Por: Jordelio
Cuando se enferma el espíritu, se enferma la mirada, acaba con la risa, se opaca el brillo de la mirada, un calor infernal derrite la gracia y el humor es un enemigo que lo ataca.
He conocido personas llenas de dinero que no saben que hacer con él, y he conocido seres sin una moneda bailando al son de zumbido de una abeja.
Un espíritu enfermo genera envidia, rencor, y hablan mal de los demás así hayan sido sus protectores, porque ser desagradecido también es síntoma de un espíritu enfermo.
La persona con esa enfermedad no dura en ningún trabajo porque siempre quiere superar a los demás sin tener ningún mérito y deambulan como abejas regando el polen de la discordia.
Aparecen en su frente relieves envejecidos, blefaritis amorfas porque las descargas de catecolaminas destruye el colágeno que embellece la figura.
Es preferible una peladura que arda, que no un espíritu que ladra.
