El «alvarismo» viudo del poder en Medellín.

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Por: Santiago Jaramillo Botero.

Con más de trescientos mil sufragios el 27 de octubre de 2.019, Daniel Quintero Calle se convirtió en el mayor elector histórico de los medellinenses, superando con más de 70 mil votos al hijo de Luis Alfredo Ramos Botero y ni qué decir al candidato del «ballenismo» Juan David Valderrama del linaje de Sergio Fajardo Valderrama en Medellín, que en resultados políticos con cerca de veinte mil sufragios, tuvieron más vallas que votos.

Esta es la realidad política medellinense, los viudos del poder y sus tramoyas de quinquenios atrás aún no se despiertan del guayabo electoral ni de la paliza que le dió el pueblo al Stato Quo, eligiendo un alcalde que no tuvo magnas empresas tradicionales de Antioquia llevándole tulas de dinero para que continuaran los mismos con las mismas en campaña.

Le duele mucho a Álvaro que Daniel Quintero Calle tenga protagonismo y liderazgo nacional, por que sin duda alguna es su antítesis política, es un enfrentamiento entre lo ortodoxo y lo moderno, un Nokia 1100 contra un iPhone 13.

Siento desesperado a Álvaro con su obsesión en contra del alcalde Daniel, considero que le hace falta Lina. Explota día y noche inventando chismes de esquina en sus redes en contra de la dignidad de la familia del alcalde Quintero, que bajeza, de toda su mínima y real estatura.

El «alvarismo» no encuentra votos ni respaldo popular en las calles de Medellín, ellos están en el Titanic tras el choque con el iceberg en pleno teatrino de madera, con sus músicos a plena función siguen felices con el ego plenipotenciario hacia el fondo del océano político medellinense, por que de algo si estoy convencido: el «alvarismo» no pondrá alcalde en Medellín en muchos lustros venideros.

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Vemos una ciudad en obra, con las dinámicas comerciales regresando a plenitud, con los estudiantes ávidos de conocimiento y con unos pesos de más gracias a la matrícula cero en entidades del conglomerado de la administración local, pionera en Colombia, también una metrópoli con estímulos al arte y a la cultura, nunca vistos en cuatrienios de otrora, una urbe que se proyecta al futuro con un mandatario visionario.

Los hallazgos que en materia fiscal se han evidenciado del robo a Hidroituango y que son culpa de los mismos líderes viudos del poder y perdedores en las elecciones locales, son la noticia que no quieren que se propague por qué tienen un rabo de paja que arde y tienen solo gasolina para apagarlo, es un nocivo y muy caco liderazgo hurtándole al pueblo millones de dólares y gestando catástrofes como la del embalse, cuyos responsables los vemos gozando como candidatos presidenciales, que tamaño colombianada, ¡Cochinos!.

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