A falta de estudios universitarios, Gabriel Rodríguez salió adelante con resiliencia; vendía en las calles y ahora tiene una franquicia de restaurantes.
Antes de dirigir la reconocida cadena de restaurantes La Garosa, Gabriel Alejandro Rodríguez Sandoval vivía la misma realidad que enfrentan millones de colombianos cada día: la informalidad.
Gabriel nació en Bogotá, pero a los 17 años, justo después de terminar su vida escolar, se dedicó a perseguir su sueño de tener un negocio. Empezó a vender empanadas en un barrio del norte de Barranquilla, impulsado por un consejo de su abuela: “Mijo, haga lo que más se vende, que son las empanadas”, y así fue. Ella misma le dio la receta; él no perdió un instante y se puso a trabajar.
Primero fue vendedor ambulante y tocó las puertas de la Sociedad Portuaria, en donde ofrecía su producto a todo aquel que se encontraba allí mientras transportaba las empanadas en una cava de icopor. A sus inicios vendía 30 al día, después 50 y al final más de 100.
Esa primera etapa lo ayudó a ahorrar y, al mismo tiempo, conocía lo que significa tener un emprendimiento. Esos aprendizajes marcaron su trayectoria y le enseñaron todo lo que tenía que saber para armar su empresa. Pese a esto, y por dificultades económicas, no pudo terminar sus estudios en administración, pero las lecciones que le dejaron las calles fueron más que suficiente para catapultarlo al éxito.
Después de haber recolectado suficiente dinero, Gabriel Alejandro Rodríguez Sandoval decidió empezar su negocio de manera formal y creó el nombre de su marca: La Garosa, que nació gracias a un tío suyo, quien le aconsejó juntar las iniciales de su nombre.
“Quedó perfecto”, dijo en una entrevista con El Tiempo, “Perfecto porque ese término aquí en Barranquilla lo relacionamos con algo insaciable, y queríamos transmitir esa idea de que no se conformaran con poco, que siempre quisieran un poco más”.
La Garosa abrió sus puertas en 2018 y desde ese entonces se ha especializado en panadería y pastelería. Empezó como un pequeño local en el barrio Villa Carolina, que buscaba brindar una experiencia casera y acogedora a sus clientes.
“Aquí vienen en plan familia y plan amigos, a reír, a charlar. Prueban nuestros ‘buquesos’, un producto tradicional (buñuelos) que hemos adaptado al presente rellenándolos de diferentes sabores, que le han encantado a nuestros clientes, son deliciosos”, aseguró Gabriel a ese medio.
En su menú brillan los panes, las empanadas y los buñuelos rellenos de chocolate, queso, bocadillo y nutella. Además, ofrecen todo tipo de bebidas para acompañar la comida, entre las cuales se encuentran jugos naturales, café, avena, milo y demás.
Con semejantes delicias en sus vitrinas, el negocio de Gabriel Rodríguez se ha ido ampliando, y hace menos de un mes inauguró un cuarto local en el Centro Comercial de Alameda del Río en Barranquilla. Además, dice, la idea es seguir creciendo.
“Queremos seguir expandiendo La Garosa con diferentes formatos. La próxima meta es abrir sucursales en la costa Caribe, empezando por Cartagena y Santa Marta, para este mismo año”, expresó el emprendedor, que apenas tiene 25 años a El Tiempo.
Negocio La Garosa que destacan en Barranquilla
Como muchos empresarios, Gabriel tuvo que enfrentar los obstáculos que impuso la pandemia. Cuando se vio obligado a cerrar sus locales, decidió reinventarse y apostarle a lo digital.
El joven optó por hacer productos congelados y venderlos en línea. Su campaña fue un éxito y no solo salvó su negocio, sino que también llevó a que fuera reconocido por medios como El Heraldo, el cual lo entrevistó al respecto.
“Es el tiempo que muchas veces la gente decía que no tenía”, dijo el exitoso, sobre la pandemia.
“Estar inmersos en la tecnología y utilizar esta herramienta de gran impacto para potencializar nuestras marcas es el plus para quizás salir de una zona de confort y trazar un nuevo camino al éxito”, concluyó Gabriel.
Fuente: Pulzo
