Columnistas
EL MARCO JURÍDICO DE LA PROTESTA

Por: Jesús Vallejo Mejía
La protesta social no está configurada en rigor como derecho en la Constitución Política. A ella se refiere el Acuerdo con las Farc en su numeral 2.2.2. diciendo que “La movilización y la protesta pacífica, como formas de acción política, son ejercicios legítimos del derecho a la reunión, a la libre circulación, a la libre expresión, a la libertad de conciencia y a la oposición en una democracia”(vid. https://peacemaker.un.org/sites/peacemaker.un.org/files/Colombia%20Nuevo%20Acuerdo%20Final%2024%20Nov%202016_0.pdf)
El Acuerdo de marras dispone en el mismo numeral que se deben otorgar garantías plenas tanto para la movilización, la protesta y la convivencia pacífica, como para “los derechos de los y las manifestantes (sic) y de los demás ciudadanos y ciudadanas (sic)”… “sin perjuicio del ejercicio de la autoridad legítima del Estado conforme a los estándares internacionales en materia de protección del derecho a la protesta.
Dentro de este concepto, se dispone sobre “Garantías para la aplicación y el respeto de los derechos humanos en general”. Se añade que “Las movilizaciones y las protestas, incluyendo los disturbios se tratarán con pleno respeto de los derechos humanos por parte de la autoridad legítima del Estado, garantizando, a la vez, de manera ponderada y proporcional, los derechos de los demás ciudadanos”.
Visto lo que precede, se tiene que la movilización y la protesta se encuadran dentro de varios derechos: a la reunión, a la libre circulación, a la libre expresión, a la libertad de conciencia y a la oposición, cada uno de los cuales ostenta su propio contenido y es susceptible de regulaciones diversas por parte de la Constitución y la Ley.
De entrada, se observa que la huelga no hace parte de dicho conjunto de derechos, pues está sujeta a su propia normatividad constitucional y legal. Los llamados paros, entendidos como suspensión forzada de actividades, tampoco están comprendidos dentro de la movilización y la protesta, salvo que se circunscriban a actividades netamente privadas de los que pretendan manifestarse. Por consiguiente, no caben ahí los bloqueos de vías ni de poblaciones, como tampoco que se impida la prestación de servicios públicos ni la ejecución de actividades productivas.
Se hace hincapié en que la movilización y la protesta deben ser pacíficas, vale decir, no violentas. Por consiguiente, si sus promotores y partícipes toleran y hasta fomentan la acción de vándalos en sus manifestaciones, por definición ya dejan de ser pacíficas y mal pueden gozar de las garantías previstas en el Acuerdo.
Éste insiste en que hay que garantizar tanto los derechos de los interesados en la movilización y la protesta, como los de terceros, “de manera ponderada y proporcional”. Por consiguiente, queda claro que la protesta y la movilización no son materia de derechos absolutos y ni siquiera de mayor jerarquía que los derechos de terceros, que son muy variados, tales como el libre acceso al uso público de los bienes de esta categoría, la movilidad, la seguridad personal, la propiedad privada, la libre empresa, el trabajo, etc.
Ello significa que de suyo la movilización y la protesta son susceptibles de acotaciones espacio-temporales, pues hacerlas indefinidas conlleva necesariamente el sacrificio injustificado de derechos fundamentales de terceros.
La autoridad debe garantizar, pues, tales derechos, pero le toca velar para que no se abuse de los mismos ni su ejercicio sirva de pretexto para vulnerar a quienes no participen de ellos.
¿Cómo puede obrar la autoridad en estos casos?
Hay, desde luego, respuestas inmediatas, consistentes en hacer uso de la fuerza legítima para impedir los desbordamientos e impedir o superar el agravio a sus víctimas.
El Acuerdo habla de someterla a los estándares internacionales en materia de protección del derecho a la protesta, así como del respeto de los derechos humanos de quienes lo ejerzan.
Se ha interpretado esto como una severa restricción al uso no sólo de armas de fuego para hacer efectiva la contención de los violentos, sino incluso la de otros artilugios contundentes que puedan impactarlos físicamente. Se olvida que lo que es materia de protección es el ejercicio pacífico de la movilización y la protesta, no sus derivaciones violentas. También se olvida algo en lo que ha puesto énfasis el expresidente Uribe Vélez, a saber: la legítima defensa de los agentes de la fuerza pública y, por extensión, la de los terceros amenazados o vulnerados por la acción antijurídica de los vándalos.
Ya no recuerdo cuál de mis profesores de Derecho mencionaba este sapientísimo dicho, cuya autoría en alguna parte vi que se adjudicaba a Pascal, pero no he podido confirmarla: “La fuerza, sin el Derecho, es la arbitrariedad; pero el Derecho sin la fuerza es la irrisión”. Muy a menudo se los repetí a mis discípulos.
La autoridad legítima debe obrar de acuerdo con la normatividad, pues tal es la esencia del Estado de Derecho. No obstante, a ella le corresponde, como bien tenido se tiene, sobre las que por lo pronto no en el pensamiento político-jurídico, el ejercicio del monopolio de la fuerza dentro de la sociedad.
Contra ese monopolio atentan los vándalos y quienes los azuzan para subvertir el orden social.
Tarea de la Policía es garantizarlo. Pero si de hecho sus poderes normales son insuficientes, el artículo 217 de la Constitución Política dispone la actuación de las Fuerzas Militares, con la finalidad primordial de proteger el orden constitucional.
Y, en último término, si se presenta el caso de grave perturbación del orden público que atente de manera inminente contra la estabilidad institucional, la seguridad del Estado, o la convivencia ciudadana, y que no pueda ser conjurada mediante el uso de las atribuciones ordinarias de las autoridades de Policía, el artículo 213 de la Constitución Política faculta al Presidente para declarar el estado de conmoción interior.
Si bien el Acuerdo con las Farc privilegia el diálogo como respuesta a las demandas de quienes se movilizan y protestan, ello supone el ejercicio pacífico de estos derechos. Pero si el abuso de los mismos, tal como está sucediendo ahora, se convierte en herramienta revolucionaria conducente a la vulneración de derechos fundamentales de los habitantes del territorio nacional y el deterioro generalizado del orden público, el Presidente no puede hacer caso omiso de los deberes constitucionales que juró cumplir al tomar posesión de su cargo.
Se ha dicho con sobra de razones que quienes están abusando de estos derechos deben responder penal y patrimonialmente por los destrozos que se han producido en varias jornadas de desorden que amenazan con hacerse interminables. Es tema que amerita consideraciones adicionales sobre las que por lo pronto no deseo ocuparme todavía. Más adelante lo haré, Deo volente.
Columnistas
Le metieron los dedos en la boca – Crónicas de Gardeazábal

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
Petro dijo el pasado viernes en Sevilla que cuando eligieron a Germán Bahamón como gerente de la Federación Nacional de Cafeteros le metieron a él, presidente de la república, “los dedos en la boca”. Razones no le faltan.
Algunas de ellas las comenté aquí o en mi cuenta de tuiter porque eran demasiado protuberantes, pero quizás la más evidente fue la de desconocer el tuiter que un día antes de su elección envió al Congreso Cafetero solicitándoles que aplazaran la decisión de elegir gerente de la Federación hasta que se posesionaran los nuevos ministros de Hacienda y Agricultura, que hacen parte por ley del Comité Nacional de Cafeteros.
Los cafeteros defendiendo un criterio feudal antiquísimo de que son independientes, han insistido en que son un gremio privado, negando las responsabilidades fiscales inherentes porque la Federación administra y gasta, y se sostiene, del Fondo Nacional del Café, un impuesto parafiscal propiedad de la nación.
Pero independiente de eso y con todo respeto del presidente Petro, creo que le metieron más que los dedos en la boca. Y lo digo porque el señor Bahamón no informó al Comité que hacía la preselección que tiene pendientes 5 procesos fiscales en la Contraloría de Bogotá por casi 5 mil millones de pesos y que, por uno de ellos, se ordenó un embargo sobre apartamento en el edificio Torremolinos en Neiva, que a la fecha de su elección seguía vigente.
Por supuesto, Bahamón no ha sido condenado, pero no informó de esos detalles con la misma frescura conque pretendió desbaratar su vinculación con la empresa manufacturera de Café, Agroprincipado, certificada por Cámara de Comercio de Neiva, presentando una constancia de un contador de que allí no se presentaron ingresos que lo inhabilitaran para ser elegido gerente.
Quizás, como lo dijo el exalcalde de Pereira, Álvaro Ramírez González en su columna, el lio en que están metidos los cafeteros con el presidente Petro solo se soluciona con la renuncia de Bahamón.
Columnistas
Todo les queda grande – Crónicas de Gardeazábal

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal
A este gobierno del Pacto Histórico todo les queda grande. Hasta las gafas que usa el Comisionado de Paz. Lo sucedido el fin de semana cuando se anunció que por primera vez en 20 años el ICFES no realizaría sus pruebas en la fecha acordada porque se les trabaron los cables o las plataformas con la ignorancia, ya va siendo común a todos los funcionarios públicos del presidente para abajo.
Chasco grave, muy grave, para la ministra de Educación, tan recomendada, tan discreta y tan bien puesta en su aire profesoral. Y ni qué decir de la tal Paz Total. Esa si que les quedó grande, por ambiciosos, por despistados o por posudos.
La quisieron hacer con unos y otros creyendo que con cambiarles las etiquetas de bandidos a todos por igual podían armar el tinglado para perdonar, olvidar y compensar a los que dejaran de hacer la guerra y se olvidaran del crimen como herramienta de vida.
Fracaso total. Se encartaron como la loca Chila, con las once batas, cuatro enaguas y cinco brasieres que se ponía. Y chasco grave, muy grave para el canciller Leyva, que cual ángel guardian custodiaba, armaba y trataba de meter en el mismo frasco la paz, la guerra, a Mordizco a los elenos y al golfo,así quien apareciera metiendo la mano fuera el Comisionado.
Pero también les quedó grande, y muy grande, el tratar de convertir en norma legal y en estatuto perenne la religión de Hildebrando y su hija Irene con la transición energética.
Tienen a Ecopetrol a punto de hacer agua perdiendo billones de pesos de su patrimonio accionario en bolsa, a los productores de energía eólica recogiendo sus trastos en la Guajira por no saber hablar con los wayú y al país pensando si en el 2024 llegará de nuevo el racionamiento.
Y, como la terquedad sectaria juega al alimón con la ignorancia de los que posan de sabios, insisten en dejarnos sin gas y sin petróleo, así nos acarreen hambrunas inatajables y retrocesos demenciales. Que chasco ! Todo les quedó grande!
Columnistas
“La Magia como Terapia” Los Beneficios de Asistir a un Espectáculo de Magia e Ilusionismo

Por: Rubén Darío Restrepo «Don Mago»
En nuestra búsqueda constante de bienestar y felicidad, a menudo subestimamos el poder que pueden tener las experiencias artísticas en nuestra salud mental. Uno de los espectáculos que ha demostrado ser especialmente efectivo como terapia es la magia y el ilusionismo. Más allá de entretenernos y asombrarnos, presenciar un buen espectáculo de magia puede tener beneficios significativos para aquellos que sufren de estados depresivos, tristeza, ansiedad y otros problemas psicológicos. En este artículo, exploramos cómo la magia puede actuar como una forma de terapia y cómo puede brindar tanto diversión como alivio emocional.
1. Estimulación y distracción positiva: Asistir a un espectáculo de magia e ilusionismo proporciona una distracción saludable y estimulante para aquellos que luchan contra estados depresivos o ansiedad. Durante el espectáculo, nos sumergimos en un mundo lleno de misterio y sorpresa, desviando temporalmente nuestra atención de las preocupaciones y pensamientos negativos. La maravilla y el asombro que experimentamos nos permiten escapar de nuestras propias realidades, brindando un alivio momentáneo.
2. Generación de emociones positivas: La magia tiene el poder de evocar emociones positivas y despertar la alegría y el entusiasmo en nosotros. Al presenciar los actos de ilusionismo, nuestras mentes son estimuladas y se despiertan sentimientos de asombro, admiración y sorpresa. Estas emociones positivas pueden contrarrestar los sentimientos de tristeza y depresión, brindando un impulso en nuestro estado de ánimo y ayudándonos a experimentar momentos de felicidad y alegría.
3. Fomento de la imaginación y la creatividad: La magia alimenta nuestra imaginación y nos invita a creer en lo imposible. Al presenciar trucos mágicos, nuestra mente se abre a nuevas posibilidades y nos permite explorar el mundo de la fantasía. Esta estimulación de la imaginación y la creatividad puede ser especialmente beneficiosa para aquellos que luchan contra la depresión, ya que les ayuda a escapar de los patrones de pensamiento negativos y a ver las cosas desde una perspectiva diferente.
4. Conexión social y sentido de comunidad: Asistir a un espectáculo de magia es una experiencia compartida con otras personas. Puede proporcionar una oportunidad para conectarse con amigos, familiares o incluso desconocidos que comparten el mismo interés en el ilusionismo. El sentido de comunidad y pertenencia que se experimenta en un evento de este tipo puede ayudar a combatir la soledad y promover la interacción social, lo cual es fundamental para la salud mental.
5. Inspiración y motivación: La magia puede ser una fuente de inspiración y motivación para superar obstáculos en la vida. Al presenciar trucos aparentemente imposibles, somos testigos de la habilidad, la dedicación y la perseverancia de los magos. Esto puede inspirarnos a enfrentar nuestros propios desafíos con una mentalidad positiva y motivarnos a encontrar soluciones creativas ante las dificultades.
Los espectáculos de magia e ilusionismo no solo nos brindan diversión y entretenimiento, sino que también tienen el potencial de actuar como terapia para mejorar estados depresivos, tristezas, ansiedad y otros problemas psicológicos. La magia estimula nuestras mentes, genera emociones positivas, fomenta la imaginación, fortalece las conexiones sociales y nos inspira a superar obstáculos. Así que, la próxima vez que necesites un impulso emocional o simplemente deseas pasar un rato divertido, considera asistir a un buen espectáculo de magia o ver el video de algún mago en especial. La magia puede ser mucho más que solo ilusiones; puede ser una herramienta poderosa para nuestro bienestar mental y emocional.
-
Internacionaleshace 4 semanas
Detienen a excandidato que alegó fraude en elecciones de Paraguay
-
Deporteshace 4 semanas
Olimpia le aguó la campaña perfecta a Nacional: agridulce empate en el Atanasio
-
Entretenimientohace 4 semanas
Anuel AA le dedicó canción sin tapujos a Karol G con picante recuerdo sobre su noviazgo