Primera gran derrota del Gobierno y Roy: ¿por qué se hunde la reforma política?

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La virtual muerte de la reforma política, después de un trino en el que el presidente Gustavo Petro aseguró que en ese polémico proyecto que hoy cursa quinto debate en la Comisión I de Senado «no queda ningún tema progresista», marca la primera gran derrota del Gobierno en un Congreso en el que la aplanadora oficialista mandaba sin dificultades.

Según Petro, «sin listas cerradas y cremalleras, es decir que permitan igualdad de curules para hombres y mujeres, y sin financiación estatal de las campañas, la reforma no aporta a un avance en la calidad de la política».

Esas palabras -que todos los sectores han interpretado como un pulgar hacia abajo para una iniciativa que nació apadrinada por el ministro del Interior, Alfonso Prada, y por el poderoso senador Roy Barreras- se sumaron a un comunicado de la bancada del Pacto Histórico en Cámara en el que se pide el archivo del proyecto.

El mismo Prada dijo varias veces en el Congreso que si desnaturalizaban la reforma, preferían dejarla hundir. «Hablé con el presidente Petro y me dijo que si no se mejora la reforma, el propio Gobierno va a pedir su hundimiento y que comencemos de cero, para ratificar el hecho de que no estamos casados con prejuicios. Pero tampoco renunciamos al principio democrático de debatir y defender lo que es defendible de la reforma, que me parece que hay muchos elementos que se pueden defender y podemos mejorar», comentó este miércoles en Senado.

Y todo esto se da un día después de que la reforma estuvo a punto de hundirse -en el quinto de ocho debates- en la Comisión Primera, donde por primera vez la oposición liderada por el Centro Democrático pareció consolidar las mayorías necesarias para archivar el proyecto y darle un golpe al Gobierno.

Fue necesaria una maniobra de emergencia de Roy Barreras -quien terminaba una de sus sesiones de quimioterapia para ir al Capitolio- para evitar el golpe de mano: como Presidente del Congreso, Roy logró disolver el quorum de la comisión anunciando que en minutos iba a instalar la plenaria de Senado, que estaba citada para la moción de censura contra la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez. Por reglamento, cualquier sesión de comisión se debe suspender cuando empieza la de la cámara legislativa respectiva en pleno.

“Dentro de seis minutos, voy a abrir el registro de la sesión plenaria, que todos debemos asistir (…) el presidente decide la hora”, dijo y se retiró del recinto. Tras el anuncio, uno a uno fueron saliendo los miembros de la Comisión. «Fue una jugadita», dijeron.

¿Por qué un proyecto de la entraña del Gobierno y de su principal alfil político (Barreras) termina negado por el propio Presidente y su bancada? El proyecto desde el el principio enfrentó resistencias en la coalición, especialmente en Alianza Verde. Katherine Miranda,Catherine Juvinao y Jota Pe Hernández, por ejemplo,siempre sostuvieron que el efecto de las listas cerradas para Congreso buscaba beneficiar a las colectividades más fuertes y los borraba del mapa político.

Las listas cerradas son consideradas como el corazón del proyecto, son la gran manzana de la discordia. El mismo Roy ha dicho que estas son «mandato del punto 2 del Acuerdo del Teatro Colón», así que para él «lo único que importa de la teforma es la lista Cerrada.Todo lo demás puede desaparecer. Se juntan clientelistas y bodegueros en contra del cambio», dijo esta semana.

Los opositores de las listas cerradas consideran que la reforma no deja claro cómo se armarán las listas, lo que consideran que la espacio para que los «dueños de los partidos» las armen de una manera antidemocrática. Señalan, además, que es una manera de esconder a los indeseables.

Miranda, por ejemplo, llegó a decir en la Cámara que estaba decepcionada del Gobierno porque les estaba dando un golpe a las minorías con este proyecto, pues se incluyó una proposición que impedía a los partidos minoritarios aliarse de cara a las elecciones y dejaba abierta esta posibilidad solo para los grandes partidos. Frente a esto, afirmó que se sentía «dolorida, avergonzada y profundamente decepcionada».

Pero además revivía polémicas figuras eliminadas por otras reformas políticas del pasado, bajo el entendido de que eran una puerta abierta para prácticas indebidas: el proyecto del Gobierno y de Roy Barreras posibilitaba el transfuguismo (el salto de un partido a otro, en lo que se interpretó como una maniobra para atraer hacia el Pacto a congresistas colaboracionistas) y revivía la puerta giratoria entre el Congreso y los ministerios.

Esa posibilidad, que un congresista en ejercicio pudiera saltar al Gobierno, fue eliminada por la Carta del 91 para evitar que el Ejecutivo pudiera atraer con nombramientos los votos que necesitaba en el Legislativo.

Esto, según expertos, era un golpe a la Constitución.Para Juan Carlos Esguerra, exministro de Justicia y quien fue miembro Asamblea Nacional Constituyente, dijo en su momento a EL TIEMPO que“el asunto es muy grave. Primero, es un grave atentado contra la separación de poderes. Es convertir a los congresistas en Gobierno, con lo que eso tiene de inconveniente. Por otro lado, le hace un grave daño al control político que el Congreso porque para eso se necesita que haya independencia entre uno y otro órgano. Imagínese usted qué control político va a haber si uno lo va a ejercer con quien era su compañero de pupitre hasta la víspera. Eso no tiene sentido”.

«Es malo para la separación de poderes, malo para el control político, malo porque, además, convierte los ministerios en mermelada. Me parece negativo por donde lo mire”, agregó.

El Gobierno Petro la defendía por la supuesta necesidad de poder llevar a la administración a las personas que más conocen de temas claves para el país, entre ellos congresistas que llevan años manejando los mismos temas en sus comisiones. En los pasillos del Congreso, este artículo era llamado como el «artículo Roy», pues dicen que era una propuesta del presidente del Senado, quien ha dicho que en junio renunciará a su curul.

Pero además, a esa puerta giratoria le apareció una añadidura para segunda vuelta: le metieron la zanahoria de que el congresista que fuera nombrado en el Gobierno podía volver a su curul cuando se retirara del gabinete. El mismo Pacto Histórico califica como «politiquera» esa propuesta.

«Se ha demostrado hasta dónde llegaría la clase política y politiquera para poder perpetuarse y cuáles son los cambios que están dispuestos a hacer. Como resultado el texto de la reforma política el día de hoy es completamente diferente, pues tiene varias disposiciones que se consideran problemáticas», dice el comunicado de los representantes a la Cámara del partido del Presidente.

Este jueves, la Comisión I de Senado debe iniciar sesión con la votación del archivo propuesto por el Cambio Radical, ahora opositor, oficialmente, y el Centro Democrático. Si después de la señal del Presidente la reforma sigue viva, nada garantiza que el mismo Pacto Histórico en Cámara no entierre un proyecto que, para muchos de sus miembros, tiene más el sello del senador Barreras y del ministro Prada, a quienes no identifican como del corazón político del Presidente.

El Gobierno pierde porque asiste al virtual hundimiento de una de sus principales iniciativas justo en el momento en el que un Congreso que ha dado señales de rebeldía empieza a votar los proyectos sociales más importantes para Petro, que son su Plan de Desarrollo y sus reformas laboral, pensional y de salud.

Pero también es un golpe, ahora apoyado desde el Pacto Histórico, para Roy Barreras, que ha sido crítico de la versión oficial de la reforma de la salud y a quien su par en la Presidencia de Cámara, David Racero, llegó a calificar hace tres semanas como una especie de ‘vocero de la oposición’.

«Lo cierto de la Reforma Política es que la Cámara de Representantes hizo un esfuerzo el semestre pasado para que el trámite continuara, pero estoy seguro que en este último debate no nos prestaremos para perpetuar prácticas antidemocráticas», trinó el presidente de la Cámara minutos después del mensaje del jefe de Estado.

El Gobierno, sin duda, no pasa una buena hora en el Congreso, lo que no le conviene de cara a las grandes reformas sociales que se discutirán este semestre y que, sin duda, requerirán que su coalición esté sólida. Pero, por ahora, la aplanadora del semestre pasado parece estar herida y no parece nada sencillo consolidarla.

Fuente: ElTiempo.com

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