Cuando la música es agua

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Por: Juan José Hoyos

Parecía un escenario en medio de la selva. Los músicos se hallaban sobre una tarima de madera, una especie de muelle, bajo los árboles, al pie de las aguas de un río enorme. De pronto sonó un tambor. Luego una marimba. Después sonaron las trompetas y el saxofón. Luego vinieron los coros y las voces de los solistas. Y siempre el agua del río potente, mansa.

Era el concierto del Grupo Bahía para lanzar su álbum “Ya se liberó”. El espectáculo fue trasmitido el 22 de agosto por Facebook y Youtube y fue visto y escuchado por miles de colombianos.

Después de casi 30 años de trabajo y de más de 10 años sin lanzar un álbum completo, el grupo que dirige el maestro Hugo Candelario González publicó un álbum de once canciones con ritmos tradicionales como el currulao, la juga, el aguabajo y el bunde, fusionados con ritmos africanos y latinos. Durante el concierto, las canciones salieron de sus bocas y de sus instrumentos, sin estridencias, como si fueran arullaos de navidad de los que se cantan en los pueblos del Pacífico.

Fue un concierto raro: sin gritos, ni multitudes, ni aglomeraciones, donde la música, los árboles y el río lo eran todo. Yo lo escuché maravillado por ese grupo que ha llevado nuestra música a los escenarios más exigentes del mundo y ha cultivado un instrumento olvidado de la selva, como la marimba, para hacer música.

Este milagro está escondido en el alma del maestro Hugo Candelario. Este nació en Guapi, Cauca, en 1967, en el hogar de una pareja de campesinos que tenían un taller de artesanías. Doña Aura, su madre, escapó de un incendio cuando empezaba el parto. Como todas las calles de Guapi estaban en llamas, fue llevada en canoa hasta el hospital. Cuando el niño nació, el médico le dijo a su madre que había nacido un candelario.
El niño creció en una casa llena de música, situada entre la selva y el río, donde funcionaba un taller de artesanías y se fabricaban y se vendían cununos y marimbas de chonta. Su padre don Esteban lo encomendó a José Antonio Torres, Gualajo, para que le enseñara a tocar la marimba. De él aprendió todos sus secretos. Luego estudió música en el Instituto Popular de Cultura de Cali, en el Conservatorio Antonio María Valencia y en la Escuela de Música de la Universidad del Valle.

De esta formación dual brotó un músico singular que conoce como pocos la historia de la música de raíces africanas, la música occidental y el alma de su propio pueblo. Por eso dice: “Soy de Guapi. Puedo andar con Mac o con IPhone, pero mi cosmovisión está más cerca de cómo mira el mundo un viejo del Pacífico que un profesor de la academia. Mis raíces son tan auténticas, verdaderas, naturales y sinceras, que yo hago la analogía con el agua. Después del agua puede haber un jugo muy saludable, y ya después están las mezclas, las gaseosas, los Gatorades y toda esa vaina…. pero primero está el agua. Así es la música tradicional de cualquier parte del mundo”.

“Mi música es muy de agua, además que la marimba de chonta suena a agua. Mi nostalgia es añorando esas tardes de ver el río, de ver la gente, de ver los potrillos, las canoas y escuchar la música”.

No había podido hallar las palabras justas para describir la magia de la música del Grupo Bahía. Las encontré viendo el concierto junto al río, bajo los árboles, oyendo pasar el agua en medio de la música. Las palabras las dijo el maestro en una entrevista con la Radio Nacional: “La música de marimba es agua que entra al cuerpo pero por los oídos…”

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FE DE ERRATAS:

En el texto original de esta crónica, publicado en el periódico EL COLOMBIANO, de Medellín, el 30 de agosto de 2020, hubo un error involuntario de su autor, Juan José Hoyos. Donde aparece el nombre del maestro HUGO CANDELARIO GONZÁLEZ, dice HUGO CANDELARIO VALENCIA. Debe decir: HUGO CANDELARIO GONZÁLEZ, que es el verdadero nombre del gran músico del Pacífico caucano colombiano. El error se repitió en la evocación de esa crónica hecha de manera automática por FACEBOOK el pasado 30 de agosto de 2021. Rogamos al maestro nos disculpe.

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