Elección de contralor general

Columnistas
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Por: Rodrigo Villalba Mosquera

La elección del nuevo Contralor General de la República formó una enorme controversia en la actualidad política del país, porque fue elegido con el respaldo de los partidos de gobierno, aunque finalmente hasta la oposición lo apoyó. Y viene la discusión de si el Contralor debe ser de bolsillo del Gobierno o de la oposición.

Desde que conozco, la Contraloría General de la República es lo mismo, elegida por los congresistas con un fortín burocrático atractivo para ellos, lo que ha cambiado es el procedimiento mismo de la elección, en algunas épocas lo elegía la Cámara de manera libre, en otras con terna del Consejo de Estado, con la reforma del 91 lo elige el Congreso Pleno de terna de las Cortes, y más recientemente se inventaron el concurso de méritos donde está de por medio una universidad y una comisión accidental del propio Congreso para escoger el listado de finalistas para que éste lo designe. Proceso meritocrático que el común de los colombianos no cree, generalmente.

La Contraloría General de la República se creó con la Ley 42/23 después de que el gobierno de entonces acogiera la recomendación de una comisión de expertos norteamericanos con el fin de reorganizar nuestras finanzas públicas, envuelta en una profunda crisis producto de la inestabilidad social y económica, generada por las guerras de principio del siglo pasado. Para cumplir a cabalidad esta función la misión de expertos buscaba que los recursos entraran sin ningún contratiempo al fisco, y después con el concepto claro de vigilancia fiscal.

La elección del Contralor por el Congreso está soportada en la estructura del Estado de Derecho, donde hay tres ramas del poder público independientes, de la cual el Congreso es una de ellas. Y como el legislativo adolece de uno de sus principios rectores, que es soberanía, autonomía e independencia, pues lo que haga siempre será cuestionado, máxime cuando hoy está a flor de labio la presunción popular de que siempre habrá de por medio canonjías, y más recientemente se ha ido generalizando el término ‘mermelada’. Es aquí el quid del asunto.

Polémica y controversia siempre habrá alrededor de la elección del Contralor con el actual sistema. El jefe del órgano de control no puede ser abyecto al Gobierno para que no lo vigile y controle, pero tampoco de la oposición convirtiéndose en obstáculo o en persecución contra el ejecutivo, lo que debe hacer es ejercer su función de control fiscal con transparencia e independencia, como lo afirmara el propio Contralor recién elegido.

Creo que como el problema es crítico y de fondo, tiene razón el presidente del Congreso Roy Barreras, de revivir la propuesta del Tribunal de Cuentas adscrita a la Rama Judicial con independencia total.

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