el presidente en su campaña, es la espina dorsal de la seguridad social, que debe ser pública y alejarla lo más que se pueda de los negocios neoliberales a los que la llevaron varios gobiernos de ese corte en Colombia.

*Exgerente seccional del ISS en Antioquia 1991-1994

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