Columnistas
El abejicidio del glifosato

Por: Guillermo Mejía
Algunos le atribuyen a Einstein la famosa frase que dice que “la vida sin abejas sería un desastre global; al hombre sólo le quedarían cuatro años de vida. Sin abejas, no hay polinización, ni hierba, ni animales, ni hombres”.
La FAO afirma que existen 100 especies de vegetales que proporcionan el 90% de los alimentos del mundo y que de ellos el 71% dependen de la polinización de estos insectos.
El herbicida glifosato ya no es tan inocuo como se creía antes, sino que, por el contrario, existen estudios serios que afirman que no solo tiene relación con cáncer en personas, sino que también afecta a las abejas como lo sostiene la revista Proceedings, el órgano de la Academia de Ciencias de los Estados Unidos en su publicación del 9 de octubre de 2.018.
De inmediato la multinacional Bayer, la de la aspirina y del Zyklon B de Auschwitz, propietaria actual de la firma Monsanto, a la que compró por 66 mil millones de dólares, la mayor productora del herbicida, salió a negar la validez del estudio con unos flacos argumentos que no desvirtúan para nada la seriedad de la Academia norteamericana.
La alarma por la reducción de la población de abejas en el mundo es un hecho corroborado en los países con mayor producción de alimentos, comprobado que su causa es la utilización masiva de herbicidas como el glifosato.
La aspersión con glifosato estaba suspendida desde el año 2015 y ahora se preparan en los hangares de San José del Guaviare, como si se tratara de una gran batalla contra los peligrosos enjambres de abejas, los aviones Air Tracto y los helicópteros, según le escuché a un general, adaptados con una tecnología de alta precisión que permite que el glifosato solo le caiga a las matas de coca sin tocar otros cultivos, ni molestar a la gente, algo así como los confetis que tiran en las piñatas para alegrar la fiesta. Eso es un insulto a la inteligencia de la gente.
Al parecer los costos de esta fumigación también saldrán de la reforma tributaria, vía presupuesto nacional, pues el senador demócrata Patrick Leahy, presidente del Comité de Apropiaciones del Senado, ha manifestado que se opondrá a que se usen fondos de los Estados Unidos para financiar las fumigaciones aéreas.
Siete Relatores de Procedimientos Especiales del Sistema de Naciones Unidas le recordaron al Gobierno Nacional que las fumigaciones con glifosato van en contravía de claras obligaciones internaciones suscritas por Colombia en defensa de la salud, del medio ambiente, de la alimentación, de los niños, de los pueblos indígenas y afrodescendientes y lo peor que sucederá es que le colgarán la lápida a los líderes sociales que defienden la sustitución de cultivos. De inmediato, la brillantísima ministra de relaciones exteriores de Colombia descalificó el llamado de los agentes de la ONU con el contundente argumento de que tales funcionarios internacionales estaban “prejuzgando”.
Si fuera tan inocuo el glifosato, Colombia no le hubiera tenido que pagar al Ecuador 15 millones de dólares producto de una conciliación ante la Corte Internacional de Justicia, para reparar a las comunidades ecuatorianas habitantes de la zona fronteriza de los dos países, según reza el fallo de este tribunal de fecha 13 de septiembre de 2.013.
Que se conozca, a ningún funcionario del gobierno Uribe, que ordenó la aspersión que afectó a las comunidades ecuatorianas, se le ha seguido proceso alguno para recuperar ese dinero como lo ordena el artículo 90 constitucional. En este caso, como en el ataque al campamento de las Farc en ese mismo país, la sacamos barata. Por poco nos expulsan de la OEA.
Mientras tanto el gobierno, con este programa de fumigación con glifosato, no solo va a propiciar que la población de abejas disminuya en miles de hectáreas con evidente perjuicio de los cultivos de pan coger de los que se alimenta la población de esas áreas rurales, sino que será otro ataque frontal al proceso de paz firmado con las Farc-EP, acuerdo declarado exequible por la Corte Constitucional, con fuerza de cosa juzgada, que permite que las comunidades opten por la sustitución de cultivos o por la erradicación manual, pero la verdad es que ha habido más recursos para la fumigación aérea que para la sustitución o si no que lo digan los campesinos de Briceño, Antioquia, a quienes les hicieron conejo con los recursos que les prometieron para erradicar manualmente las matas de coca.
Mientras tanto, cultivo que se fumigue es cultivo que se trasladará selva adentro desbrozando la vegetación nativa. Los traquetos deben estar felices pues el precio de la cocaína se disparará.
El gobierno de los pobres: la reforma tributaria en las ciudades y el glifosato en el campo.
César Augusto Betancourt Restrepo
15 MIL RAZONES PARA MARCHAR YA

Por: César Augusto Betancourt Restrepo
- La falta de acción de la oposición colombiana será la gasolina que utilice Petro para seguir manteniendo el bote a flote pese a los escándalos que rodean al mandatario y su círculo cercano.
Napoleón Bonaparte frenó su avance contra Wellington a causa de las lluvias que habían embarrado el terreno; el emperador auspició una mejora en el clima para poder avanzar con efectividad, pero esto no ocurrió. Esta demora fue el tiempo que necesitó Gran Bretaña para reunirse con el ejército prusiano, y juntos, derrotar a las fuerzas napoleónicas. En Waterloo se selló el destino del otrora caudillo francés.
Dice el adagio popular que lo único que no se recupera es el tiempo perdido. Napoleón podría dar cátedra del tema.
En Colombia estamos siendo testigos de un escándalo de magnitudes dantescas. Reformas que destruyen nuestra economía, niñeragate, corrupción, proceso 15mil, acusaciones de consumo de drogas en altos funcionarios del Gobierno (posiblemente el mismo presidente), intimidaciones a la prensa, ataques sistemáticos al equilibrio de poderes, arremetida terrorista contra el pueblo y la lista sigue. Mientras esto ocurre, el liderazgo de la oposición se diluye entre la espera desesperante y la desesperanza de no ver luz al final del túnel en los próximos años.
Los levantamientos populares tienen que ser liderados para no caer en el caos ni la anarquía, pero a su vez se alimentan de la espontaneidad y el calor del momento; la indignación se debe aprovechar, no para hacer marchas inocuas de dos horas los domingos, sino para estar permanentemente en la calle, exigiendo que se corrija el camino, que renuncie determinado mandatario o para instaurar una reforma en particular.
Desaprovechar el momento es lo mismo que firmar una rendición anticipada… y sin dar batalla. No se necesitan jornadas de pegatones de miroperforados en Juanbe, ni semanas de planeación; una ruta, un liderazgo claro, una consigna concreta y la euforia del momento ¡No es más!
Lo ocurrido en Colombia ya habría provocado la dimisión del Primer Ministro de Inglaterra, la renuncia del presidente de Francia o multitudinarias marchas en Estados Unidos. Por menos ya habrían guillotinando a Iván Duque si aún fuese presidente.
¿Esperar qué?
Columnistas
La izquierda trae pobreza

Por: Luis Gabriel Gómez, diputado de Antioquia
La izquierda trae pobreza: que lo digan los venezolanos, los argentinos, cubanos y nicaragüenses. No podemos permitir que la izquierda siniestra se consolide en nuestro país.
La izquierda, con su discurso de igualdad y justicia social, ha logrado captar la atención de muchos ciudadanos que anhelan un cambio en la estructura política y económica de sus países. Sin embargo, es fundamental analizar los resultados y las consecuencias de las políticas de izquierda en naciones como Venezuela, Argentina, Cuba y Nicaragua. Estos países, que han experimentado la consolidación de este tipo de gobiernos, han sido testigos del deterioro económico y la creciente pobreza que han dejado a su paso.
Comencemos por Venezuela, una nación que alguna vez fue la más próspera y rica de América Latina. Hoy, bajo el régimen chavista y su sucesor, Nicolás Maduro, el país se encuentra sumido en una profunda crisis económica y social. La falta de respeto por los principios democráticos y la excesiva intervención del Estado en la economía han llevado a una hiperinflación descontrolada, escasez de alimentos y medicinas, así como a una creciente migración de venezolanos que buscan desesperadamente una mejor calidad de vida en otros países.
Argentina, por su parte, ha sido víctima de una sucesión de gobiernos de izquierda que han prometido un modelo económico más igualitario. Sin embargo, la realidad es que las políticas populistas y la falta de responsabilidad fiscal han llevado al país a una recurrente crisis económica. La inflación descontrolada, la devaluación de la moneda y la falta de confianza de los inversionistas han generado un estancamiento económico que afecta directamente a los argentinos, especialmente a los sectores más vulnerables de la sociedad.
Cuba, un caso emblemático de socialismo en América Latina, ha mantenido un régimen de partido único por décadas. Bajo la fachada de equidad social, el pueblo cubano ha sufrido las consecuencias de una economía estancada y una falta de libertades básicas. La falta de incentivos para la inversión y la ausencia de una economía de mercado han llevado a una situación de pobreza generalizada, donde los ciudadanos luchan diariamente para satisfacer sus necesidades más básicas.
Nicaragua, en los últimos años, ha experimentado una escalada autoritaria bajo el gobierno de Daniel Ortega y su partido el Frente Sandinista de Liberación Nacional. La represión política, la violación de los derechos humanos y la manipulación de las instituciones democráticas han sumido al país en una profunda crisis. La economía se ha debilitado, el desempleo ha aumentado y la pobreza ha afectado a una gran parte de la población nicaragüense.
Ante estos ejemplos concretos, es imprescindible reflexionar sobre las consecuencias de permitir que la izquierda siniestra se consolide en nuestro país. No podemos permitir que las promesas vacías de igualdad terminen en una realidad de pobreza y restricciones a nuestras libertades fundamentales. Debemos ser conscientes de los riesgos y elegir líderes comprometidos con el desarrollo económico y el orden social.
Aldrin Garcia Balvin
¡Una Fumada Regulada, Mis Amigos! Pero Cuidado con los Efectos Secundarios…

Por: Aldrin García Balvin
Desde mi experiencia como estudioso del tema, que me llevó a conocer de cerca los efectos y vivir la pesadilla que conlleva en mi propia familia, me veo en la obligación de expresar mi posición contraria a la posible legalización del consumo recreativo de cannabis en Colombia. Sin embargo, no puedo evitar hacerlo con un toque picaresco y algo de humor, porque a veces hay que ver el lado divertido de las cosas.
Resulta que la Comisión Primera del Senado ha dado un importante paso hacia la regulación de la marihuana para uso adulto. Y aunque algunos están entusiasmados con la idea de liberar el humo verde en nuestras tierras, permítanme ser el aguafiestas temporal y plantear algunas dudas.
Claro, entiendo que hay argumentos a favor de la legalización. Algunos dicen que es hora de avanzar hacia una nueva política de drogas, alejada del prohibicionismo y enmarcada en un modelo de regulación. Pero, amigos míos, ¿qué pasará con nuestra juventud? ¿Estamos preparados para afrontar los efectos secundarios que esta decisión podría traer consigo?
Ahora bien, mientras algunos esperan ansiosamente el aroma del humo verde, me pregunto si debemos abandonar por completo nuestra tradición cafetera representada por el emblemático Juan Valdez. ¿Acaso queremos verlo rodeado de plantas de cannabis en lugar de cafetales? ¡Imaginen el dilema de nuestro querido Juan!
Claro, habrá quienes argumenten que el consumo recreativo de cannabis no es tan perjudicial como se cree. Y sí, hay estudios que respaldan esa afirmación. Pero también debemos tener en cuenta los posibles efectos en la salud física y mental de las personas, especialmente en aquellos cuyos cerebros aún están en pleno desarrollo.
Ahora, no vayamos a pensar que la legalización de la marihuana va a convertirnos en un país lleno de fumadores compulsivos. Pero debemos ser realistas y reconocer que existe el riesgo de que el acceso se facilite y de que algunos caigan en un consumo problemático y adictivo.
Quizás en lugar de apresurarnos en tomar una decisión, deberíamos centrarnos en fortalecer los programas de prevención, educación y tratamiento relacionados con el consumo de drogas. No digo que debamos negar el humo verde por completo, pero sí que debemos ser cautelosos y considerar todas las perspectivas antes de dar ese paso.
Como ciudadanos responsables, debemos analizar los posibles beneficios y riesgos asociados a la legalización del consumo recreativo de cannabis en Colombia. No podemos dejarnos llevar solo por la emoción del momento. A veces, una risa picaresca no viene mal para relajar la tensión, pero recordemos que estamos hablando de un asunto serio.
Desde mi conocimiento y experiencia en el tema, me permito expresar mi desacuerdo y no recomendar la aprobación de esta medida. Debemos ser conscientes de las implicaciones y proteger el bienestar de nuestra sociedad, especialmente de nuestros jóvenes. Y si al final se aprueba, ¡al menos espero que no nos convirtamos en un país de «fumadores crónicos»!
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