Farmacéuticas pagarán 26 mil millones de dólares por crisis de los opiáceos en EE. UU.

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Raúl Rennella

El día de ayer, se conoció que un monto “histórico” de 26.000 millones de dólares será pagado por el laboratorio Johnson & Johnson y tres distribuidores de medicamentos acusados de contribuir a la epidemia de opiáceos. Están dispuestos a hacerlo para poner fin a unas 4.000 demandas judiciales en Estados Unidos.

J&J aceptó pagar 5.000 millones de dólares en nueve años, y los distribuidores estadounidenses McKesson, Cardinal Health, y Amerisource Bergen, que suministran un 90% de los medicamentos del país, pagarán 21.000 millones en 18 años, anunció este miércoles la fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, en un comunicado.

Con este acuerdo “histórico” las compañías esperan enterrar unas 4.000 demandas en su contra presentadas por muchos estados del país y comunidades locales, y evitar juicios, precisó James, que ofreció una conferencia de prensa para explicar el acuerdo junto a fiscales de otros seis estados.

“Johnson & Johnson, McKesson, Cardinal Health, y Amerisource Bergen no solo ayudaron a encender el fósforo, pero siguieron alimentando el fuego de la adicción a los opiáceos durante más de dos décadas. Hoy, hacemos que rindan cuentas e inyectamos miles de millones de dólares en comunidades de todo el país”, sostuvo la fiscal.

La crisis de los opiáceos ha provocado más de 500.000 muertes por sobredosis en los últimos 20 años en Estados Unidos.

¿QUÉ SON LOS OPIOIDES?

Los opioides son un grupo amplio de medicamentos analgésicos que interactúan con los receptores de opioides de las células. Los opioides pueden estar hechos de amapola real -por ejemplo, la morfina- o sintetizarse en un laboratorio -por ejemplo, el fentanilo-.

Cuando los opioides se distribuyen por la sangre y se unen a los receptores de opioides en las neuronas cerebrales, las células liberan señales que amortiguan tu percepción del dolor y aumentan la sensación de placer. En general, los opioides recetados para aliviar el dolor son seguros cuando se toman por un tiempo corto y según lo indicado por su proveedor de atención médica. Sin embargo, quienes los toman corren el riesgo de dependencia y adicción, así como una sobredosis.

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EL ACUERDO HISTÓRICO

El acuerdo también prevé cambios en la industria farmacéutica para poner fin a la epidemia y evitar que se repita.

Johnson & Johnson, que se niega a admitir culpabilidad, dejará de vender opiáceos a nivel nacional, y McKesson, Cardinal Health, y Amerisource Bergen “finalmente han acordado coordinar y compartir su información con un monitor independiente para garantizar que este incendio no se extienda aún más”, dijo James.

El acuerdo, que fue catalogado de “histórico” por la fiscal, ya fue aprobado por Nueva York y otros seis estados del país (Carolina del Norte, Connecticut, Delaware, Luisiana, Pensilvania y Tennessee). Pero todavía debe recibir el visto bueno de otros estados en un plazo de 30 días, y de numerosas comunidades en 150 días.

“Queremos que estos dineros lleguen a nuestras comunidades lo más rápido posible, y que sea el máximo monto posible, porque la gente está muriendo, y queremos salvar vidas”, dijo el fiscal de Carolina del Norte, Josh Stein, quien espera que más de 40 estados suscriban el compromiso.

Al menos dos estados, Washington y West Virginia, criticaron públicamente el acuerdo por considerar que recibirían poco dinero y prometieron pelear sus casos en los tribunales.

El fiscal de West Virginia, Patrick Morrisey, se quejó de que el acuerdo otorga solo migajas a los estados más pequeños ya que los fondos son decididos en base a la población “y no a la intensidad de la crisis de los opiáceos”.

Purdue -fabricante del medicamento OxyContin- es considerado por muchos como uno de los principales responsables de la epidemia.

BATALLA JURÍDICA

Si es confirmado, este será el mayor acuerdo en la larga batalla legal entre los gobiernos estatales y locales y la red de fabricación y distribución de opiáceos -incluidas farmacias y médicos o consultoras como McKinsey-, que durante años cerraron los ojos al consumo abusivo de poderosos medicamentos contra el dolor.

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Pero no abarca a todos los fabricantes ni distribuidores: otros laboratorios que son blancos de demandas judiciales como Purdue -fabricante del medicamento OxyContin, que muchos consideran uno de los primeros responsables de la epidemia-, Teva, Allergan o Endo no se unieron al acuerdo.

Tampoco incluye a las grandes cadenas de farmacias estadounidenses como CVS o Walgreens, objeto de demandas judiciales por su papel en la distribución.

La batalla es a veces comparada con la que tuvo lugar contra las tabacaleras en los años ’80, que culminó con un acuerdo amistoso entre los fabricantes y la casi totalidad de los estados en 1998, por casi 250.000 millones de dólares.

La promoción agresiva de medicamentos contra el dolor muy adictivos desde mediados de la década de 1990 es considerada por muchos como el desencadenante de la crisis de los opiáceos, que ha provocado más de 500.000 muertes por sobredosis en los últimos 20 años en Estados Unidos.

Al tornarse adictos a estos opiáceos entregados con receta médica, muchos pacientes comenzaron a consumir luego potentes derivados ilícitos como la heroína o el fentanilo, en el origen de muchas sobredosis.

La epidemia se agravó durante la pandemia de coronavirus: más de 93.000 personas murieron por sobredosis ligadas en gran parte a los opiáceos en 2020, según estadísticas publicadas hace una semana. (I)

eluniverso.com

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