Mayo 21: La ascensión del Señor | Mensaje del Domingo

10 Min Lectura

Por: Gabriel Jaime Pérez, SJ

VII Domingo de Pascua – Ciclo A – Mayo 21 de 2023

1ª Lectura: Hechos de los Apóstoles 1,1-11: ”En mi primer libro, excelentísimo Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y enseñado desde el principio hasta el día en que subió al cielo. Antes de irse, por medio del Espíritu Santo dio instrucciones a los apóstoles que había escogido respecto a lo que debían hacer. Y después de muerto se les presentó en persona, dándoles así claras pruebas de que estaba vivo. Durante cuarenta días se dejó ver de ellos y les estuvo hablando del reino de Dios. Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo: —Esperen a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé. Es cierto que Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo. Los que estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: —Señor, ¿vas a restablecer en este momento el reino de Israel? Jesús les contestó: —No les corresponde a ustedes conocer el día o el momento que el Padre ha fijado con su propia autoridad; pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra. Dicho esto, mientras ellos lo estaban mirando, Jesús fue levantado, y una nube lo envolvió y no lo volvieron a ver. Y mientras miraban fijamente al cielo, viendo cómo Jesús se alejaba, dos hombres vestidos de blanco se aparecieron junto a ellos y les dijeron: —Galileos, ¿por qué se han quedado mirando al cielo? Este mismo Jesús que estuvo entre ustedes y que ha sido llevado al cielo, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse allá”.

2ª Lectura: Efesios 1, 17-23: ”Pido al Dios de nuestro Señor Jesucristo, al glorioso Padre, que les conceda el don espiritual de la sabiduría y se manifieste a ustedes, para que puedan conocerlo verdaderamente. Pido que Dios les ilumine la mente, para que sepan cuál es la esperanza a la que han sido llamados, cuán gloriosa y rica es la herencia que Dios da al pueblo santo, y cuán grande y sin límites es su poder, el cual actúa en nosotros los creyentes. Este poder es el mismo que Dios mostró con tanta fuerza y potencia cuando resucitó a Cristo y lo hizo sentar a su derecha en el cielo, poniéndolo por encima de todo poder, autoridad, dominio y señorío, y por encima de todo lo que existe, tanto en este tiempo como en el venidero. Sometió todas las cosas bajo los pies de Cristo, y a Cristo mismo lo dio a la iglesia como cabeza de todo. Pues la iglesia es el cuerpo de Cristo, de quien ella recibe su plenitud, ya que Cristo es quien lleva todas las cosas a su plenitud”.

Evangelio – Mateo 28, 16-20: ”En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: “Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sepan que yo estoy con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo”.

1.  “Subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios Padre”

Las lecturas bíblicas de este domingo se relacionan con lo que afirmamos en el Credo: que Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre, después de haber padecido, muerto y resucitado, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios Padre. Hay que comprender en su verdadero sentido lo que expresa este artículo de nuestra fe.

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No se trata del vuelo de un superhéroe como los de las historietas, sino de un misterio que consiste en la exaltación o glorificación de Jesucristo, quien como dice san Pablo en la 2ª lectura, después de haber descendido a la condición de los muertos fue resucitado por Dios Padre para hacerlo en su naturaleza humana plenamente partícipe de la gloria divina, “sentándolo a su derecha en el cielo”; una imagen tomada de la costumbre que en aquella época tenían los reyes de hacer subir y situar junto a su trono a quien se había distinguido por el cumplimiento cabal de una misión que le había sido encomendada. Por tanto, esta imagen no es una descripción física, sino la expresión simbólica de un misterio trascendente.

2.  “¿Qué hacen ustedes ahí plantados mirando al cielo?”

Esta pregunta que aparece al final del relato de los Hechos de los Apóstoles, podemos aplicarla hoy a la mentalidad equivocada de quienes se quedan plantados en una religiosidad estática que, por quedarse mirando al cielo sin tomar conciencia de los problemas de la tierra, los paraliza y no los lleva a la acción comprometida con la construcción de una sociedad justa y equitativa de acuerdo con la voluntad de Dios.

Se trata, por tanto, de una invitación a que nos pongamos en marcha con los pies en la tierra, dispuestos a colaborar activamente en la misión que Cristo resucitado le encomienda a su Iglesia: dar testimonio de Él hasta los confines del mundo, como dice Jesús resucitado antes de su ascensión.

3.  Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales

Hoy celebra también la Iglesia Católica la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, establecida hace 57 años por el Concilio Vaticano II para promover los valores éticos en la comunicación. Cada año la Santa Sede señala para esta Jornada un tema específico, desarrollado en un breve mensaje.

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El mensaje del Papa para este año (que puede encontrarse en Internet como Mensaje Pontificio de la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales – 2023) lleva por título Hablar con el corazón, “en la verdad y en el amor” (Efesios 4,15), y dice al final: “vivimos una hora oscura en la que la humanidad teme una escalada bélica que se ha de frenar cuanto antes, también a nivel comunicativo. Uno se queda horrorizado al escuchar con qué facilidad se pronuncian palabras que claman por la destrucción de pueblos y territorios. Palabras que, desgraciadamente, se convierten a menudo en acciones bélicas de cruel violencia. He aquí por qué se ha de rechazar toda retórica belicista, así como cualquier forma de propaganda que manipule la verdad, desfigurándola por razones ideológicas. Se debe promover, en cambio, en todos los niveles, una comunicación que ayude a crear las condiciones para resolver las controversias entre los pueblos. En cuanto cristianos, sabemos que es precisamente la conversión del corazón la que decide el destino de la paz, ya que el virus de la guerra procede del interior del corazón humano. Del corazón brotan las palabras capaces de disipar las sombras de un mundo cerrado y dividido, para edificar una civilización mejor que la que hemos recibido. Es un esfuerzo que se nos pide a cada uno de nosotros, pero que apela especialmente al sentido de responsabilidad de los operadores de la comunicación, a fin de que desarrollen su profesión como una misión”.

Finalmente, en la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos que comienza hoy y culmina el domingo de Pentecostés -la gran fiesta de la comunicación humana lograda por el Espíritu Santo gracias al lenguaje universal del amor-, oremos, invocando la intercesión de María Santísima que acompañaba a la primera comunidad cristiana en la oración después de la Ascensión del Señor (Hechos 1,14), por la unidad de todos los que profesamos la fe en nuestro Señor Jesucristo.

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Preguntas para le reflexión:

  1. ¿Qué mociones espirituales suscita para mi vida la fe en el misterio de la Ascensión del Señor?
  2. ¿Cómo puedo aplicar a mi vida la pregunta: “¿Qué hacen ustedes ahí plantados mirando al cielo?”?
  3. ¿Cuál es para mí el significado de lo que dice el Papa Francisco en su Mensaje para la 57ª Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales?
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