Por: Carlos Ríos
El Trastorno del Espectro Autista – TEA, es una condición del neurodesarrollo de la que hemos estado investigando en los últimos meses, esto motivado por un grupo de madres activistas por los derechos de las personas con TEA en el departamento de Antioquia. Las narraciones, padecimientos y barreras a las que estás personas deben someterse en su día a día son muchas, en especial porque en la sociedad en la que vivimos los estigmas frente a la neurodiversidad siguen exacerbados y anclados en lo más profundo de nuestra cultura.
Dentro de las búsquedas encontramos algunas certezas médicas y un avance estadístico en enumerar a las personas con esta condición, por lo que partimos de una información inicial que nos dice que 1 de cada 160 niños en el mundo según la Organización Mundial de la Salud presentan este cuadro médico. Ante esto podríamos afirmar que en Colombia tendríamos una población de alrededor de 115.000 casos distribuidos en todo el país, sin embargo, no existen estadísticas claras ni suficientes para obtener una radiografía real de este panorama.
Bajo este contexto, podemos afirmar que la condición de persona con TEA implica afrontar una diversidad neuronal frente al desarrollo de los individuos tales como: La comunicación, la interacción social y la rigidez cognitiva. Bajo esta lógica, las habilidades de relacionamiento y comunicación navegan en lenguajes poco habituales, en sentires y reacciones divergentes a los hábitos sociales que asumimos como “normales”, lo que hemos encontrado es que en lo diverso y consecuente con las luchas por los diferentes, la comunidad TEA merecen un espacio para ser escuchados, así como la construcción de unas políticas públicas y líneas de acción que entreguen respuestas reales y oportunas a esta población.
También es probable que muchas personas confundan la lectura política del autismo, porque el empoderamiento de esta comunidad es propio, autentico y eficaz para actuar en ayuda de los suyos, con redes de apoyo envidiables y una vocación por lo social que ha sido la única ayuda que muchas familias han recibido cuando son discriminados en las escuelas, juzgados, entes gubernamentales entre otros escenarios, por la crianza que le imparten a sus hijos e hijas o simplemente abandonados por sus entidades prestadoras de salud.
Desde la Asamblea Departamental de Antioquia hemos adelantado dos debates de seguimiento y control político, en los que hemos reunido un grupo de madres, tías, abuelos, familias y colaboradores genuinos que desde sus organizaciones sociales luchan por seguir buscando la inclusión. Así mismo hemos encontrado un gobierno departamental que escucha el clamor, entiende la realidad y de esta forma los avances han sido significativos y se han conformado mesas de trabajo en las que se ha acercado la base social con el gobierno departamental representado en la primera Gerencia de Discapacidad del país, por ello se espera que en el plan de acción departamental en pro de la discapacidad exista una línea de acción y un capítulo especial para el reconocimiento de la comunidad TEA, y para generar unas líneas de atención para esta población y así quizás logremos la tan esperada igualdad producto de reales acciones de inclusión.
El camino sigue siendo largo, quebradizo, espinoso y sobre todo turbulento para quienes han decidido emprender acciones políticas para generar cambios tan importantes en la sociedad. Por lo pronto, la invitación es a trabajar unidos y a buscar aliados para que el actual gobierno departamental continue trabajando de forma decidida por esta población y sentar bases sólidas para que en los próximos gobiernos podamos ver incluida la comunidad TEA dentro del Plan Departamental de Desarrollo, priorizados en planes, programas, proyectos y con asignación de recursos. Importante insumo seria lograr el censo de la población TEA en el departamento de Antioquia y por qué no, en todo el país.
